La dificultad de hacer amigos pasados los 30: ¿por qué nos cuesta más crear vínculos cuando crecemos?

Lena Dunham en 'Girls' (HBO).

Marina Benítez

11 de enero de 2024 22:32 h

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La amistad puede ser un entorno idílico para quienes la disfrutan sabiéndose afortunados, pero se transforma en frustración cuando no se posee o en un pantanal cuando no es la deseada. Es esa relación afectiva humana que, en ocasiones, se vuelve sigilosamente una imposición con formas definidas. 

Una herramienta más para crear estructuras a las que ceñirnos y cuyo eco es difundido por el cine y la televisión. No es raro que la amistad se haya idealizado tanto como para verse convertida, para muchas personas, en un espacio de incomodidad por no saber o poder arraigarla en sus vidas con la extensión con la que se presupone que debe de darse en cada contexto vital. 

Si hubiera que poner algún ejemplo de herramienta capitalista creadora de estructuras sociales, el universo de Disney sería el más genérico y adecuado. No solo ha fomentado durante una época relaciones románticas cuestionables, también ha contribuido a la idealización de las amistades como lugar esperanzador, en el que ser libres dando rienda suelta a nuestras rarezas y/o peculiaridades. Hemos crecido con la ensoñación de que siempre encontraríamos en el camino a nuestra 'media naranja amiguil', como si fuéramos protagonistas del ecosistema Mr. Wonderful, y eso puede pesar.

En Toy Story, por ejemplo, la reflexión principal era la de la amistad como lugar sempiterno al que volver pase lo que pase, como un amarre seguro a puerto. Ya de más adultas quisimos tener un grupo de amigas como Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York para compartir jueves de cócteles y vivir nuestro presente, pero más tarde descubrimos con Girls que la idealización de la amistad puede conllevar relaciones con fecha de caducidad. Entonces, ¿qué pasa cuando estos amarres terminan por romperse? 

¿Por qué nos cuesta tanto hacer nuevas amistades?

En la adultez nos movemos en una amalgama densa de responsabilidades, deseos, frustraciones, falta de energía y demás circunstancias que complican las relaciones entre los hitos vitales que queremos lograr y los que podemos alcanzar. Es ahí donde entra en juego la posibilidad de entablar nuevas amistades con las que compartir la persona que somos ahora.

Hemos crecido con la ensoñación de que siempre encontraríamos en el camino a nuestra 'media naranja amiguil', como si fuéramos protagonistas del ecosistema Mr. Wonderful, y eso puede pesar

Puede que la culpa aparezca en todo este proceso, relacionada con la incapacidad de establecer relaciones que duren en el tiempo o con seguir estirando otras por miedo a la soledad en un contexto en el que esta se ha convertido en epidemia; el 13,4% de la población en España la padece, según una investigación del Observatorio Estatal de la Soledad no Deseada (SoledadES) de 2023.

“Hay que tener en cuenta que, cuando se es adulto, se tienen más responsabilidades, como un trabajo y la independencia económica. Esto ocupa tanto tiempo que el espacio social disminuye”, dice a elDiario.es el psicólogo Adrián Díaz, especializado en terapia breve. “Hay estudios que indican que la configuración de nuestra sociedad actual es el terreno de cultivo perfecto para una de las grandes pandemias que estamos sufriendo: la de la soledad. Cada vez estamos más aislados y atomizados. La cultura nos lleva a ser más individualistas y lo comunitario va desapareciendo”.

La configuración de nuestra sociedad actual es el terreno de cultivo perfecto para la soledad (...) Cada vez estamos más aislados y atomizados. La cultura nos lleva a ser más individualistas y lo comunitario va desapareciendo

Adrián Díaz psicólogo

La cuestión de si es difícil crear vínculos profundos y cercanos a medida que se va creciendo puede ser, en todo caso, subjetiva, pero la realidad es que hay un sentir compartido que impera. Antonia Aguilar (32 años), delegada territorial que por su trabajo vive ahora en Madrid pero viaja constantemente, explica su caso: “Me resulta difícil crear nuevos vínculos profundos, aunque yo siempre he tenido muchísima facilidad para hacer amistades en contextos como la FP, la carrera, los trabajos… Para mí, generar intimidad, caer bien y que me caigan bien, encontrar puntos en común y todo eso nunca ha sido un problema, pero ahora con los horarios del trabajo, viviendo en una ciudad grande, con menos tiempo, se hace difícil realizar actividades o tener tiempo de calidad con los amigos que voy conociendo para que luego la amistad vaya creciendo y se mantenga”.

El espacio en el que nos movemos y las distancias afectan a las relaciones que entablamos. “Tengo amigos en Madrid forjados en cursos o pertenecientes al espacio de trabajo, sitios en los que paso mucho tiempo, porque apenas tengo tiempo por las tardes. En un pueblo se reducen los tiempos y siento que es más factible tener y cuidar amistades. Al final, vamos buscando las parcelas de tiempo que tenemos disponible con la gente que nos va interesando en cuanto a la conversación o lo que hacemos juntos. Por eso mucha gente se queda en el camino”, expresa Aguilar.

Las relaciones se expanden de distinto modo en pueblos o ciudades, las distancias afectan al tiempo que tenemos y podemos proyectar en ellas. Joana Reina (32 años), que trabaja en el sector turístico gallego, cuenta que en su caso nota cómo “conforme nos hacemos adultos, nos sumergimos más en nuestras propias vidas y nos perdemos mucho de lo que sucede fuera. Buscamos menos la aceptación, caer bien nos da más igual, así que es más difícil entablar una relación profunda. No es como ser niña, que empiezas tabula rasa y todo te vale”.

Con los horarios del trabajo, viviendo en una ciudad grande y con menos tiempo, se me hace difícil realizar actividades o tener tiempo de calidad con los amigos que voy conociendo para que luego la amistad vaya creciendo y se mantenga

Antonia Aguilar 32 años

Amistades duraderas y nuevas relaciones

Una cuestión interesante en relación a las amistades de largo recorrido es si todas las que normalmente poseemos encajan en nuestro presente. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez por qué tal persona sigue en cierto grupo de amistades? Esto hace reflexionar sobre el miedo a la soledad y sus posibles derivas, y también sobre si seguir manteniendo estas relaciones por la mera duración del vínculo no es algo que nos lleva a someternos a situaciones que nos perjudican.

“Tengo amistades de toda la vida que están ahí por puro compromiso. Apenas hablamos, pero no termino de soltar el vínculo por miedo a ofender”, dice Joana Reina. “He conocido a gente ya en la adultez que se ha convertido en un pilar fundamental para mi vida y ha desbancado por completo a otras que conocía de mucho más tiempo. Yo creo que el rango en la amistad no se mide por el tiempo, depende de muchos factores: que compartas el momento vital, ideas, valores, etc. Se parece mucho a las relaciones de pareja, son prácticamente lo mismo; si estamos en el mismo camino en la vida, seguimos adelante; si no, adiós”.

Por otro lado, Antonia Aguilar comparte: “Yo tengo mis amigos de toda la vida, pero son personas con las que a veces no tengo muchas cosas en común. Si los conociera ahora, no sé si seríamos amigos. Mis amistades más recientes son más compatibles con mi versión actual. Considero a ambas importantes por igual, ya que para mí no es una competencia. Tener 20 años de amistad significa solo que llevo más tiempo de relación”.

Es aquí donde entra en juego una de las ideas que en ciertos entornos sociales aún sigue dándose, la de preponderar las amistades tejidas a lo largo de una vida frente a otras más recientes, siendo estas consideradas tradicionalmente como lo primero y sin importar qué tipo de situaciones nos hacen vivir. “Me ha ocurrido eso de alejarme de una persona o empezar a priorizar a otras y que una amistad de largo recorrido lo considerara ofensivo. Y no es una ofensa, es simplemente que ya no somos afines, que yo he cambiado o los demás han cambiado y elegimos vías distintas”, cuenta Reina.

Miedo a la pérdida por miedo a la soledad

Según el contexto en el que desarrollamos nuestra vida, la capacidad para crear nuevos vínculos se ve fortalecida o deteriorada. Cuando la realidad que nos atraviesa es como una balsa de aceite de la que no es posible extraer experiencias vitales compartidas, el miedo a crear nuevos vínculos por creernos incapaces se convierte en un obstáculo por el que no sucede nada. 

Dentro de esta situación se da que carecemos de las herramientas necesarias, en muchas ocasiones, para hacer frente a la ruptura amistosa. “No se nos prepara para ello. Hay, quizás, un vacío educacional o cultural al carecer de ciertas estructuras o enseñanzas que nos ayuden a gestionar de un modo diferente la pérdida de una amistad, por eso mismo su duelo se encrudece. También hay que tener en cuenta que la concepción judeocristiana que tenemos sobre la muerte, el duelo o la pérdida es muy nociva. No vemos la pérdida como parte de un ciclo, por ejemplo. Eso siempre tiene un peso específico”, aporta el psicólogo Adrián Díaz.

¿Cómo crear nuevos vínculos?

Uno de los puntos a tener en cuenta en el camino de hacer nuevas amistades en la etapa adulta es contar con que hay bastantes grupos de amigos ya consolidados, y el acceso a los mismos parece, en ocasiones, tan complicado como superar las vicisitudes que afrontó Marco en busca de su madre.

Adrián Díaz comparte con elDiario.es que “en la etapa adulta es posible que ese hito evolutivo de conseguir amigos e iguales que forma parte de tu proceso de madurez se haya cumplido con éxito y simplemente no haya esa necesidad. No es que haya un rechazo, es que no hay una búsqueda activa”. Esto hace que el contexto en el que se quieran crear amistades sea muy importante, debido a que debe darse una receptividad por ambas partes.

Ante su indeterminación, en muchas ocasiones han surgido aplicaciones que cubren esta necesidad, como Bumble, que tiene una opción específica para hacer amigos. Hay quienes piensan que funcionan y son efectivas. Es el caso de Antonia: “Utilizo Bumble. Hace tiempo que la sociedad pedía un Tinder para conocer amigos. Mis amigas de Madrid comenzaron a cambiar de etapa vital y fue entonces cuando comencé a utilizarla. Creo que las aplicaciones están muy bien porque encuentras a personas en el mismo momento vital que tú: puedes elegir la edad, la orientación política, que sea LGTBIQ+ friendly… Esto ayuda mucho a conocer a gente en ciudades grandes, como Madrid. En el pueblo le he estado echando un vistazo y hay un montón de chavalas por alrededor. Si yo volviera y notara que mi grupo de amigos está muy viciado, la utilizaría”.

Utilizo Bumble. Hace tiempo que la sociedad pedía un Tinder para conocer amigos. Mis amigas de Madrid comenzaron a cambiar de etapa vital y fue entonces cuando comencé a utilizarla

Antonia Aguilar 32 años

La experiencia de Joana Reina es distinta: “Suelo conocer gente en cursos de idiomas, en clases en general. He sacado un par de buenos amigos de ahí. Cuando me cambié de ciudad usé aplicaciones para conocer gente. Spoiler: no funcionan. Y si en una app dice que es exclusivamente para hacer amigos, no lo creas, porque mucha gente va a lo que va, según mi experiencia. El mejor método es ir a lugares donde hacer actividades que te gustan, así encuentras a personas con gustos afines”. 

La recuperación de un duelo relacionado con la amistad no está confrontada con nuestra capacidad de crear nuevas relaciones afectivas. Quizás, en ello, lo más complicado sea poseer el conocimiento sobre cómo crear nuevos vínculos sociales que desemboquen en amistades más estrechas y duraderas, también enfrentar ansiedades sociales o miedos.

“Creo que encontrar personas en un momento vital parecido al tuyo es importante en la edad adulta porque vais a compartir inquietudes, momentos que os van a llevar a una conexión mayor, sumado a una consistencia en el tiempo”, aconseja Adrián Díaz. “He observado que cuando conoces a alguien en una formación, por ejemplo, y quedas con esa persona fuera de ahí, hay más probabilidad de que se dé esa intimidad y vínculo. Luego, sobre todo al inicio de una relación hasta que se genera el apego o vínculo, tiene que haber una constancia, como veros una vez en semana, estar en contacto por WhatsApp.

El compromiso con esa nueva amistad, apunta Díaz, va más allá del inicio, cuando conoces a alguien y hay un “enamoramiento amiguil”. Es, dice, “saber que una amistad también implica estar si algo va mal, y por ello es importante el compromiso de las dos partes, hablarlo, expresarlo y llegar a un acuerdo o solución”.

Creo que encontrar personas en un momento vital parecido al tuyo es importante en la edad adulta porque vais a compartir inquietudes, momentos que os van a llevar una conexión mayor, sumado a una consistencia en el tiempo

Adrián Díaz psicólogo

A veces, incluso, puede darnos pereza o reparo crear nuevos vínculos. “Al principio es verdad que da un poco de respeto y pudor por lo que te puedas encontrar, pero en mi experiencia hay muchísima gente maravillosa”, cuenta Antonia. “Cuando en Madrid me he quedado un poco más sola, me he vuelto hacer Bumble, ¡a buscar amigas nuevas y resetear! También filtro a la gente, pero eso es normal porque no te puedes llevar bien con 500 personas”. 

Para Joana, el contexto también ha sido determinante: “Vivo en A Coruña. Cambié de ciudad hace dos años y medio. Después de todo este tiempo, es ahora cuando empiezo a tener una red de personas en la que, casualmente, la mayoría están tan desubicadas como yo, porque también vienen de fuera: una italiana, un ecuatoriano, una pontevedresa… Al final buscamos la familia que nos falta donde estamos”.

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