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Los cuidados de los tatuajes en verano, una mala época para lucirlos

Según la Academia española de Dermatología, el 33% de las españolas y españoles entre 18 y 35 años tiene al menos un tatuaje sobre su piel, lo cual no excluye a las personas mayores de 35 años, muchas de las cuales también poseen tatuajes, aunque no en una proporción tan alta. En las últimas tres décadas el tatuaje ha dejado de ser un estigma portuario y arrabalero para convertirse en un signo de modernidad para muchos. 

Àlex Grinyà, tatuador profesional, opina que poco a poco la sociedad ha ido perdiendo prejuicios respecto a los tatuajes, sobre todo en profesiones artísticas pero también de atención al público: “yo incluso he hecho a gente que no te imaginarías nunca, como directivos de grandes empresas o incluso religiosos”.

Los tattoos no son para el verano

Grinyà explica que aunque que el tatuaje “para cobrar sentido necesita ser exhibido, pues en el fondo es un acto comunicacional hacia los demás”, -“si te lo vas a hacer solo para ti mismo, mejor te ahorras los pinchazos”, añade, aunque matiza que “es una opinión personal”- en verano es mejor no exponerlos al sol

“Parece una contradicción”, se explica, “pero el verano, al menos en las horas en que el sol está más alto, no es la mejor época para enseñar los tatuajes”. El motivo, según el tatuador, es que “la radiación degrada y envejece las tintas y hace perder contraste y calidad al trabajo; el tattoo se decolora y apaga, perdiendo detalle”.

Grinyà recomienda no exponer los tatuajes al sol cuando vamos a la playa o la piscina: “mejor enseñarlos por la tarde y al anochecer, cuando el sol ya está bajo, si queremos conservarlos en buen estado por muchos años”. Si lo hacemos, antes nos los untaremos con protector solar de factor 50, a poder ser con filtros físicos, que no dejan pasar en absoluto la radiación.  

 

Cuidado con la hena negra

Por otro lado, Grinyà previene contra los tatuajes veraniegos con hena. Se trata de tintes con los que se hacen dibujos sobre la piel que duran entre dos y tres semanas, tiempo a partir del cual pierden su apariencia por acción del agua y el sol. “La hena es marrón rojiza, por lo que para darle apariencia de tattoo auténtico le añaden una sustancia [la parafenildiamina] que la oscurece y también hace que se fije más deprisa”es muy irritante e incluso en interacción con el sol puede quemar la piel“.

La Asociación Española de Pedriatía ya advirtió hace algunos años contra este tipo de tatuajes en niños y adolescentes precisamente por la acción de esta sustancia. Su uso para estos fines es ilegal, pero es complicado controlar la cantidad de “artistas” que se mueven por las playas de todo el país vendiendo sus servicios. “Hay mucho pirata suelto”, apostilla Grinyà, “que encima abusa de la parafenildiamina, con lo que suceden auténticas catástrofes”. Se refiere a quemaduras en algunos casos permanentes.

Extremar los cuidados en tatuajes recientes

Cuando el tatuaje es reciente, la recomendación de no exhibirlo ni exponerlo al sol o el agua es taxativa. “Un tatuaje es una pequeña operación con heridas, por lo que no se puede mojar ni exponer a la arena, el suelo, la hierba y mucho menos el sol”, explica la dermatóloga Rosa Martí. La médica recomienda tapar el tatuaje si es muy reciente con una venda, un parche o una prenda larga y no exponerlo al sol hasta pasado un mes tras su factura.

Después del periodo de cuarentena, la exposición tendrá que ser muy parcial y con filtro protector de máximo factor, aunque la dermatóloga recomienda, en la línea de Grinyà, no exponerlos al sol directo nunca en verano. Respecto a eventuales baños en mar o piscina, en el caso de tatuajes recientes, la dermatóloga aconseja precaución: “lo mejor es no mojarlos hasta pasadas dos semanas desde que nos hicimos el tatuaje”. 

Puede parecer una precaución difícil de llevar a cabo teniendo en cuenta el calor veraniego y las ganas de refrescarse, pero Martí es tajante: “lo que pasa es que a la gente le entran las ganas de hacerse tatuajes en verano, pero en realidad es la peor época del año, porque es la de mayor exposición”. Grinyà está parcialmente de acuerdo: “es verdad que cualquier otra época es mejor para la higiene del tatuaje, pero si se cuida bien no tiene por qué haber problemas”.

Finalmente Martí explica que “si el tatuaje se moja en agua de mar lo secaremos rápido. Aunque lo peor es el agua de piscina, que es ”menos cicatrizante, más secante y agresiva debido al cloro“. Si nos mojamos con ella nos pasaremos agua del grifo inmediatamente y secaremos el tatuaje con una toalla limpia y seca, que no sea la echarnos a tomar el sol. Adicionalmente si observamos irritación y escozor aplicaremos crema hidratante. Si no remite, acudiremos al dermatólogo sin demora.

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