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“Adoro ver cómo disfrutas esa pizza”: qué hay tras la fiebre del 'muk-bang' (y sus consecuencias)

Paula del Toro

15 de octubre de 2023 22:26 h

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Dos hamburguesas de pollo completas, patatas fritas, una docena de tiras de pollo y un puñado de nuggets. Todo ello junto a un gran cuenco de salsa de queso al estilo Cajún en el que el influencer Alberto Escarmiento (@albertoescarmiento) moja cada bocado de estos alimentos. Mientras come, mastica y se mancha gran parte de su cara de salsa, se graba mirando a la cámara en un vídeo de menos de un minuto que sube a la red social TikTok. “¡Todo para adentro!”, expresa Alberto mientras moja una hamburguesa en queso.

En esta ocasión se trata de una colaboración de pago para una cadena de comida rápida. Sin embargo, el joven se hizo famoso en redes por enseñar a los usuarios una receta de ramen con queso y comerlo frente a la cámara, algo que hace casi diariamente para sus más de 720.000 seguidores, llegando a acumular casi 13 millones de visualizaciones y millón y medio de likes en un solo vídeo.

También crea contenido comiendo pasta, ensaladas o pizza porque a su comunidad le gusta. “Qué lindo estás mientras comes” o “sigue haciendo estos vídeos, por favor”, son algunos de los miles de comentarios que se pueden leer diariamente en vídeos donde el protagonista admite comer ramen con queso hasta “cinco veces por semana”.

Alberto lo hace principalmente porque le gusta la receta, pero lo graba para que sus seguidores le vean mientras come. Lo suyo no es un caso aislado, esta moda se llama muk-bang, un espectáculo digital que se hizo muy popular en Corea del Sur a principios de los 2000 y cuya traducción literal es “emisión comiendo”. Ahora, ha saltado a TikTok, la red social con mayor crecimiento de audiencia en los últimos años. 

El perfil de este joven es solo un ejemplo de los miles de influencers que comenzaron a crear contenido bajo el hashtag “#QuéComoEnUnDía”, una tendencia que cada vez siguen más usuarios y creadores. El trend –así es como se denomina en la jerga tiktokera– ha evolucionado rápidamente, derivando en otros vídeos con títulos como “qué como en un día estando embarazada” o “qué como en un día versión fitness” hasta que, desde hace unos meses, se hacen virales vídeos que muestran todo lo contrario. En ellos podemos ver a una sola persona ingiriendo cantidades desproporcionadas de comida basura para que otros lo vean. Pero, ¿por qué gusta tanto ver a los demás comer? ¿Cuál es el motivo por el que este tipo de vídeos se hacen tan virales?

La conexión emocional que gran parte de la sociedad tiene con la comida puede ser la clave que explicaría la viralidad de estos vídeos, según cuenta a elDiario.es Elena DaPrá, psicóloga sanitaria experta en bienestar psicológico y vocal de sección del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid: “Para muchas personas la comida es una recompensa, otras la vinculan con recuerdos de momentos agradables con familia y amigos y, para otras, puede llegar a ser un consuelo en momentos de dolor (como en determinadas sociedades, cuando se hace una comida para honrar a un fallecido), o una vía de escape para el estrés y la ansiedad”, sostiene. 

Según explica la experta, las neuronas espejo son las que generan empatía con el protagonista de los vídeos y, por tanto, una conexión: “Desde un punto de vista neurológico, el hecho de ver que alguien está disfrutando al comer genera en el espectador el mismo placer. Además, crea la necesidad de llegar a ese sentimiento a través de experienciar lo mismo, ya que la comida a nivel físico genera sistemáticamente un sentimiento agradable”, expone DaPrá. 

Muchas personas se tienen que poner límites a la hora de comer, y el hecho de ver cómo otros se saltan las recomendaciones de las dietas saludables y hacen todo lo contrario genera atracción y expectación aunque sepan que es un mal ejemplo

Luis Gutiérrez Rojas, psicólogo y vocal de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM), coincide con esta justificación y añade motivos como “la sensación placentera que nos genera romper los límites”. “En este caso estamos viendo a alguien que rompe las normas y está haciendo, de alguna forma, algo escandaloso. Muchas personas se tienen que poner límites a la hora de comer y el hecho de ver cómo otros se saltan las recomendaciones de las dietas saludables y hacen todo lo contrario genera atracción y expectación aunque sepan que es un mal ejemplo”, dice.

Los vídeos con más visualizaciones son aquellos en los que un solo protagonista reúne hasta cuatro o cinco raciones por encima de lo normal (cuatro porciones de pizza a la vez, tres hamburguesas de tres pisos acompañadas de patatas con bacon y cheddar, un kilo de pollo frito con diferentes salsas, o cuatro tipos diferentes de fideos chinos) y los ingiere frente a la cámara sin apenas masticar, con la única intención de seguir generando satisfacción para su comunidad. Incluso existen cuentas que se dedican a recopilar los mejores muk-bang de los últimos días para aquellos usuarios que no se quieran perder ninguno.

El hecho de que se trate de una exposición de comida basura y no de ensaladas, fruta o comida casera, es un agravante de atracción, según Gutiérrez Rojas: “Las pizzas y hamburguesas están diseñadas para que sea comida atractiva y que su gusto sea casi adictivo. Por lo que, sin duda, ver que otro está comiendo lo que nosotros queremos comer y no lo hacemos por nuestra salud, emocionalmente es como saciarnos”, resume. 

Algunos van en cámara rápida y cortan el momento de la deglución para que solamente nos fijemos en cómo se introducen la comida en la boca y la masticación. Otros hacen una versión ASMR de estos vídeos, es decir, una grabación con un micrófono capaz de capturar hasta los sonidos más sutiles y ampliar el ruido que hacen sus dientes al masticar un trozo de pollo frito o al absorber los fideos del ramen. A la mayoría no les importa mancharse o que la comida que no llega a entrar en su boca y les caiga por la barbilla o por la camiseta. 

Descrito así, es posible que este contenido no termine de resultar agradable al público. Sin embargo, lo cierto es que estos vídeos generan en la comunidad TikTok sentimientos de satisfacción, gusto, goce o felicidad, y así lo expresan en sus comentarios: “Me da gusto verlo comer tan feliz”,  “me fascina verte con tanto sushi en la boca porque nunca te llenas” o “qué satisfacción, ¡cómo disfruto estos vídeos! Sobre todo si son de fideos…”, escriben algunos usuarios.

Según DaPrá, el contenido también puede gustar “por el hecho de estar recibiendo estímulos sensoriales como el color de los alimentos o el ruido que genera el masticar ciertos alimentos”. Al igual que en las experiencias inmersivas de videojuegos, las gafas 3D en una película o los micrófonos en los campos de fútbol que retransmiten los gritos de la grada y las patadas al balón potencian la atracción por lo que estamos consumiendo, “el sonido de masticación y deglución de alimentos también provoca relajación, lo que hace que nuestro cerebro cada vez pida más y más contenido similar”, argumenta la psicóloga. 

Otros fans de este tipo de contenido manifiestan el hambre que tienen después de ver varios vídeos seguidos e incluso celos por no poder tener tanta comida delante en ese momento. “Tragando saliva, ¡qué envidia!” o “acabo de desayunar y ya tengo hambre, ojalá ser él”, están entre los más destacados en algunos de estos vídeos porque otros usuarios parecen sentir lo mismo y les dan un 'me gusta'. 

La psicóloga también relaciona este fenómeno con la asociación ancestral que se tiene del momento de comer como conexión social entre unos y otros. Y lo cierto es que existen muchos vídeos en los que el creador de contenido habla frente a la cámara como si estuviese conversando con el usuario, dejando un espacio de silencio para que responda y, a la hora de comer, se sienta acompañado.

Redes sociales y comida: “combinación perfecta” para ciertos TCA

En numerosas ocasiones se ha detectado una cierta relación entre el mundo que vemos a través de nuestros móviles y los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Los influencers y, en algunos casos, su constante contenido en redes sociales sobre, por ejemplo, cómo comer con suplementos alimenticios, cuántas veces ir al gimnasio por semana o cuántas bebidas energéticas al día se pueden tomar, ha hecho que muchos jóvenes y adolescentes les tomen como referentes, pudiendo derivar a muchos ellos a un trastorno relacionado con la autopercepción y la distorsión de la imagen corporal. 

Pero la combinación de las tecnologías y la comida puede ser “una bomba”, ya que puede crear diferentes tipos de adicciones, según Elena DaPrá: “Todo lo que consumamos en exceso o en defecto, va a tener una repercusión negativa en el ser humano. En este caso podría derivar desde una adicción a las tecnologías y a ver ese tipo de contenido, hasta a una adicción a la propia comida, pasando porque se puede dejar de tener placer al comer si no es viendo un vídeo de este tipo”, sostiene la psicóloga sanitaria. 

Estos vídeos pueden resultar muy dañinos para la salud de las personas con problemas de control de los impulsos. Ellos se tienen que dominar [...] y este contenido muestra que existen personas que no están siguiendo ese autodominio y siguen felices

Para el experto Gutiérrez Rojas, esta atracción puede tener su parte oscura para ciertos espectadores: “Estos vídeos pueden resultar muy dañinos para la salud de las personas con problemas de control de los impulsos. Ellos se tienen que dominar a sí mismos para no caer en la tentación de comer por atracones o de forma sistemática al abrir la nevera, y este contenido muestra que existen personas que no están siguiendo ese autodominio y siguen felices”. 

“Para una persona que tenga bulimia, prosigue el psicólogo, ver y escuchar a una persona comiendo así le puede recordar a la sensación que siente ese individuo al comer mediante atracones, lo que seguramente le provoque mayor deseo de seguir sus pasos sin pensar en que luego sentirá la necesidad de 'purgarse' mediante el vómito o laxantes”, argumenta. 

Según los expertos, debemos prestar atención “al criterio de la necesidad para detectar un posible problema”, señalando que si una persona presta atención a estos vídeos diariamente para comer, para sentir apetito o para relajarse “es que algo está yendo mal”, concluyen.