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El ojo está formado por delicadas estructuras que son las que nos permiten ver. Una de ellas es el cristalino, una parte transparente que se sitúa por detrás del iris y que actúa como una especie de lente natural.
En un ojo sano, la luz pasa a través del cristalino transparente a la retina, que convierte la luz en señales nerviosas que se envían al cerebro. El cristalino tiene que estar transparente para que la retina pueda recibir una imagen clara.
Qué son las cataratas
A medida que envejecemos, el cristalino va perdiendo transparencia y puede formarse una catarata, que es cuando el cristalino natural del ojo se nubla y por tanto pierde transparencia. Esto evita que la luz pase claramente y hace que las imágenes que percibimos se vean borrosas.
Según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), las cataratas son la causa más frecuente de ceguera reversible y su prevalencia aumenta con la edad; puede llegar a afectar a más del 60% de los mayores de 75 años. Las cataratas son una de las causas más comunes de pérdida de visión.
Síntomas de las cataratas
Cuando aparecen las cataratas, se produce una pérdida progresiva e indolora de la visión. Los síntomas suelen aparecer de forma gradual. Los más habituales son:
- Sensación de visión borrosa y nublada. Este síntoma, quizás el más común, empeora con el tiempo. Es probable que esta zona de visión borrosa aumente a medida que el cristalino se va nublando cada vez más.
- Cierta intolerancia y sensibilidad a la luz con posibles halos alrededor de focos de luz, lo que dificulta actividades como la conducción de noche o ver a la luz del sol. Las luces interiores pueden empezar a parecer demasiado brillantes.
- Alteración en la percepción de los colores, que pierden cierta nitidez e intensidad. Los objetos pueden percibirse con un tono más amarillento o marrón.
- Disminución de la visión tanto de lejos como de cerca. En algunos casos, las cataratas provocan miopía, lo que aumenta la necesidad de llevar o cambiar de lentes graduadas.
Muchos de estos síntomas se deben a la dispersión de la luz al chocar con la opacidad. Al principio, son difíciles de percibir. Una catarata, en sus primeras etapas, puede no causar ningún problema ya que la turbidez puede afectar solo a una pequeña parte del cristalino.
Pero, a medida que evoluciona, los síntomas son cada vez más evidentes, la catarata se hace más grande y afecta a una mayor parte del cristalino.
A qué edad aparecen las cataratas
Las cataratas suelen aparecer al envejecer, cuando las proteínas normales del cristalino empiezan a descomponerse, que es lo que hace que se nuble. En este caso, los síntomas aparecen de forma gradual a partir de los 55-60 años.
Pero hay otras causas que pueden favorecer la formación de cataratas a edades más tempranas, como admite la Academia Americana de Oftalmología (AAO):
- Tener antecedentes familiares con cataratas. Es común que si aparecen cataratas a una edad temprana, la descendencia también presente el mismo problema.
- Sufrir algunas enfermedades sistémicas como la diabetes, que acelera el proceso de envejecimiento.
- Fumar y beber alcohol.
- Tener una lesión ocular, pasar por una cirugía ocular o por algún tratamiento de radiación en la parte superior del cuerpo.
- Pasar mucho tiempo bajo el sol sin protección.
- Usar determinados fármacos como corticosteroides.
En los últimos años, el uso de móviles y pantallas también ha acelerado la aparición de cataratas. Estas no se propagan de un ojo a otro, aunque es común que afecten a los dos ojos.
Las pruebas para diagnosticar cataratas pueden incluir, además de un historial médico completo y un examen de la vista, una prueba de agudeza visual (mide la capacidad de visión a diferentes distancias) y la dilatación de la pupila para examinar de cerca la retina del ojo.
¿Se pueden prevenir las cataratas?
Como hemos visto, la principal causa de la formación de cataratas es el envejecimiento. Por tanto, es muy difícil prevenir de manera efectiva este problema.
Pero sí se pueden minimizar algunos de los factores que las promueven. Una manera es usar gafas de sol que filtren la luz ultravioleta para minimizar así la exposición a la radiación y retrasar la progresión de las cataratas.
También es recomendable llevar una vida saludable (hacer ejercicio físico, seguir una alimentación saludable y evitar el tabaco). Por otro lado, una catarata no puede tratarse ni con gotas o colirios ni con medicamentos.
Qué comer para prevenir las cataratas
La ciencia ha demostrado el vínculo entre la ingesta de alimentos con la presencia de ciertos compuestos y la mejora en la prevención o en todo caso el retraso –pues no hay que descartar el componente genético– en la aparición de cataratas.
Según la Academia Americana de Oftalmología, “las investigaciones apuntan a que los alimentos ricos en vitaminas C y E, zinc, luteína, zeaxantina y ácidos grasos omega-3, están relacionados con un menor riesgo de degeneración macular relacionada con la edad (DMRE), cataratas e incluso, tal vez ojo seco”.
- Luteína y Zeaxantina: se trata de dos carotenoides pertenecientes al grupo de las xantofilas que se encuentran naturalmente en el cristalino y tienen una importante función antioxidante y de prevención del envejecimiento de las células que conforman la estructura ocular. Su baja densidad se relaciona con un mayor riesgo de cataratas, mientras que su presencia en la dieta disminuye dicho riesgo.
- Vitamina E: un grupo de sustancias de base fenólica –afines a la grasa– que tiene una importante acción como antioxidante ante la radiación ultravioleta, es decir, que es capaz de filtrarla y proteger tanto a la piel como a las proteínas que conforman la lente que es el cristalino, evitando que se desnaturalicen y se vuelvan opacas.
- Vitamina C: uno de los antioxidantes más frecuentes en frutas y hortalizas; su presencia mejora la acción combinada del resto de vitaminas y xantofilas.
- Vitamina A: el retinol es un compuesto soluble en grasa que interviene en numerosos procesos fisiológicos de nuestro cuerpo. El más importante de todos quizá sea la participación en la formación de la rodopsina, un pigmento fundamental de la retina, que es la capa sensible gracias a la que podemos ver imágenes en el ojo. En este sentido, una deficiencia de vitamina A puede hacer más difícilmente llevadero el trastorno por cataratas; pero la ciencia también ha demostrado que su presencia mejora la acción de la luteína y la zeaxantina en el cristalino.
- Selenio: oftalmólogos turcos compararon a principios de siglo los niveles de selenio en sangre y tejido córneo de medio centenar de enfermos de cataratas con los de medio centenar de controles sanos y constataron que, a menor nivel de selenio, mayor riesgo de cataratas. Esta relación, sin embargo, ha sido cuestionada en los últimos años.
Los alimentos indicados para tener buenos niveles de luteína y zeaxantina son vegetales de hoja como acelgas, especialmente espinacas crudas, col rizada, coles de Bruselas, lechuga y huevos, puesto que la yema es rica en estas sustancias. También la zanahoria, el maíz o el kiwi están aconsejados.
Para la vitamina E, se recomiendan especialmente las aceitunas y las pipas de girasol así como los aceites vírgenes de oliva y girasol. También son recomendables los frutos secos, especialmente almendras y avellanas, y los huevos.
Para tener una ración saludable de retinol o vitamina A, conviene comer espinacas, zanahorias y frutas como el albaricoque o el melón. La col rizada, las berzas o la hoja de brócoli también son ricas, por no citar las vísceras animales, especialmente los hígados, la mayor fuente existente. También los huevos.
Como buenas fuentes de selenio y otros minerales importantes, están los cereales integrales y los frutos secos. La presencia de pescado azul en la dieta, con una buena relación omega 3/6, constituye una gran ayuda por su alto poder antiinflamatorio. En este sentido, el salmón o las sardinas, así como las anchoas o los boquerones, están recomendados.
Una revisión Cochrane de julio de 2012 destaca la no utilidad de los suplementos vitamínicos y minerales en la prevención de las cataratas en varones.
La misma asegura que los riesgos de los suplementos son superiores a los beneficios. Es decir, estas sustancias debemos obtenerlas de la dieta variada y rica en vegetales, pero no valen los atajos con cápsulas que aíslan la sustancia de otros componentes naturales y que tienen intervención en su asimilación.
¿Se pueden curar las cataratas?
La única opción es la quirúrgica, siempre que lo determine el oftalmólogo. Está recomendada cuando las cataratas impiden realizar actividades diarias como leer o conducir, y consiste en usar energía ultrasónica para extraer el cristalino opacificado (la catarata) y sustituirlo por una lente intraocular transparente.
Es lo que se conoce como un procedimiento denominado facoemulsificación. Lo bueno de todo este proceso es que se realiza de forma ambulatoria, es decir, no requiere ingreso hospitalario y apenas se necesita una microincisión de unos 2 mm con anestesia tópica y una leve sedación tras la cual el paciente puede volver a su casa por su propio pie.
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