¿Es cierto que si nos aparecen canas se nos va a caer menos el cabello?

El actor Richard Gere es un icono del pelo canoso

Jordi Sabaté

Xosé, lector y socio de eldiario.es, nos plantea la siguiente cuestión en un correo electrónico: “Tengo 35 años y ya estoy empezando a peinar canas, algo que me preocupa porque me considero todavía joven, la menos para lo que veo en mi entorno. Creo que al menos me queda el consuelo de que, por lo que se dice, me caerá menos el pelo que a otros sin canas, pero tampoco sé si esto está comprobado científicamente o es un mito. Me gustaría que lo averiguarais”.

“El que canea no calvea”, reza el dicho popular; también hay otro que asegura que arrancarnos las canas hace que nos salan más. ¿Son ciertos o bien son leyendas populares fundamentadas en la ignorancia o en alguna acción preventiva? Antes de entrar en materia veamos cómo aparecen las canas en el cuero cabelludo.

El mecanismo de las canas

La fibra del cabello es muy similar en composición a la de las uñas, por ejemplo. Se trata de excreciones de unas proteínas llamadas queratina que expulsan las células de los folículos pilosos. A medida que la secreción se va depositando, el cabello va creciendo en longitud, de modo que durante su vida útil, el tejido folicular continuará fabricando y excretando queratina en forma de cabellos.

Adicionalmente, junto a las células foliculares coexisten los melanocitos, otro tipo de células dedicadas a teñir la queratina con melanina, la misma que da el tono moreno a nuestra piel o el oscuro a nuestras pecas. Estos melanocitos también tienen una vida útil, que puede ser más corta que la de las células foliculares, de modo que si dejan de trabajar, la queratina no será teñida y el cabello crecerá decolorado, de reflejos entre blancos y grisáceos, lo que se conoce como plateados. Es la cana.

¿Qué hace que aparezcan canas?

En la aparición de canas pueden pesar varios factores, pero sobre todo un fuerte componente genético. Un estudio, liderado por el University College de Londres identificó el primero de los genes relacionado con la decoloración capilar. Los investigadores tomaron muestras del ADN de más de 6.000 personas canosas, mujeres y hombres.

Secuenciaron su genoma y lo compararon con el de personas sin canas por tramos de edades; descubrieron así diferencias en un gen concreto entre canosos y no canosos, el bautizado como IRF4. Pero no solo pesa la genética en la aparición de canas, también lo hace el estrés emocional si es muy intenso en un momento dado, así como el estrés crónico y la falta de descanso.

Para esto no hacen falta estudios, basta con ver cómo entran algunos presidentes de gobiernos y países en el mandato y cómo salen de él... En último término, hay factores exógenos que pueden intervenir en ausencia de estrés o la genética. La edad es uno de ellos, pues la vida útil de los melanocitos no es eterna, con lo que con los años van dimitiendo.

Otro es la contaminación ambiental: un meta-análisis de la Mayo Clinic de Rocherster, Minesota, determinó que se producían más cabezas canosas en los grandes núcleos poblacionales e industriales que en el campo libre de contaminación. Los expertos lo atribuyeron a la existencia de radicales libres en los compuestos contaminantes, capaces de matar a los melanocitos, así como a que dichos compuestos pueden producir reacciones autoinmunes e inflamatorias en las que nuestras defensas ataquen a estas células que fabrican melanina.

Relación entre canas y caída del cabello

Ahora nos disponemos a responder a Xosé, y para ello preguntamos a la dermatóloga María Rosa Martí, que nos asegura que “tanto el tema de que se cae menos el pelo como el de que salgan más canas al arrancárnoslas, son una leyenda sin fundamentos”. La doctora Martí explica que, a lo sumo, podríamos pensar que el cabello se va a caer más si canea, ya que indica una mala salud del folículo, aunque, no tiene que hacerlo de forma acelerada, “ya que son dos fenómenos distintos y la caída del cabello suele corresponder a unos patrones genéticos y la del caneo a otros diferentes”.

De hecho, el estudio de University College de Londres no encontró relación entre calvicie de caída del cabello. La médica cree que el dicho “el que canea no calvea” se puede haber extendido como una forma de consolar a aquellas personas que caneaban, y se consolidó porque en efecto, el canear no quiere decir que seguidamente nos vaya a caer el cabello, aunque sí puede pasar más tarde en la misma probabilidad que a las personas que no sacan canas.

Respecto a la creencia de que arrancarse canas las fomenta, la doctora cree que arraigó porque tiene una función preventiva, que es la de evitar que nos arranquemos el pelo. El motivo es que al hacerlo lesionamos el folículo y de este modo fomentamos una caída del cabello por inflamación del mismo, que puede llegar a morir. El mito del fomento de las canas infundía temor a la gente, que evitaba así arrancárselas e iniciaba un proceso de aceptación, que es lo que le recomendamos a Xosé.

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