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Expertos internacionales respaldan al ‘Estremeñu’ como una lengua

Un detalle del cartel del Día del Habla Serraillana / OSCEC Estremaúra

Jesús Conde

Sostienen que la raíz del 'Estremeñu' es el astur leonés, no el castellano. Sus defensores entienden que el extremeño, la seña de identidad de la región, ha tenido una evolución diferente.

Piensan que es una lengua, no un habla o una variante del español, porque tiene una sintaxis y una gramática propia. Compartiría raíz con el asturiano, el leonés y el mirandés (familia astur-leonesa).

Los defensores del ‘Estremeñu’ como una lengua han sumado nuevos apoyos internacionales que auspician su tesis. Miembros del Órgano de seguimiento y Coordinación del extremeño  (OSCEC Estremaúra) han asistido en Holanda a un foro de expertos.

Acudieron como invitados al Congreso sobre Lenguas Cuestionadas en el Viejo, donde han expuesto las características del ‘estremeñu’ acompañados de otras lenguas europeas como el occitano, el provenzal, el romaní o el gaélico. Es el congreso más prestigioso de Europa dedicado a las lenguas minoritarias o amenazadas, en el que han tomado protagonismo una treintena de lenguas vernáculas.

“Se trata de un caso paradigmático, porque contamos con el apoyo internacional, y sin embarco no existe un respaldo institucional desde dentro. Nos han trasladado que el estremeñu cumple los requisitos para ser considerada una lengua”, destaca Daniel Gordo, representante de este órgano, que trabaja para recuperar el extremeño y situarle en el lugar que ‘merece’.

No es el primer reconocimiento que recibe el extreneño. Ya contaban con la aprobación de la UNESCO, que la reconoce como lengua. En concreto como un dialecto del asturleonés.

El Estremeñu

En el foro de Holanda han expuesto que el Estremeñu ha sido la forma de comunicación que han utilizado los extremeños durante siglos. Aportando cada localidad sus matices y expresiones propias. Forma parte de la identidad cultural, de la mano de la música, la gastronomía y la danza. 

Hay una cultura extremeña, y por lo tanto una lengua que es la transmisión oral de todo ese acervo de sabiduría. El medio oral de transmitir todo esa cultura fue el estremeñu, no el castellano, explica Daniel Gordo.

Es en el mundo rural donde el extremeño y el resto de lenguas antiguas de Extremadura mantienen su hábitat natural. Unas lenguas que siguen latiendo con fuerza. Con la riqueza de sus características gramaticales. Con su rico vocabulario y con unas expresiones que hacen al foráneo perderse en mitad de una conversación.

Su ámbito geográfico es extenso y abarca los terrenos situados en la mitad oeste, desde la vía de la Plata. En la parte este de la comunidad existen núcleos importantes donde también se habla, como es el caso de Serradilla y en Viluercas-Ibores. Se encuentra además el caso de Orellana, con una importante tradición de poetas que hablan y recitan en estremeñu.

Coincidiendo con su visita a Holanda, la entidad también acudió como invitada a un acto celebrado por la Universidad de Leeuwarden, que ostenta la Capitalidad Europea en 2018. Es un territorio que tiene su propia lengua, el frisón, y donde han ofrecido una conferencia de presentación del extremeño. Le acompañó un recital de poesía, tanto en extremeño como en inglés, con los versos más populares de nuestra tierra como el poema “Compuerta” o “Consejus del tíu Pericu” de Chamizo, “El Embargo” de Gabriel y Galán hasta llegar a los actuales como “Palrandu de reziu en estremeñu” de Cruz Díaz.

Su conservación

El ‘Estremeñu’ se ha caracterizado por su transmisión oral, de modo que corre el riesgo de desaparecer por la avanzada edad de muchos de sus hablantes. Desde el Órgano de seguimiento y Coordinación del extremeño se pusieron manos a la obra. Comenzaron a elaborar una normativa ortográfica y escrita que permita unificar. “Todo se ha hecho sin apoyo institucional.

Critican que hasta el momento no han encontrado apoyo desde las instituciones o académicos, y que existen filólogos de referencia en la universidad que directamente niegan la realidad del estremeñu. Mientas, en otras comunidades como Aragón el gobierno regional sí se ha implicado en el desarrollo de la norma ortográfica y académica del aragonés.

Durante décadas lingüistas reputados han hecho un intenso trabajo para identificar los rasgos lingüísticos por comarcas. “Nos gustaría abrir el debate en torno de si se trata de islas aisladas, con sus peculiaridades, o si detrás se encuentra una unidad que las enraíza a todas, y que se llama estremeñu. Pero es que no nos han dado opción de debatir, porque la posición ha sido la de desacreditar por completo nuestra opción”.

Finamente --dicen-- están supliendo el trabajo que corresponde a la administración, y que viene recogido en el propio Estatuto de Autonomía: el referido a la preservación de los rasgos lingüísticos propios de la comunidad.

Hasta 4 lenguas en Extremadura

El colectivo subraya que en Extremadura existen hasta cuatro lenguas: la de los pueblos situados en la ‘raya’, la fala (Valle del Jálama), el estremeñu y el castellano. “¿Quién se encarga de estudiar y preservar desde el mundo académico toda esta cultura viva? Cabe preguntarse la importancia que se le da a ello, cuando se imparten varias filologías de lenguas extranjeras, y no hay un trabajo intenso con las lenguas locales”.

“A los que dicen que es ‘castellano deformado’ decirles que es un argumento similar al que se decía en los 80 del gallego o del catalán. Ellos también hicieron una norma, para unificar objetivos, con el objetivo de transmitirlo y de enseñarlo. También se hizo este proceso en el caso del euskera”.

Enseñanza del extremeño

Dentro de su trabajo por la difusión también han comenzado a impartir en Cáceres cursos de estremeñu, a los que asisten niños y mayores. Lo hacen cada dos semanas, con el objetivo de compartir experiencias y mostrar el mayor legado vivo de Extemadura: su lengua.

Creen que las aulas han sido un elemento clave para despojar a las nuevas generaciones de su lengua. El conflicto ha estado en aquellas palabras que siendo propiamente extremeñas, han entrado en conflicto por parecerse al español. “Assín” y “assina” son rasgos propios del extremeño que el profesor prototipo ha corregido durante generaciones enteras. Niños y niñas a quienes se les ha reprochado por ejemplo que usen ‘estijeras’ en vez de tijeras. Que han hecho sentir a un alumno mal por decir “aguzalapi”, en vez de sacapuntas.

Añaden un elemento determinante: la educación franquista y la ‘dogmatización’ del castellano. Una época en la que los profesores corregían a todos aquellos alumnos que utilizaban su lengua materna para expresarse, algo que marcó el principio del declive de lenguas como el `estremeñu´.

 

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