Cáncer de próstata: estos son los posibles síntomas a los que estar atentos

El cáncer de próstata es el tipo de cáncer más común entre los hombres. De acuerdo con el informe Cifras del cáncer 2020, elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), este año se diagnosticarán más de 35.000 casos nuevos. Los casos de cáncer de próstata representan más de uno de cada cinco del total en varones. Cada año, más de 6.000 hombres mueren en el mundo a causa de esta patología.

Una de las claves para reducir su mortalidad radica en su detección temprana. Pero el gran obstáculo en este sentido es que, en sus fases iniciales, este cáncer no ofrece síntomas. Además, como apunta la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), no tiene síntomas patognomónicos, es decir, que definan y sean propios de esta enfermedad. 

Comparte sus señales con otros problemas de menor gravedad, como la hiperplasia o inflamación de la próstata. En cualquier caso, resulta fundamental estar atentos desde un principio a los posibles síntomas, para –si es necesario– actuar cuanto antes. 

Sobre todo a partir de los 50 años de edad, que es cuando el riesgo comienza a aumentar (según la SEOM, casi dos de cada tres casos de cáncer de próstata se detectan en hombres mayores de 65 años).

Señales de que puede haber problemas

Muchos de los posibles síntomas a los que se debe poner atención están relacionados con la orina. Son los siguientes:

  • Mayor frecuencia miccional, tanto durante el día como por la noche, lo cual conlleva otro problema: interrumpir el sueño y por lo tanto reducir su calidad.
  • Mayor urgencia. Es decir, los deseos de orinar no solo son más frecuentes sino también más apremiantes, y en ocasiones son acompañados por pérdidas involuntarias de orina (incontinencia urinaria).
  • Retraso en el inicio de la micción. El hombre se da cuenta de que, pese a repetir el proceso que ha realizado toda la vida, la orina tarda más que antes en comenzar a ser expulsada.
  • Flujo miccional débil o con intermitencias.
  • Necesidad de hacer más fuerza de lo acostumbrado para expulsar la orina.
  • Sensación de que la vejiga no se ha vaciado por completo, pese a que al parecer ya no queda orina para expulsar. 
  • Goteo posmiccional, que a menudo se advierte al descubrir que se ha mojado la ropa interior.
  • Dolor y escozor durante la micción, aunque este síntoma es mucho menos frecuente, según explica la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica.
  • Presencia de sangre en la orina. Este hecho –llamado hematuria– puede deberse a muy variadas causas, desde infecciones o renales hasta cálculos o incluso la realización de ejercicios físicos demasiado extenuantes. Pero requiere acudir al médico lo antes posible para saber qué lo genera.

Otras señales de problemas en la próstata no relacionados con la orina o la micción:

  • Presencia de sangre en el semen, lo que da lugar a que el esperma sea de color rojizo, amarillento o verdoso. La mayoría de las veces este trastorno es temporal y no es señal de nada importante, aunque conviene prestar atención si se acompaña de cambios y dificultades en la micción. 
  • Dolor al eyacular.
  • Disfunción eréctil.
  • Molestias o dolores en la espalda, las caderas o la pelvis, sobre todo al permanecer sentado, debido al posible aumento del tamaño de la próstata.
  • Retención urinaria, ocasionada también por el aumento del tamaño de la próstata, que puede obstruir la uretra.

Es importante subrayar que, como se ha señalado, ninguno de estos elementos es un síntoma claro y definitivo de cáncer de próstata. Por supuesto, se recomienda acudir al urólogo para realizar un control, pero sin entrar en pánico: puede deberse a una hiperplasia benigna de próstata o a otros problemas que generan la inflamación de este órgano y que no conllevan tanta gravedad.

¿Qué se puede hacer para prevenir el cáncer de próstata?

Como explica la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), no hay formas seguras de prevenir el cáncer de próstata. Algunos de los principales factores de riesgo de esta enfermedad no pueden evitarse: la edad, sobre todo, y también el grupo étnico (los hombres de raza negra son más propensos a padecerla) y los antecedentes familiares.

Sin embargo, sí es posible actuar contra otros factores de riesgo. Se pueden asumir hábitos de vida que reduzcan las probabilidades de sufrir cáncer de próstata. Estos son algunos consejos para prevenirlo:

1. Reducir el consumo de grasas animales

De acuerdo con un artículo de los urólogos Aránzazu González del Alba y Martín Lázaro Quintela, publicado por la SEOM, existen estudios que indican que un consumo elevado de grasas animales puede aumentar el riesgo de cáncer de próstata. 

El mismo texto apunta que ni la obesidad ni la actividad física han mostrado hasta ahora estar asociados con esta enfermedad. La ingesta de alcohol tampoco parece tener correlación con esta patología, “aunque su consumo elevado incrementa el riesgo de cáncer más agresivo”.

2. Consumir soja

De acuerdo con los expertos de la SEOM y la ACS, las proteínas de la soja -llamadas isoflavonas- podrían reducir la incidencia del cáncer de próstata. Hacen falta nuevos estudios que corroboren esta hipótesis, los cuales se están desarrollando en la actualidad.

3. Cuidado con los lácteos

La ACS también informa de que el riesgo de padecer cáncer de próstata es levemente mayor en los hombres que incluyen en su dieta muchos productos lácteos ricos en calcio. Los expertos no desaconsejan la ingesta de estos productos, pero quienes los consumen tienen que estar atentos a las posibles señales del cuerpo.

4. No fumar

Los estudios han mostrado una relación entre el consumo de tabaco y la incidencia del cáncer de próstata, y también hace más probables las recaídas durante o después del tratamiento.

5. Evitar las inflamaciones de la próstata

La inflamación prostática, señala la SEOM, puede estar asociada a un riesgo aumentado de cáncer de próstata. No todos los estudios realizados al respecto han hallado tal relación entre uno y otro problema, pero a la espera de datos contundentes -y para mejorar la propia calidad de vida- conviene evitar las malas costumbres que pueden propiciar esa inflamación.

6. Realizar revisiones rutinarias

Las revisiones rutinarias, sobre todo para personas que reúnen uno o varios de los citados factores de riesgo (edad mayor de 50, antecedentes familiares o de hiperplasia, etc.), pueden ser claves para la detección precoz y, por lo tanto, para un tratamiento más corto y efectivo de la enfermedad.

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