Vivares, un pueblo soberano donde mandan sus vecinos a base de consultas populares y asambleas
Debates, asambleas y consultas populares. Los vecinos de Vivares (entidad local menor dependiente de Don Benito, Badajoz) tienen interiorizado que la política no consiste en ir a votar cada cuatro años. Son los propios protagonistas del futuro que quieren para su pueblo y deciden entre todos qué es lo mejor.
Las decisiones del día a día, las declaraciones institucionales o las gestiones más importantes, pasan por un consejo de participación que da voz a las 10 asociaciones presentes en la localidad y a sus vecinos.
El dictamen que sale de las asambleas es vinculante. Se han dado casos en los que el equipo municipal, liderado por el PSOE, ha aprobado en pleno cuestiones que no compartía. “Hemos respetado el voto popular porque era el sentir del pueblo. Eso es un ejercicio de democracia”.
Así lo explica su alcalde, Sergio Diestro, que implantó el sistema con su llegada a la alcaldía en 2011. Supone una apuesta por implicar a sus habitantes “en busca del bien común”.
Monarquía o República, el apoyo a la Masonería, o las tasas municipales que desean pagar, son algunas de las consultas vecinales para las que han sacado las urnas a la calle.
Se suma el consejo de mayores, un grupo de 'sabios' compuesto por 10 personas de más de 90 años que también opina, y que resultan ser las personas más respetadas y queridas de Vivares.
Además han sido pioneros en la celebración del 'acogimiento civil de menores', ceremonias civiles que sustituyen a bautizos o comuniones. Ahora lo han extendido a liturgias funerarias no religiosas.
Tras dos legislaturas al frente de la localidad, el alcalde ha decidido dar un paso atrás y abandona el bastón de mando por “coherencia”. Cree en la limitación de mandatos. Politólogo de profesión, Diestro explica que no se presenta a la reelección convencido de que la política no es un oficio, sino una responsabilidad temporal que debe tomar ahora otra persona. “Espero que lo haga con la vocación de servicio público que se necesita”.
Un pueblo de colonización
Vivares, una entidad local menor, nació como un pueblo de colonización al auspicio del Plan Badajoz de regadíos. En las próximas elecciones tendrán una urna más, hasta cuatro, porque también votan al alcalde de su entidad.
Se trata de algo que no les preocupa, porque allí ejerce su derecho al voto más del 80 por ciento del censo. Es un pueblo soberano muy participativo, y además muy exigente, según reconoce el regidor.
Su historia está ligada a la de 42 familias de colonos que en los años 60 pisaban por primera vez estas tierras. La mayoría eran familias numerosas a las que asignaron un parcela que tuvieron que domar. Con escasos aperos y sus manos como única ayuda, se encontraron un paisaje de dehesa recién transformado.
Hoy las nuevas generaciones sienten suyo este lugar, aunque les diferencia el hecho de tener orígenes dispares. Presumen de tener una arquitectura algo diferente, con edificios modernistas, propios de los pueblos de colonización. Adaptados al lugar donde nacieron, lleno de contrastes y estructuras que se entremezclan con el campo, siempre presente en sus vidas.
El campo es un referente visible desde cada esquina. También es su modo de vida, de la mano de la cooperativa agraria a la que pertenecen buena parte de los habitantes de Vivares.
Las consultas populares
La dureza y la necesidad de unirse han marcado el carácter de los vecinos, que han interiorizado a la perfección el nuevo modo de organizarse en la localidad a través de consultas y asambleas.
Las consultas se han repetido de manera constante. Algunas se han hecho coincidir con las elecciones europeas, para fomentar la participación de la ciudadanía en la conformación de la Cámara de la UE.
Han sido procesos abiertos al debate, con cartelería y posturas enfrentadas que han animado al voto, y de donde ha salido, por ejemplo, la tasa del sistema wifi que alimenta a todos los habitantes.
En el caso de la consulta sobre el tipo de Estado, Monarquía o República, ganó el sistema republicano. No obstante, el alcalde, que luce un brazalete tricolor en su muñeca, señala que la participación fue baja en este caso.
Ha habido ocasiones en las que el dictamen popular ha sido diferente a la visión del regidor. Incluso el equipo municipal ha estado dividido en ciertos temas de debate. Sergio Diestro defiende que se trata de algo que debería entrar dentro de la normalidad democrática de cualquier lugar.
A modo de ejemplo, Diestro recuerda la consulta en la que se decidía el mantenimiento del certamen de Miss y Míster Vivares. La votación popular quiso que siguiera adelante, en contra del deseo del alcalde.
Algo parecido ocurrió con la votación sobre los circos con animales salvajes. El pueblo votó a favor de mantenerlos y el alcalde decidió abstenerse en el pleno por discrepancias con la decisión mayoritaria.
La participación activa también es cosa de niños en este pueblo, que cuenta con su propia corporación infantil. Fue elegida en un proceso de votación y la encabeza en la actualidad una chica de 14 años.
El equipo juvenil se ha encargado de diseñar el parque en el que juegan cada día. Para ello se les asignó un presupuesto con el que idearon el proyecto, siempre conscientes del coste que asumían y bajo la premisa de que tienen que cuidar el mobiliario público para que toda la gente lo disfrute.
A Vivares acuden personas de todo el país para celebrar las ceremonias civiles para niños. En ellas, el alcalde o alguno de los concejales les hace lectura de sus derechos y se les regala un ejemplar de 'El Principito'.
Esta novela se ha convertido en todo un emblema para todos los niños y niñas que nacen allí. También reciben una copia, acompañada de una encina de la que se hace responsable la familia a través de un documento público. Es un escrito oficial del que queda constancia en una copia que custodia el ayuntamiento.
Cuando cumplen la mayoría de edad reciben otro documento que les informa de sus derechos y responsabilidades como adultos, desde cuestiones legales hasta la posibilidad de hacerse donantes de sangre, tejidos y órganos.
Cooperativas, asociaciones y un 'cura rojo'
En Vivares tienen claro que la unión hace la fuerza. Es un sentimiento que han practicado desde sus inicios de la mano de los primeros colonos, que ya conformaron antaño las juntas que dieron forma a la cooperativa.
Continuó décadas más tarde con la creación de la asociación vecinal en los 80, cuando eran una pedanía y sufrían constantes cortes de luz y agua, algo que les llevó a montar una gran manifestación al auspicio de Don Antonio, el conocido cura 'rojo' que les animó a movilizarse y reivindicar sus derechos.
Así lo destaca Nicasio Ricis, que fue presidente del movimiento social en los años más reivindicativos, y que hoy forma parte del colectivo de jubilados y pensionistas, desde donde sigue defendiendo los derechos de los mayores.
Ricis cuenta que en Vivares siempre han sido conscientes de que los derechos se conquistan luchando, y por eso echa en falta mayor implicación, sobre todo de los jóvenes. Ha sido, además, entrenador del equipo de fútbol sala femenino y presidente del club deportivo, que acaba de ascender a tercera división y que se ha convertido en un garante de la diversidad sexual y los derechos LGTBI desde el deporte.
Organizan un torneo de fútbol por la diversidad y reivindican los derechos de personas lesbianas, gais, bisexuales o trans desde su propia equipación deportiva, en la que lucen la bandera arcoíris como elemento distintivo.
Igual de importante resulta el movimiento asociativo de mujeres. Ellas reivindican desde su asociacionismo un espacio propio. Una de sus responsables es Yolanda Gutiérrez, que también ha dirigido la asociación juvenil y es miembro de la junta rectora de la cooperativa, entre otras muchas funciones.
Gutiérrez explica que si las primeras colonas se organizaban para poder viajar, o hacer excursiones, hoy la actividad de las mujeres ha evolucionado mucho. Son mucho más variadas y más numerosas, y representan el sentir que las diferencia.
También copan un lugar protagonista en Vivares las asociaciones juveniles, de la mano de colectivos como el que impulsa Jairo Pino. Buscan llenar de actividades el pueblo para que el tiempo de ocio de la juventud vaya más allá del alcohol y otros comportamientos nocivos.
Pino es también el nuevo candidato socialista a la alcaldía y propone como proyecto político la creación de la plataforma 'Consul', desde la que articular unos presupuestos participativos. El candidato apuesta por involucrar en la elaboración de las cuentas a todo el pueblo, así como por generar nuevos foros de debate y propuestas que puedan ser votados y debatidos por toda la ciudadanía desde esta plataforma.