Elecciones otra vez... Y las cuentan, a su manera, Barbijaputa, Mariola Cubells, Edu Galán, Lucía Lijtmaer y José Antonio Pérez.
Rajoy se marca un Glastonbury
En el trayecto que va de Azuqueca a Guadalajara hay, por lo menos, tres desguaces y nueve rotondas. Es el paisaje que atraviesa el candidato Mariano Rajoy para llegar a su destino, el hotel en el que va a realizar un acto electoral con mujeres. Las mujeres no son mujeres cualquiera, son mujeres candidatas del PP a las elecciones generales.
El escenario es de todo menos casual: un hotel en Castilla-La Mancha es un hotel en Castilla-La Mancha. Los pasillos están decorados con escaparates que muestran plata repujada y loza pintada de la Alcarria, y en un costado se abre un salón para bautizos, bodas y actos benéficos.
No es ese el caso que nos ocupa hoy, parece, pues las mujeres del PP no están en el salón de actos benéficos sino que se apostan en un cubículo exterior alfombrado por verde y fragante césped a modo de terracita bucólica. Ahí esperan a Mariano. Tipología de las mujeres del PP del acto de hoy: melena corta, trajes chaquetas de tono azul bebé o rabioso fucsia, media de edad en la cincuentena. Las más jóvenes se sitúan detrás del atril del líder, mientras los pocos hombres del PP -parecido look al de Ciudadanos, pero en su versión más desaliñada, todos sabemos que el poder relaja- ajustan micros y repasan el programa del día.
Que Guadalajara es territorio por el que pugnar queda claro en cuanto aparecen la secretaria general del Partido Popular María Dolores de Cospedal y el candidato y presidente en funciones Mariano Rajoy. Cospedal, de azul marino –o navy, como se suele decir para estos trances– y Rajoy vestido de Rajoy, se abrazan a las mujeres y se hacen fotos con las mujeres. Y las mujeres responden con aplausos y alguna bandera de España.
Comienza Cospedal con lo que toca: “Las cosas que nos importan a las mujeres son casi las mismas que les importan a los hombres, pero con nuestra perspectiva de mujeres, como nosotras lo pensamos”, clarifica. Habla entonces de las mujeres en las listas del Partido Popular (“no estamos aquí por ser mujeres, sino porque nuestros compañeros lo decidieron”) y lanza una advertencia: “Nosotros creemos en la igualdad, pero la de verdad”. A más de uno le entran ganas de saber cuál es la igualdad de mentira para sacarle una foto y subirla al Instagram. Y Cospedal aclara: “La igualdad de verdad, no la de boquilla, no la de las elecciones”. Aaah. Ojo al titular: en las elecciones hay quien miente. Acto seguido, anuncia que “las mujeres queremos ser madres, muchas” y que hay que “ayudar a las jóvenes que tienen problemas y dificultades económicas para ser madres”. “Ser madre debería ser una alegría”, continúa.
Tras enumerar los logros del PP y darle un zasca a Ciudadanos en materia de violencia de género -defendiendo la sanción a quien ataca a una mujer “por el mero hecho de ser mujer”- le toca el turno al presidente en funciones. Rajoy mira a las mujeres del PP a los ojos y les dice: “Vosotras sois de fiar, sois fieles a vuestros colores”. Algo en esa frase desata una imagen, aún imprecisa. ¿Futbolística? No, no es eso. Es el césped acotado y las mujeres en su interior. Unas mujeres en un campito. No caigo. Rajoy sigue, también con sus pullitas a la nueva política: “Hay gente que no tiene experiencia alguna, que hablan de todo y todo lo resuelven en 48 horas. Son magníficos estos de la nueva política. Ya me podían haber llamado en 2012 o 2013 para decirme lo que tenía que hacer, porque nosotros tuvimos que hacerlo”, ha bromeado.
A partir de ahí, algunos de sus clásicos de esta campaña, que si gobernar no es fácil, la sanidad pública encarnada en la enfermera contagiada de ébola y otra pullita a Ciudadanos: preservar las diputaciones provinciales. “Algunos quieren prohibirlas porque no han dejado de pisar moqueta nunca y porque no saben para lo que sirven”. Queda claro a quien le disputan el escaño en Castilla-La Mancha.
Las mujeres en el césped escuchan y aplauden. El candidato habla ahora de conciliar “la vida familiar y la vida personal” y ahí nos sorprende a todos con un regate de banda. Por fin, una de las reivindicaciones feministas han calado en la derecha. No es lo mismo la vida personal que la vida familiar. Una mujer puede tener derecho a emplear su tiempo libre en lo que quiera y no responder al heteropatriarcado que...
-Que no, que ha sido un lapsus. Quería decir “familiar y laboral” –susurra una periodista–. Oh.
Ya metido en harina, Rajoy se crece: “No puede haber una jornada laboral que termine más allá de las seis de la tarde”, y como deben llegarle las carcajadas desde la sala de prensa, matiza: “Salvo excepciones”.
Desde el fragor del césped, mientras el candidato y su equipo abrazan y se hacen fotos con las mujeres del PP, de repente me queda clara la imagen que buscaba. Días atrás, ante la protesta de la falta de igualdad en algunos festivales musicales, uno de los más importantes del mundo, el de Glastonbury, inauguró un área sólo para mujeres. Ahí, todas juntas, en un coto cerrado, celebrando. En Guadalajara, en el minúsculo patio del lujoso hotel de Castilla-La Macha, Rajoy se ha marcado un Glastonbury en miniatura. Ahí, conciliando. Con un par.
En el trayecto que va de Azuqueca a Guadalajara hay, por lo menos, tres desguaces y nueve rotondas. Es el paisaje que atraviesa el candidato Mariano Rajoy para llegar a su destino, el hotel en el que va a realizar un acto electoral con mujeres. Las mujeres no son mujeres cualquiera, son mujeres candidatas del PP a las elecciones generales.
El escenario es de todo menos casual: un hotel en Castilla-La Mancha es un hotel en Castilla-La Mancha. Los pasillos están decorados con escaparates que muestran plata repujada y loza pintada de la Alcarria, y en un costado se abre un salón para bautizos, bodas y actos benéficos.