Generar trabajo participativo y colaborativo. Ofrecer sistemas de construcción no convencionales en el ámbito rural, menos contaminantes y con técnicas más seguras. Y construir prototipos de refugios o alojamientos que se integren en el entorno con el menor impacto medioambiental. Son algunos de los objetivos que buscan los talleres que preparan Multihabitar y La Fábrika de Toda la Vida, dos entidades de Badajoz que impulsan la construcción colaborativa del entorno, para desarrollar lo que han denominado bioconstrucciones prefabricadasioconstrucciones prefabricadas. Los materiales serán los que las dehesas extremeñas les ofrezcan, desde paja y tierra a lana y piedras.
“Por qué centrarnos en un prototipo cerrado cuando podemos trabajar en modelos abiertos que sirvan para disfrutar y valorar aún más el entorno como es el caso de las dehesas”, se pregunta José Milara, arquitecto de Multihabitar y uno de los impulsores de los talleres. “Nos planteamos un lugar que sirviera de refugio o un espacio para el avistamiento de aves en el que poder estar un fin de semana y que tuviera el mínimo impacto ambiental en la zona”, explica.
Para ello se pensaron que los materiales fueran lo más locales posibles, como los que se encuentran en las propias dehesas. “Si vamos a una dehesa y hay granito pues trabajaremos con ello, si hay cal usaremos cal; emplearemos las piedras que se apartan para arar el trigo o la paja que da el cultivo de cereal”, detalla el arquitecto.
Trabajar con otros agentes
Pero no solo el empleo de materiales que deja la tierra local minimiza el impacto en el entorno. Saber dónde colocar la edificación es imprescindible. “Esto es un trabajo de todos y no solo podemos ser los arquitectos quienes decidamos si una construcción se coloca de una manera o de otra, tendremos que hablar con el agente forestal para que nos diga qué color o lugar es el que interfiere menos con el entorno”, señala.
Que sean estructuras prefabricadas es la tercera pata que contribuye a reducir el impacto sobre el espacio al que se vaya a destinar la edificación. “No hay que estar en la obra por lo que no se generan residuos, la calidad de los trabajos es mayor y todo se hace a cubierto”, subraya Milara. La docencia, uno de los objetivos de los talleres, es también más fácil si se hace a resguardo.
Empezarán a trabajar con pacas de paja fabricando paneles de dos metro de alto por uno de ancho. Se montan en listones de madera -hechos a partir de los restos que quedan de cortar piezas más grandes- que luego servirán para construir las paredes del refugio. El techo irá fabricado en lana con una técnica desarrollada por Multihabitar que ya construye losas de madera rellenas de este material.
Los talleres, que se realizarán en los próximos meses, están destinados no solo a estudiantes sino a todos aquellos interesados en otros sistema de construcción, más ecológicos. “Queremos que sirvan para mejorar las técnicas, que se desarrollen nuevo métodos y de ahí que queramos que personas vinculadas a constructoras de la zona participen porque ellos son los que están a pie de obra y sus indicaciones a partir del trabajo diario puede ser de gran ayuda ”, explica Milara.