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Combatimos la esclavitud infantil en las minas de oro de Burkina Faso

Ayer se celebró el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, una práctica ilegal en la mayoría de países del mundo, pero que se sigue practicando. En este sentido, la responsable de protección infantil de Educo, Laurence Cambianica, explica que “actualmente consideramos como niños y niñas esclavos del siglo XXI aquellos que son forzados a prostituirse, a traficar con drogas, a ser soldados en las guerras, a mendigar, a trabajar en condiciones infrahumanas. Aunque son muchos los gobiernos que trabajan para acabar con estas atrocidades, las medidas que se están llevando a cabo son absolutamente insuficientes”.

Por todo ello, pedimos tanto al gobierno español como a la comunidad internacional que adopten con urgencia medidas eficaces para poner fin a cualquier forma de esclavitud moderna. Según Cambianica, “la esclavitud infantil nos puede parecer un problema lejano, pero no lo es. Solo por poner un ejemplo, diversas organizaciones dedicadas a la infancia estimamos que cada año unos 40.000 ciudadanos españoles viajan al extranjero para tener relaciones sexuales con niños, niñas y adolescentes que son obligados a prostituirse”. Asimismo, desde nuestra ONG señalamos que, aunque las víctimas pueden superar esta situación, las consecuencias de por vida son irreparables.

Desde 2017, trabajamos para erradicar la esclavitud infantil en las minas de oro de Burkina Faso. En el país hay 200 minas reconocidas oficialmente y más de 700 ilegales, que emplean a más de un millón de personas, de los que casi 20.000 son niños, niñas y adolescentes. Muchos dejan la escuela para trabajar en las explotaciones mineras. Para los responsables de las minas, la mano de obra infantil es un importante ahorro de costes. Para las familias se trata de un ingreso más, muchas veces indispensable. A causa de este trabajo, los menores pueden sufrir graves problemas respiratorios por el polvo de las minas, enfermedades neurológicas provocadas por el uso de productos tóxicos como el mercurio o importantes problemas de espalda por el peso que cargan, entre otros. Asimismo, al ser un entorno en el que se consumen alcohol y drogas, también están expuestos a abusos físicos, psicológicos y sexuales.

Con el objetivo de alejar a los niños del peligro de la mina y acercarlos a las escuelas, desde Educo trabajamos con las familias para que puedan aumentar sus ingresos sin necesidad de que los pequeños dejen lo estudios. Asimismo, colaboramos estrechamente con las escuelas. Ahí, se identifica a los alumnos que trabajan en las minas de oro, se les explica los riesgos que supone hacer este trabajo y se apoya educativamente a los que vuelven a ir a clase. Además, se trabaja con la comunidad para sensibilizar sobre el derecho a la educación de la infancia. En el proyecto participan más de 2.500 niños, niñas y adolescentes.

Ayer se celebró el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, una práctica ilegal en la mayoría de países del mundo, pero que se sigue practicando. En este sentido, la responsable de protección infantil de Educo, Laurence Cambianica, explica que “actualmente consideramos como niños y niñas esclavos del siglo XXI aquellos que son forzados a prostituirse, a traficar con drogas, a ser soldados en las guerras, a mendigar, a trabajar en condiciones infrahumanas. Aunque son muchos los gobiernos que trabajan para acabar con estas atrocidades, las medidas que se están llevando a cabo son absolutamente insuficientes”.

Por todo ello, pedimos tanto al gobierno español como a la comunidad internacional que adopten con urgencia medidas eficaces para poner fin a cualquier forma de esclavitud moderna. Según Cambianica, “la esclavitud infantil nos puede parecer un problema lejano, pero no lo es. Solo por poner un ejemplo, diversas organizaciones dedicadas a la infancia estimamos que cada año unos 40.000 ciudadanos españoles viajan al extranjero para tener relaciones sexuales con niños, niñas y adolescentes que son obligados a prostituirse”. Asimismo, desde nuestra ONG señalamos que, aunque las víctimas pueden superar esta situación, las consecuencias de por vida son irreparables.