Los mitos sobre las alergias sexuales gozaron de gran notoriedad a finales del siglo pasado, aunque han alcanzado su cénit con la extensión de internet y las redes sociales, donde todo tipo de ideas falsas, o sustentadas sobre bases débiles, alcanzan una relevancia demesurada.
No obstante, en la mayor parte de los casos la ciencia ha desmontado el mito o bien lo ha situado en su contexto. El sexo rara vez provoca alergia, tal como se explica en los siguientes ocho supuestos de reacciones autoinmunes después de tener relaciones sexuales.
1. Alergia a los condones
Con el aumento de las campañas de prevención del Sida, el uso de los condones comenzó a regularizarse, a la vez que aparecieron no pocos casos de alergia por su empleo, sobre todo en la década de 1990. En ellos se describían erupciones y escozores en el pene, en el año o en los labios vaginales tras un coito con preservativo.
La alergia es debida a las proteínas que forman parte del látex con que se fabrican los preservativos: de los aproximadamente 240 polipéptidos que forman el látex 70 pueden despertar reacciones alérgicas. Sin embargo, en los procesos de fabricación se han ido depurando este tipo de sustancias, de modo los casos de alergia han descendido, sobre todo entre el personal sanitario, que utiliza mucho productos de látex, sobre todo guantes. La actual calidad de los condones hace difícil el desarrollo de respuestas autoinmunes.
2. Alergia al plasma seminal
Otra alergia a debate es la llamada 'alergia al semen', que se caracteriza por provocar escozor en el conducto vaginal, erupciones tras el coito e incluso puede llegar al shock anafiláctico. Una consecuencia secundaria es que los anticuerpos IgE atacan a los espermatozoides, reduciendo mucho la fertilidad. Se cree que no se debe al esperma en sí sino a sustancias que se encuentran en el líquido prostático, ya sean segregadas por la propia próstata o por las glándulas de Cowper. Por otro lado, la literatura científica ha registrado solo ochenta casos.
3. Autoalergia al semen
En teoría este cuadro es el de asma, frío, temblores e incluso fiebre tras eyacular. Los síntomas pueden durar un rato hasta que el sujeto se duche, pero la ciencia de momento no ha encontrado evidencias de respuestas autoinmunes en los individuos estudiados. Se tiene a creer que es una respuesta psicológica y un cuadro de ansiedad.
4. Alergia al flujo vaginal
El flujo vaginal tiene un PH ácido para prevenir la entrada de bacterias perniciosas que alteren la flora vaginal y, a la vez, seleccionar los espermatozoides más fuertes. Se han registrado casos de hombres que aseguran haber sufrido quemaduras más o menos leves en el pene tras el coito, pero la medicina achaca las lesiones a un contagio fúngico de Candida albicans.
5. Alergia por contacto
Este tipo de respuesta autoinmune también se ha constatado en algunas consultas dermatológicas por parte de parejas que aseguraban la aparición de erupciones en el cuerpo tras una relación sexual. Actualmente se achacan estos casos a la presencia de cosméticos faciales y corporales que provoquen alergias, tales como cremas, uñas pintadas, etc.
6. Alergia a los besos
Algunas personas aseguran haber sufrido inflamación de los labios e irritación ocular tras los besos de su pareja, pero este tipo de alergias suelen relacionarse con rechazo a algún componente de la barra de labios o bien a que la pareja hubiera comido recientemente algún producto que alérgeno, como por ejemplo frutos secos
7. Alergia a la mordedura de los pezones
Algunas mujeres aseguran que tras una relación de pareja en la que les muerden los pezones, sufren inflamaciones, hipersensibilidad e incluso erupciones. Los dermatólogos lo relacionan más con infecciones provocadas por pequeñas heridas causadas por la mordedura.
8. Alergia a la menstruación
La llamada 'dermatitis autoinmune menstrual o de progesterona' es el supuesto de alergia menos discutido, aunque es minoritario. Se supone que la respuesta autoinmune se debe al aumento de la hormona progesterona en el torrente sanguíneo, y a una unión de esta con la testosterona que el sistema inmunitario confundiría con un cuerpo extraño al que atacaría. También se da en las embarazadas.