“Estoy agotado”. “A las diez de la noche estoy rendido”. “Llevo días sin descansar bien”. Con un nivel mayor o menor de dramatismo y desesperación, muchos tenemos la sensación de que escuchamos este tipo de expresiones casi cada día. Estamos en el epicentro de una especie de epidemia de fatiga. Es más fácil encontrar a alguien que sepa hacer malabares con naranjas que a alguien que esté contento con su régimen de descanso.
Normalmente, le echamos la culpa al sueño o, más bien, a la falta de él. “He dormido fatal”, suele ser lo siguiente que sale de los labios de algunos de nuestros compañeros de trabajo después del típico “buenos días”.
En redes como TikTok se ponen de moda tendencias como el #Bedrotting, o sea, estar horas y horas metido en la cama sin hacer nada como método de relajación y descanso. Un hashtag que acumula, en el momento de escribir este artículo, más de 62 millones de visualizaciones en la plataforma china. Pero quizá, aunque definitivamente muchos no acabamos de dormir del todo bien, estamos prestando demasiada atención a esa parte del descanso.
El sueño es un mecanismo fisiológico fundamental, imprescindible para la vida, pero en los últimos años, cada vez más, los científicos nos están llamando la atención sobre el hecho de que no es esa la única manera en la que nuestro cuerpo se regenera. El descanso mientras estamos despiertos está adquiriendo a los ojos de la ciencia la misma importancia que el sueño. Por ejemplo, tomar pequeños descansos de unos 15 minutos durante nuestra jornada laboral podría ser determinante para sentirnos más relajados y descansados, para que tengamos mejor memoria, que padezcamos menos enfermedades relacionadas con el estrés, que tengamos mejor salud mental en general e incluso para que durmamos mejor.
“Existen estudios que relacionan descansar con un aumento de la memoria, con menos enfermedades relacionadas con el estrés, con mejorar la salud en general… El estrés que nos supone no parar, el estar continuamente haciendo y preocupados u ocupados es lo que nos causa patologías”, dice a elDiario.es el doctor Javier Albares, especialista en medicina del sueño y autor del libro La ciencia del buen dormir (Planeta, 2023). “Desde mi punto de vista, los descansos diurnos son fundamentales y no descansar es una de las principales causas del mal dormir y del insomnio en nuestra sociedad. Igual que nuestra noche fabrica nuestro día, nuestro día también fabrica nuestra noche y, por lo tanto, tener momentos de descanso de nuestra actividad física y mental es fundamental para poder tener una buena noche. Parece surrealista que tengamos que recomendar que la gente descanse durante el día y denota que hemos normalizado tanto que no se pare durante nuestra jornada que parece que esto ahora sea como una nueva moda. Hay que descansar, meditar, respirar de forma consciente, no hacer nada, leer un libro… Es absolutamente necesario para tener una buena salud física y mental y por supuesto un buen descanso y un buen sueño”.
Los descansos diurnos son fundamentales y no descansar es una de las principales causas del mal dormir y del insomnio en nuestra sociedad. Igual que nuestra noche fabrica nuestro día, nuestro día también fabrica nuestra noche
Especialistas en agotarnos
“No creo que seamos buenos para descansar”, explica Claudia Hammond, profesora de psicología de la Universidad de Sussex y autora del libro The art of rest. How to find respite in the modern age (El arte del descanso. Cómo encontrar un respiro en la era moderna), publicado por Canon Gate, y que fue una de las personas encargadas del estudio The Rest Test (La encuesta del descanso), el mayor estudio realizado hasta la fecha para analizar el descanso humano en el que participaron 18.000 personas de 135 países. “Dos tercios de los encuestados para The Rest Test sentían que no descansaban lo suficiente. Muchos aspectos de la vida y la cultura modernas, además, dificultan que valoremos el descanso, y estar constantemente ocupados se ha convertido en un signo de estatus y respeto en la mayoría de las sociedades hoy en día”.
La profesora también destaca que, incluso en nuestro ocio, también nos exigimos demasiado. “En las últimas décadas, hemos llenado el tiempo que le dedicamos al ocio y a lo social con obligaciones debido a las redes sociales. Como necesitamos publicar y tener 'me gusta', nos imponemos hacer ciertas cosas para mostrar un estilo de vida supuestamente ideal”, apunta. “Incluso placeres simples como dar un relajante paseo, pueden sentirse como un trabajo si los medimos con contadores de pasos y los vemos como parte de un régimen de ejercicio”.
En las últimas décadas hemos llenado el tiempo que le dedicamos al ocio y a lo social con obligaciones (...) Como necesitamos publicar y tener 'me gusta', nos imponemos hacer ciertas cosas para mostrar un estilo de vida supuestamente ideal
Muchos tipos de descanso
Uno de los grandes hallazgos de The Rest Test fue que no todo el mundo entiende el descanso de la misma manera. En la prueba se les pidió a los participantes que eligieran su forma favorita de descansar y las respuestas fueron muy variadas y no precisamente sedentarias. Aunque entre las actividades más citadas estaban leer, no hacer nada o darse un baño, muchas personas eligieron hacer ejercicio o correr.
“Para ser claros, descansar más no significa holgazanear, se trata más de apagar el ruido constante que suena en nuestras cabezas y para algunas personas eso puede significar realizar una actividad física extenuante”, señala Claudia Hammond.
Sin embargo, la segunda posición de la lista estaba ocupada por dormir o echar la siesta. Aunque lo pueda parecer, esto no es un contrasentido. Como hemos dicho, hay muchas formas de descansar, y dormir es una de ellas. “No hay que contraponer los descansos diurnos con la siesta, las dos cosas son fisiológicas y necesarias”, aclara el doctor Albares. “Tener descanso durante el día, como ya hemos dicho, es fundamental y la siesta es algo también fisiológico de nuestra especie. No es algo cultural, no es algo mediterráneo, la siesta es propia de nuestra especie y lo que pasa es que se desterró prácticamente desde la Revolución Industrial durante la cual ya entramos en esta vorágine de no parar, de multitasking, pero es algo muy saludable. Tiene beneficios a nivel cognitivo, mejora el estado de ánimo, el rendimiento en el trabajo y en los estudios… Hay estudios que muestran que una siesta regula la tensión arterial, por lo tanto no hay que ponernos en eso tan nuestro, tan dual también de nuestra sociedad, del bueno y malo, siesta o descanso. No, siesta y descanso durante el día, las dos cosas”.
Parece surrealista que tengamos que recomendar que la gente descanse durante el día, denota que hemos normalizado tanto que no se pare durante nuestra jornada que parece que esto ahora sea como una nueva moda
Móviles y descanso
Desde hace ya bastante tiempo, mirar el móvil se ha convertido en el nuevo tomar un café o salir a fumar un cigarrillo. De hecho, suele hacerse a la vez que estas dos formas de descanso laboral. Hoy en día, casi equiparamos nuestros descansos o momentos de inactividad con mirar nuestros teléfonos y, especialmente, las redes sociales. Aunque ya hemos visto que la mente y el cuerpo pueden descansar de muchas maneras, ¿deberíamos eliminar teléfonos, redes sociales y demás de esta ecuación?
“Estar mirando el móvil no es descansar, por supuestísimo que no”, asegura Albares. “Es una continua actividad mental y no hay que olvidar que la actividad mental ya en sí misma nos puede causar estrés y una hiperactivación del eje hipotalámico suprarrenal. Por lo tanto, para descansar realmente, tenemos que realizar actividades en las que la vista no esté focalizada, porque la mirada focalizada es ya la mirada al león que nos puede atacar. Mirar al horizonte, sin embargo, activa el sistema nervioso parasimpático, no el simpático que nos acelera y nos estresa. Si no paramos, sufriremos eso que los budistas llaman monkey brain, cerebro de mono: el no parar, la actividad mental constante, y eso es lo que está un poco matando y enfermando a nuestra sociedad, volcada a la patología crónica, a la patología inflamatoria, al insomnio, que no viene más que de un estrés continuado que hemos normalizado. Tenemos que levantar la mano y decir que tener estrés no es normal y que hay que parar durante el día”.
La profesora Hammond matiza un poco estas palabras. “Es posible también encontrar el descanso mirando nuestro feed de Instagram”, explica. “El problema es que no consigamos desconectar. Necesitamos un descanso de nuestros teléfonos tanto como necesitamos descansos en general. Pero eso no significa desechar completamente nuestros dispositivos. Además, cada vez es más difícil hacer algo así. Más bien, deberíamos tomar nota de nuestros patrones de comportamiento y asegurarnos de estar usando nuestros teléfonos de manera consciente en lugar de sin pensar”, concluye.