Si el Ayuntamiento no escucha qué es lo que quieren sus vecinos serán estos los que se pongan a trabajar para sacar adelante las propuestas que quieren. Eso es lo que pensaron los habitantes de Ventanielles, un barrio obrero a la entrada de Oviedo partido en dos por la conocida como autopista Y, y que une la capital asturiana con Gijón y Avilés. Hartos de que los sucesivos equipos municipales hicieran caso omiso a sus quejas por la contaminación acústica y atmosférica decidieron poner en marcha, con el impulso del Grupo de Urbanismo del 15M, Imagina un Bulevar, un proceso participativo para crear una propuesta de regeneración urbanística de la zona. Cuatro años después, la nueva corporación municipal se suma al proyecto, cuya ejecución final se votará en referéndum.
“Un año después del 15M el grupo de Urbanismo que surgió [de la experiencia] empezamos a reunirnos con vecinos de Ventanielles, el barrio más degradado de la ciudad”, explica Manolo Carrero, miembro de Imagina un Bulevar. Los habitantes de la zona se habían empezado a movilizar contra la construcción de una nueva calle y que a sus vecinos no gustaba. “Pero todos nos dimos cuenta de que el problema principal del barrio era el tramo final de la autopista que es en la puerta de entrada a la ciudad desde Gijón y Avilés, pero que separa el barrio en dos desde hace más de 40 años”, señala el urbanista.
Los vecinos soportan importantes niveles de contaminación acústica y ambiental, además de las dificultades de movilidad que conlleva una gran infraestructura que da prioridad al tráfico rodado. Cuando no deben dar grandes rodeos para llegar al otro lado, los vecinos tienen que atravesar los pasos elevados que pasan sobre la autopista. Los habitantes se pusieron entonces a trabajar sobre una propuesta participativa que precisamente uniera las dos zonas y convirtiera la entrada a Oviedo desde el norte “en un lugar integrador y recuperado para los vecinos”.
Priorizar otro tipo de movilidad
Los habitantes de Ventanielles y los activistas comenzaron a reunirse y a realizar las primeras propuestas en abierto y las ideas salían una detrás de otra para empezar a armar una propuesta alternativa: carriles bici, una vía única de transporte público, un aparcamiento disuasorio para los que vehículos que llegan a la ciudad. “Eso que nos han dicho siempre de que los coches necesitan una vía rápida de acceso al centro no es cierto, así que nosotros empezamos a imaginar [de ahí el nombre de la plataforma]otra cosa distinta”, cuenta Carrero.
Pero además de la transformación del barrio, había algo a lo que los vecinos no iban - ni van- a renunciar, que es a formar parte de ese proceso de transformación. “La idea es que los vecinos lideren este proceso de transformación con la participación de los técnicos y grupos municipales y el Ayuntamiento”, subraya el miembro de la plataforma. El anterior Gobierno municipal -del PP- comenzó a reunirse con los vecinos ante la movilización que estaban llevando los habitantes. “Pero solo quería dar apariencia de que el proceso era abierto cuando en realidad no lo era y el pasado diciembre decidimos romper con ellos”, señala Carrero.
Tras las elecciones del pasado mayo, llegó una nueva corporación -formada por el PSOE y la candidatura de unidad popular Somos Oviedo- que hace menos de un mes acordó con Imagina un bulevar una calendario de pasos para comenzar las obras de reforma en 2018. Entre ellos, hay un concurso de ideas que redactarán los propios vecinos, un tribunal -en el que estarán presentes los habitantes y técnicos municipales- que elegirá las propuestas finalistas para que finalmente sean los propios vecinos los que voten en referéndum el proyecto que quieren para su barrio.
Contar con los vecinos
“Es un proceso largo y se tienen que ir cumpliendo todas las fases”, afirma Carrero, quien subraya que aunque el diálogo es diferente al de la anterior corporación tampoco quieren dar todo por hecho hasta que no se vaya poniendo en marcha lo que los vecinos reclaman sin dejarles a un lado.
El proyecto vecinal incluye carriles bici, sustituir los pasos elevados por pasos a nivel y rotondas que conecten los barrios; las medianas se convertirían en un amplio paseo peatonal y arbolado. La propuesta también apuesta por la recuperación de los terrenos que rodean la iglesia de San Julián de los Prados, uno de los ejemplos del Prerrománico Asturiano, situada junto a la autopista y que, como los vecinos, soporta altos índices de contaminación.
Mientras se van sucediendo las diferentes fases pactadas, los vecinos preparan de forma paralela “iniciativas inmediatas para que la autopista se vaya humanizando”, como explica el miembro de la plataforma. La más inmediata será darle un nuevo nombre a lo que puede ser esta nueva vía. “Es una forma para que los vecinos empecemos a apropiarnos de ella”, subraya.