Elecciones otra vez... Y las cuentan, a su manera, Barbijaputa, Mariola Cubells, Edu Galán, Lucía Lijtmaer y José Antonio Pérez.
Apocalipsis cuñado
Cuando me viene de frente, compruebo que Albert Rivera es Mariano Rajoy depilado. Llega al Parque Berlín de Madrid brillando como el culo de un niño junto a Girauta, De Páramo o Villacís. Por ahí también anda Barbijaputa, perdida entre las multitudes (es un decir, no hay más de mil) de fans del partido naranjito. Vengo a verla por pena y porque la resaca de solanas es muy mala: pobrecita mía, sacrifico un domingo por la mañana escuchando lemas de centro al fondo a la derecha porque Barbi tiene Ibuprofeno. Una feminista de izquierdas y un gordo paternalista de izquierdas. No me quiero imaginar qué saldría si tuviésemos descendencia juntos. Gonzo pregunta a uno de los Ciudanodemitas de qué ideología son. Contesta, campechano: “En lo económico, de centro derecha. En lo sociológico, de centro izquierda”. Y de perfil, socialdemócrata. Ya.
Suena Estopa y Amaral y pienso lo mismo que Barbijaputa: qué opinarán David y José o Juan y Eva de este manoseo. Estamos en un hábitat perfecto para ver al cuñao español en cautividad: hay mucho tío con la camisa por dentro y náuticos, incluso alguno con la típica semicoletilla guerrera que va desde donde termina la gomina hasta que empieza el cuello, como levantando una mano al sol. Todos los que pasan por el estrado, Albert también, rozan la sosería y recalcan una y otra vez que ellos son la única opción moderada. Pero por encima lo que se repite sin parar es que ellos son unos héroes: supongo que al estilo del Cid, ese mito español que en el imaginario cuñadil tenía unos huevos del tamaño de Andorra. Por ejemplo, Villacís celebra a “ese grupo de valientes que vieron a la selección española en el Arco del Triunfo de Barcelona”. Me entra la risa, ¡eso sí que es de valientes en un mitin!, rodeado de fans fornidos.
El ránking de gallardía de Ciudadanos.
1) Ver a los de Del Bosque en Barcelona.
2) El desembarco de Normandía.
3) Los trescientos en las Termópilas.
Empieza el desfile de cuñadismos.
- ¿Girauta está cantando “Mediterráneo” de Serrat? - me pregunta Barbijaputa atónita.
- No está pasando - dice su amigo al borde de las lágrimas.
- Está pasando. NOS ESTÁ PASANDO. - contesto, con mi resaca heredada de Neil Young.
Hombre, si Pablo Iglesias ya le dio al trantran guitarrero con María Teresa Campos, ya tenemos que disculpar a Girauta a la vez que nos sangran los ojos y las orejas aunque lo justo debería haber sido que nos cantase la brutal “Parque Berlín” de Víctor Manuel.
Me tomo un buen trago de agua ciudadana mezclada con Ibuprofeno y me sabe a centro derecha mientras habla Albert Rivera. Flipo cuando dice, en referencia a Podemos: “Quieren hacernos ver como el enemigo al vecino, al amigo, al padre, a la madre,... al cuñado”. ¡Al cuñado! ¡Nadie nota esa referencia velada a su electorado! Miro a mi alrededor y parece que se multiplican cual zombies con sus gafas de sol y sus andares y sus pantalones subiditos y su riverismo y ¡aaaaaaaahhhhh! ¡No tengo ni una mala cerveza que llevarme a la boca! Aplauden con cada referencia a ¡España!, a ¡el rupturismo!, a ¡Adolfo Suárez!, a ¡los hosteleros!, a ¡el futuro! o ¡a la moderación! Echo de menos que salga Venezuela, país natal de Albert. El lema también es antológico: “Cambio a mejor”. Sí, sí, que esto de cambiar también puede ser a peor. Espero a ese partido político valiente de verdad que haga propaganda de un cambio para mal. Tendrían mi voto.
Cuando anda con pasta, Jorge Martínez de ‘Ilegales’, que imita muy bien al cuñao, va a los restaurantes, pide el menú al camarero, lo abre y sin que el hombre se vaya, lo cierra fuertemente y grita: “De lo más caro, ¡póngame dos!”. Este apocalipsis cuñado termina, además siendo domingo, con una enorme paellona, “¡póngame dos!”, que es donde mejor se desenvuelven estos humanos: de festivo, preparándose para el fútbol, regalándonos sus opiniones infundadas de centro derecha y con un buen farias en la boca. Parece lógico que los encargados del catering se llamen “Comidas Populares”, una muestra más de que Ciudadanos es la marca blanca del PP.
Postdata: me veo en la foto de un tweet de De Páramo donde agradece a los que han disfrutado con ellos. ¿Y a los que no?, ¿que nos jodan?
Cuando me viene de frente, compruebo que Albert Rivera es Mariano Rajoy depilado. Llega al Parque Berlín de Madrid brillando como el culo de un niño junto a Girauta, De Páramo o Villacís. Por ahí también anda Barbijaputa, perdida entre las multitudes (es un decir, no hay más de mil) de fans del partido naranjito. Vengo a verla por pena y porque la resaca de solanas es muy mala: pobrecita mía, sacrifico un domingo por la mañana escuchando lemas de centro al fondo a la derecha porque Barbi tiene Ibuprofeno. Una feminista de izquierdas y un gordo paternalista de izquierdas. No me quiero imaginar qué saldría si tuviésemos descendencia juntos. Gonzo pregunta a uno de los Ciudanodemitas de qué ideología son. Contesta, campechano: “En lo económico, de centro derecha. En lo sociológico, de centro izquierda”. Y de perfil, socialdemócrata. Ya.