Las cinco claves para acertar con tu crema solar

Dada la importancia que tiene en el ciclo de la vitamina D, tomar el sol no solo es una actividad lúdica y veraniega, sino también saludable. No obstante, conviene que limitemos los tiempos de exposición y si planea pasar un periodo largo bajo la radiación, lo mejor es protegerse con las cremas adecuadas. A este respecto, la época del año, la genética personal y la zona donde estemos definirán qué factor de protección necesitaremos.

Por ejemplo, si estamos en un país tropical la radiación es superior que en el norte de Europa o el Mediterráneo. Y lo mismo sucede con la altura: a 2.000 metros sobre el nivel del mar deberemos protegernos con más rigor. A continuación te ofrecemos las cinco claves que te pueden ayudar a escoger no solo la crema solar que mejor se adapte a tu perfil, sino también la que te salga más rentable o que tenga el efecto más eficaz.

1. Valorar el fototipo

Empecemos por la genética de nuestra piel, que definiremos por el llamado fototipo. Es importante, ya que es el perfil que determina cómo responderás frente a la exposición al sol. Los dermatólogos han determinado seis fototipos básicos:

Fototipo I: piel muy clara, de color blanco-lechoso, con pecas, ojos azules y pelirrojos, que se quema fácilmente, nunca se broncea y es muy sensible al sol.

Fototipo II: piel blanca y pecas, pelo rubio y ojos azules; se quema con facilidad y casi no se broncea.

Fototipo III: piel blanca, con el color de ojos azul, verde, miel o castaño y pelo de distintas tonalidades de marrón; se quema y se broncea de forma moderada.

Fototipo IV: piel ligeramente amarronada, con pelo y ojos oscuros; se quema poco y se broncea con facilidad y de inmediato al exponerse al sol.

Fototipo V: piel oscura; es raro que se queme, se broncea con facilidad y de manera inmediata al exponerse al sol.

Fototipo VI: piel negra; nunca se quema y siempre presenta reacción de pigmentación inmediata.

Según la época del año y el nivel de insolación diario, cada fototipo precisa de una crema con un factor de protección diferente. Así, las personas de los fototipos I y II necsitan protección solar todo el año, especialmente en la cara, nuca y orejas, mientras que las del fototipo III la precisará a partir de primavera y en los primeros meses de otoño.

Las personas de los fototipos superiores (V y VI), no la precisarán salvo en verano y en exposición directa al sol, mientras que las del fototipo IV pueden precisarla en la cara y brazos en verano y especialmente si viajan o residen en países tropicales. 

2. Buscar el FPS adecuado a nuestro fototipo

Además del fototipo, deberemos tener en cuenta el factor de protección solar o FPS. Se trata de una clasificación que sirve para calcular el tiempo que nuestra piel puede estar sometida a los rayos solares sin quemarse. Por ejemplo, las personas de los fototipos I y II tardan de dos a tres minutos en quemarse. Una crema de FPS de 10, les hará resistir sin quemaduras entre 20 y 30 minutos (el resultado de multiplicar los dos o tres minutos por diez).

Si el FPS es 15, pasarán a resistir entre 30 y 45 minutos (es decir entre dos o tres por quince). En cambio un individuo del fototipo III aguanta aproximadamente diez minutos sin quemarse, por lo que una crema de 15 le permitirá estar protegida durante dos horas y media. Sin embargo, para aguantar el mismo rato, una persona del fototipo I o II necesitará aumentar su FPS con una crema de protección 50, o bien deberá reducir su tiempo de exposición si no quiere quemarse.

3. No lo fies todo al FPS

Una persona del área mediterránea seguramente tenga un fototipo IV y es posible que aguante media hora bajo el sol sin quemarse. En teoría con un FPS de 10 va que chuta para estar hasta cinco horas bajo el sol en pleno verano. Ahora bien, el asunto no es tan simple y aun en el supuesto de que no se quemase, es posible que esta persona sufra una insolación severa o un golpe de calor, dado que resultan excesivas horas de exposición.

Con esto se quiere decir que el FPS es una medida orientativa pero no infalible. No se debe olvidar, por ejemplo, el rango de radiación que las cremas protectoras cubren. Una crema de amplio rango cubre contra aproximadamente el 93% de las radiaciones ultravioleta UVA, pero cuanto mayor sea el FPS más amplitud de protección tendrá.

En verano los dermatólogos recomiendan como mínimo usar cremas con FPS 30 y FPS 50 para la cara y otras zonas sensibles. La razón es que si un filtro solar de índice 15 protege en un 93% de los rayos UVA, las cremas de FPS 30 protegen en un 97%, y los filtros de FPS 50 ofrecen una cobertura del 98%. Por otro lado, respecto a aquellas cremas llamadas 50+, en realidad la diferencia entre 50 y 50+ es mínima o nula. 

4. ¿Solo UVA o también UVB?

Hay cremas en cuyo etiquetado pone 'amplio espectro' y otras que indica “muy amplio espectro”. La diferencia entre ambas está en que a los rayos UVA se añade protección también contra los ultravioleta de tipo B o UVB. Si bien la UVA es la que puede provocar mutaciones en el ADN y por tanto melanomas, la UVB sería menos energética, pero la responsable del bronceado y las quemaduras del sol, es decir las lesiones directas. Los dermatólogos recomiendan cremas que protejan el máximo en porcentaje total de rayos ultravioleta.

5. Fijémonos en el envase

Ya que será el contenedor que protegerá el filtrodel calor y la radiación, el envase cuenta y mucho. Debe ser opaco para no absorver la luz y calentar la emulsión, de modo que pueda durar más tiempo en óptimo estado de conservación. También debe ser transportable y cómodo de almacenar. Los de cristal son los que mejor conservan, pero no son cómodos de transportar. 

En lo referente al modo de aplicación puede hacer que la crema se extienda por la superficie de modo más o menos efectivo y también puede servir para aprovechar al máximo las dosis contenidas. En este sentido los mejores dispensadores son los 'airless', que implican un envasado al vacío que impulsa hasta el último resto de crema al exterior. Finalmente, para el cuerpo puede usarse un dispensador de spay, pero en la cara, el cuello y las orejas se recomienda la aplicación manual de emulsiones cremosas. 

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