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Anorgasmia femenina, ¿qué es y por qué ocurre?

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La anorgasmia se define como la dificultad o incapacidad persistente para experimentar el orgasmo a pesar de tener estimulación y excitación sexual. Es una situación que causa angustia personal y que a menudo interfiere en la relación de la pareja, pues genera frustración, baja autoestima, enfados y reproches.

Si bien puede darse tanto en hombres como en mujeres, es mucho más común en estas últimas. De hecho, mientras las estimaciones indican que la anorgasmia afecta a menos del 1% de los hombres, su incidencia entre las mujeres españolas -según algunos estudios sobre la cuestión- sería de hasta el 40%.

O incluso más: según el 9º barómetro ‘Los jóvenes y el sexo’, realizado por la empresa de productos sexuales Control, más del 60% de las mujeres en nuestro país reconoce tener dificultades para alcanzar el orgasmo.

En cualquier caso, la anorgasmia es el segundo motivo de consulta más frecuente entre las mujeres en el campo de la sexualidad. Solo lo supera el deseo sexual hipoactivo, es decir, una recurrente falta de interés por tener relaciones sexuales.

Existen distintos tipos de anorgasmia. La llamada anorgasmia primaria es la de aquellas mujeres que nunca pudieron alcanzar un orgasmo. Hay mujeres, de hecho, que no están seguras de si han experimentado un orgasmo alguna vez.

No obstante, por lo general, haberlo vivido en alguna ocasión permite despejar las dudas acerca de cuándo se alcanza el clímax y cuándo no. Por otro lado, está la anorgasmia secundaria o adquirida: la que afecta a mujeres que en una época de sus vidas tuvieron orgasmos pero luego dejaron de tenerlos.

También se habla de anorgasmia absoluta -cuando no se experimenta el clímax en ningún caso-, a diferencia de la anorgasmia relativa o circunstancial, en la cual sí se alcanzan orgasmos, aunque solo en ciertas situaciones o con ciertos compañeros sexuales.

Causas psicológicas de la anorgasmia

En cualquier caso, ¿por qué ocurre la anorgasmia? Las posibles causas son numerosas y muy variadas. A menudo son psicológicas. Los elevados índices de estrés conspiran contra el deseo sexual y la consecución del orgasmo. Los trastornos de la salud mental -como los de ansiedad- y los cuadros depresivos pueden directamente imposibilitarlo.

Ni siquiera hace falta que haya un trastorno: el problema también puede ser la ansiedad anticipatoria. Es decir, la “ansiedad asociada a la expectativa del orgasmo y el intento de controlarlo”, como señala un artículo de la psiquiatra y sexóloga María del Carmen Vizcaíno Alonso.

En otras palabras, puede producirse una especie de círculo vicioso: los nervios ante la dificultad de lograr un orgasmo pueden constituir precisamente una de las razones por las cuales no se alcanza ese clímax.

Otra posibilidad es la “intromisión” de ciertos rasgos de la personalidad, como la vergüenza o el “miedo de dejarse llevar”, como apunta Cristina Guerra Marmolejo, enfermera y sexóloga de la Universidad de Málaga. Creencias (religiosas o de otro tipo) que generen culpa pueden representar un obstáculo al momento de sentir placer.

La historia personal es otra posible fuente de problemas y limitaciones. Abusos, maltratos, experiencias traumáticas, hasta una imagen negativa del propio cuerpo pueden ser determinantes en este sentido, y hacer muy difícil que la persona llegue al orgasmo.

Los problemas de pareja como obstáculo para el placer

Por otra parte, la dificultad para alcanzar el orgasmo también puede deberse a problemas en la relación de pareja. Sobre todo, cuando se trata de una anorgasmia secundaria y circunstancial: si antes la dificultad no existía y ahora sí.

Falta de conexión, conflictos sin resolver, ausencia de confianza a causa de infidelidades u otros inconvenientes previos: todo esto también perjudica las relaciones sexuales, la posibilidad de gozar de ellas y, en última instancia, de llegar al orgasmo. Mucho más, por supuesto, si hay violencia (de cualquier tipo).

Y no hace falta que sean problemas graves. La falta de diálogo, o una comunicación insuficiente, puede hacer mucho daño a la intimidad. Si no se expresan los deseos y las necesidades sexuales con la claridad necesaria, el resultado puede ser unas relaciones insatisfactorias para alguna de las partes o para ambas.

Con frecuencia sucede que los juegos eróticos previos son demasiado breves, o que el encuentro sexual termina demasiado pronto, sin que la mujer tenga tiempo de lograr la excitación suficiente para llegar al orgasmo.

Anorgasmia por causas físicas o fisiológicas

Y también hay motivos físicos o fisiológicos que pueden dar lugar a la anorgasmia. Uno de los más comunes está dado por el consumo de ciertos fármacos, como los antidepresivos, y en particular los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina. Además, antihistamínicos, medicación para la tensión arterial y otros pueden generar el mismo efecto.

Otra posibilidad es que el problema se derive de una afección en los genitales o en otra parte del cuerpo relacionada con la respuesta sexual, como los músculos del suelo pélvico. Intervenciones como la histerectomía o cirugías para tratar el cáncer también pueden incidir sobre la respuesta a los estímulos sexuales.

Por lo demás, el consumo excesivo de tabaco, alcohol u otras sustancias también puede dificultar el orgasmo. Lo mismo sucede con enfermedades más graves (parkinson, esclerosis múltiple, etc.) o como resultado del envejecimiento natural del organismo.

Buscar el orgasmo de la forma correcta

No obstante, en algunos casos lo que ocurre es que simplemente no se busca el orgasmo de forma correcta. “La mayoría de las mujeres siguen buscando su placer a nivel vaginal con la penetración, cuando está ampliamente demostrado que la vagina tiene pocas terminaciones nerviosas”, explica la sexóloga Nayara Malnero.

Donde se concentran las terminaciones nerviosas es en el clítoris. Es por eso que, más allá de las creencias populares, “solo hay un tipo de orgasmo: el que se produce como resultado de la acción sobre el clítoris”, como subraya Andrés López de la Llave, miembro de la junta directiva de la Asociación de Especialistas en Sexología (AES).

Por tal motivo, Nayara Malnero destaca la importancia de una buena educación sexual y el conocimiento del cuerpo. De ese modo se pueden descubrir las mejores formas de estimular el placer y disfrutar del sexo en plenitud.

Más allá de eso, si la anorgasmia persiste, lo más apropiado será acudir a la consulta de un sexólogo, con el objetivo de dar con las causas del problema. Tales causas, desde luego, pueden ser al mismo tiempo varias de las enumeradas más arriba. De ese modo, será posible tomar medidas en busca de una solución para el problema, tanto si tiene origen en cuestiones psicológicas, físicas o en la historia de la pareja.

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