¿Tener un máster ayuda a encontrar un mejor trabajo?
No hace demasiados años, existía una creencia generalizada que asociaba el estudiar una carrera con encontrar un empleo. Una convicción que se ha demostrado ya obsoleta, en su mayor parte por la llegada de la crisis y sus terribles consecuencias (mala salud del mercado laboral, precariedad…), pero también por la aparición del concepto ‘especialización’ y un creciente número de ofertas de empleo que la exigen como requisito indispensable. La idea que subyace tras esto es simple: ya no basta con pasar por la universidad cuatro o cinco años; al terminarla, bien sea de inmediato o más tarde, es necesario continuar formándose con un máster o posgrado.
Los estudiantes (y también los trabajadores en activo) parecen haber captado el mensaje. No en vano, según el estudio Empleabilidad de la población cualificada, elaborado por EAE Business School, la demanda de estas formaciones se ha incrementado casi un 8% en el último año: de 190.143 matriculados en el curso 2016-2017 se ha pasado a 205.049 en 2017-2018, mayoritariamente en la rama de las ciencias sociales y jurídicas. El aumento ha sido tal, que el número total de alumnos de máster suponen ya una sexta parte de los inscritos en grado.
Unas cifras que no deberían de extrañar si se tiene en cuenta que aquellos que deciden continuar formándose con un máster o posgrado tienen casi asegurado encontrar un empleo: tan solo el 6,73% de los titulados que cuentan con uno no ha trabajado desde su finalización, según revela el Observatorio de Empleabilidad y Empleo Universitarios en su Barómetro de empleabilidad y empleo universitarios. Edición Máster 2017.
El estudio también refleja que el 42% de los egresados con una titulación superior de este tipo firmó un contrato indefinido tras terminar sus estudios, el 39,9% un contrato temporal y el 11,44% gozó de una beca, de prácticas, de un contrato de formación, prueba o aprendizaje. Asimismo, más del 50% obtuvo su primer empleo antes de que pasaran seis meses y casi un 27% lo encontraron antes de los tres primeros meses.
Parece claro, por tanto, que incluir un máster o posgrado en el CV allana la entrada al mercado laboral. Y, en el caso de que ya se esté dentro, facilita la movilidad. “Es imprescindible para completar la formación universitaria y llegar a los procesos de selección con los conocimientos adecuados y superarlos”, opina María Eizaguirre, Directora del Máster en Periodismo Deportivo Multimedia de la Escuela Superior de Imagen y Sonido CES de Madrid.
¿Qué máster cursar y dónde hacerlo?
Pero, pese a que las cifras anteriormente expuestas son bastante positivas, el mero hecho de cursar un máster no implica acceder automáticamente a un puesto de trabajo de calidad y bien remunerado. Decantarse por un programa más práctico y escoger una escuela que cuente entre sus filas con profesionales de reconocido prestigio puede ser clave. Y es que, a la hora de examinar a un candidato, no se valora tanto el título de máster en sí mismo, sino su contenido. “Lo principal en un máster es salir bien formado y con las habilidades necesarias para afrontar su día a día”, asegura Juan José Echevarría, Director del Master en Periodismo en Radio, TV y Multimedia del mismo Centro
De ahí que los máster y cursos de posgrado que ofrece esta escuela, homologada para impartir títulos de formación profesional pertenecientes al sector audiovisual desde 1984, sean eminentemente prácticos, orientados a proporcionar a los estudiantes habilidades que les permitan desenvolverse con soltura en las futuras tareas que desempeñen en su puesto de trabajo.
“Nuestras titulaciones son fundamentalmente prácticas. En el caso del Máster en Periodismo, Radio, TV y Multimedia, el aula funciona como si fuese una redacción de radio con su estudio o un plató de TV, según el módulo del máster. Los profesores, además, son profesionales en activo y reconocidos dentro del Sector”, prosigue Echevarría. Una virtud, esta última, que no es baladí: al contar con una sólida conexión con el sector audiovisual a través de los profesionales que colaboran con el centro, los alumnos incrementan sus posibilidades de ser seleccionados cuando buscan seleccionar personal para contratar.
Las instalaciones, otro factor determinante
Además de valorar a fondo el contenido del programa y la calidad de los docentes, los futuros estudiantes también deben evaluar las instalaciones de la escuela o universidad en cuestión, pues de ellas depende, en buena medida, el equipamiento técnico que puedan albergar y presentar al alumnado. “Nosotros, en nuestros 8.500 m2 ,ofrecemos equipamiento y materiales de vanguardia, para permitirles el acceso al mercado laboral en las condiciones más favorables”, cuenta Echevarría.
Otro punto interesante de apreciar son los convenios que la escuela tenga firmados para realizar prácticas, aunque Eizaguirre matiza: “Importante sí, pero no prioritario. Al final, lo que cuenta es que las empresas comprueben la buena formación que reciben los alumnos. En nuestro caso, son ellas las que nos los demandan”.