Con temperaturas superiores a los 40ºC en la mitad sur y noches tropicales -es decir, con el termómetro por encima de los 20ºC- en gran parte del país, agosto se hace notar como el mes más cálido. De ahí que se le conozca como el mes de la canícula, una palabra tomada del latín (viene de canis, perro) para describir el paso de la estrella Sirio, también conocida por “la abrasadora” por que su periodo visible coincide con los días más tórridos, los conocidos como “días perros”, ya que el calor no permite en ellos tradicionalmente ningún tipo de actividad.
Además de dejarnos inapetentes, el calor de la canícula es peligroso por el riesgo de que se disparen el riesgo de golpes de calor, las deshidrataciones, las hidrocuciones y otras afecciones relacionadas con las altas temperaturas. Hay que tener en cuenta que en esta época suben sensiblemente los ingresos hospitalarios en las franjas de edad más sensibles: menores de 12 años y mayores de 65 años.
Según un informe del Instituto de Salud Carlos III, más de 13.300 personas fallecieron en España entre 2000 y 2009 con consecuencia de las sucesivas olas de calor que acontecieron. Por su parte, la ola de calor de 2003, la más fuerte que se recuerda en lo que va de siglo, causó en Europa cerca de 35.000 muertes. Así que no está de más ser precavidos y seguir los siguientes diez consejos, o hacer que los nuestros los sigan si son niños o personas mayores.
Decálogo para salir airosos de la canícula
Los siguientes diez consejos para que las canícula no nos afecte, ni altere nuestra salud, pueden parecernos obvios, pero conviene prestarles atención, pues no cumplirlos implicará a buen seguro encontrarnos de repente situaciones desagradables y peligrosas.
No permaneceremos en el exterior en las horas centrales del día: ya bien estemos al sol o a la sombra, si la temperatura es demasiado alta terminaremos por sufrir los efectos del calor: mareos y tal vez vómitos cuando no algo peor. Si las temperaturas rondan los 40ºC, permaneceremos en interiores y protegidos de la luz hasta que el sol inicie su declive. Si es necesario habrá que bajar persianas y correr cortinas.
Nos mojaremos con mayor frecuencia: para evitar la hidrocución, sobre todo en piscinas o en el noroeste peninsular, no debemos esperar a que nos dé demasiado el sol y nos suba la temperatura para refrescarnos. La razón es que un cambio térmico brusco puede darnos el clásico 'corte de digestión'. Si de repente comenzamos a sentir mareos, dolor de cabeza así como sensación de somnolencia, saldremos rápidamente de la piscina.
Evitaremos salir a hacer deporte hasta la noche: el running y otras actividades al aire libre no se recomiendan hasta la puesta total del sol durante la canícula, y si esta es severa, es mejor no hacer ejercicio extenuante que nos suba la temperatura corporal. De lo contrario aumentaremos la probabilidad de golpes de calor y deshidrataciones.
Tendremos la botella siempre a mano: de agua, se entiende… Es el mejor método para prevenir la deshidratación. No conviene que el agua sea fría en exceso, que el contraste con el agua fría puede provocar un aumento de temperatura en el cuerpo para compensar, lo que hará que padezcamos más calor.
Nos ducharemos con agua tibia: es especialmente recomendable hacerlo antes de acostarnos, pero es importante que el agua no sea ni fría ni caliente para dejar que nos quite el calor con su evaporación. Si el agua es fría en exceso, el cuerpo reaccionará subiendo la temperatura corporal.
Evitaremos aires demasiado bajos: pueden provocarnos alteraciones si pasamos bruscamente al calor de la calle durante un tiempo demasiado prolongado, además de resecar las mucosidades y entumecer los músculos. Los cambios bruscos de temperatura pueden derivar en inmunodepresiones y resfriados. Es mejor un aire cercano a 26ºC.
Caminaremos con sombrero y siempre a la sombra: en caso de no poder evitar la calle durante un tiempo prolongado -ya se sea por trabajo o bien porque estemos haciendo turismo, etc.-, caminaremos siempre evitando el sol protegidos por sombreros o gorras para evitar el excesivo calor en la cabeza. Son preferibles los sobreros de ala ancha a las gorras de béisbol y parpusas. Por otro lado, es aconsejable usar pañuelos vaporosos para hurtar cuello y nuca del sol.
Nunca dejaremos las mascotas, los niños ni los abuelos esperando dentro del coche: aunque sea por unos pocos minutos y con aire acondicionado o a la sombra, el coche puede convertirse en una caldera letal. La temperatura en su interior se dispara y niños, personas de edad y animales gestionan peor el calor.
Cuidado con los excesos etílicos: los excesos con el alcohol y otras drogas llevan a la resaca, en la que el cerebro se deshidrata y provoca los consabidos malestares. Si unimos la deshidratación de una resaca a otra asociada a la canícula, la mezcla puede ser nitroglicerina para nuestra salud en las horas centrales del día.
Nos alimentaremos de abundante fruta y verdura: el motivo es que estos alimentos contienen grandes cantidades de la llamada “agua biológica”, asociada a la fibra vegetal y que modula el nivel de azúcares en sangre, con lo que nos mantendrá mejor hidratados. Además son alimentos de digestión más ligera, de modo que nos evitan la pesadez digestiva que concentra la sangre en el estómago e impide que el sistema circulatorio trabaje óptimamente como refrigerador corporal.
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