Esther, socia y lectora de eldiario.es, nos escribe el siguiente texto: “he leído en algunos artículos sobre salud que aplicar laca de uñas puede ser nocivo porque penetra la sustancia a través de las uñas al cuerpo. ¿Hay algo de cierto en esto?”
Antes que nada conviene tranquilizar a Esther, ya que afortunadamente ninguno de los componentes de los esmaltes de uñas, ni de los clásicos o acrílicos, como tampoco de los semipermanentes, es capaz de penetrar a través de la cutícula de la uña para pasar a la dermis. A este respecto no existe peligro salvo en el caso de que seamos poco precisas en la aplicación de la laca y manchemos la piel, ya que algunos de sus componentes son agresivos.
El 'trío tóxico'
No obstante, conviene saber que en la composición de este tipo de cosméticos intervienen sustancias que en cantidades altas pueden ser tóxicas. En especial destacan en los esmaltes acrílicos tres compuestos que se conocen como el 'trío tóxico', y que son el formaldehído, ftalato de dibutilo y toludeno.
- El formaldehído se utiliza como conservante en estos productos, y es un compuesto habitual, por ejemplo, para conservar órganos diseccionados, insectos y animales muertos. Tiene un olor fuerte y característico y en proporciones altas puede llegar a irritar la tráquea y los bronquios y provocar silbidos al respirar. Además, en contacto con la piel puede producir quemaduras.
- El ftalato de dibutilo es el clásico olor a pegamento de los esmaltes y en buena medida es el responsable de las intoxicaciones en los adictos a la cola, provocando mareos, nauseas y también algunos efectos narcóticos. Se le relaciona con la pubertad precoz y diversos problemas uterinos, así como con el cáncer testicular y la baja calidad espermática. A largo plazo una exposición excesiva y prolongada también puede provocar problemas hepáticos y renales.
- El tolueno se emplea como disolvente en los esmaltes, es decir que es lo que los mantiene líquidos hasta que se evapora y se solidifican. Se le relaciona con alteraciones del sistema nervioso central, provocando cefaleas y mareos. También se le ha ligado a la insuficiencia renal y hepática.
Lacas 3-Free
A pesar de que no se ha demostrado el peligro para la mujer que se los aplica -no así cuando se trata de personas que trabajan aplicando lacas durante largas jornadas, incluso usando una mascarilla-, el 'trío tóxico' ha sido objeto de fuertes polémicas por parte de numerosas asociaciones de consumidores y medios de comunicación, que han destacado su peligrosidad potencial.
Se ha advertido del peligro que supone la moda de pintar las uñas a las niñas, que de este modo se exponen a los vapores que forman estos tres componentes durante el secado de la laca. También porque suelen acabar comiéndoselas, de modo que pueden ingerir algún otro componente sintético de efectos desconocidos. Adicionalmente se ha advertido de que podrían constituir un peligro para mujeres embarazadas.
Ninguno de estos efectos ha sido demostrado, de momento, si bien se recomienda aplicar el esmalte acrílico en espacios amplios y ventilados, donde no quedemos excesivamente expuestas al 'trío tóxico'. También es preceptivo que los locales de uñas tengan una adecuada ventilación para proteger a sus trabajadoras y clientas de la exposición excesiva y prolongada.
Sin embargo, como resultado de la presión, los fabricantes han puesto especial empeño en crear una alterativa de lacas libres de estos compuestos, que han recibido la calificación 3-Free para indicar en el etiquetado que no los usan. En esta lista se pueden consultar las principales marcas que trabajan con esmaltes 3-Fre.
Ojo con los esmaltes semipermanentes
No obstante, en los últimos años se han impuesto en el mercado los esmaltes o lacas semipermanentes, que no contienen los tres componentes más polémicos y además presentan una mayor durabilidad sobre la uña, pudiendo llegar a las tres semanas. Se trata de una tecnología de aplicación distinta, que cambia la evaporación natural de los disolventes orgánicos (el 'trío tóxico') por una evaporación de compuestos menos volátiles mediante calor.
Para ello se utiliza una lámpara secadora a base de rayos ultravioleta que se puede comprar por internet a un precio inferior a los 20 euros. El protocolo consiste en aplicarnos el esmalte en las uñas y después poner las puntas de los dedos bajo el foco de la lámpara durante unos minutos para que se seque. En principio, la lámpara no tiene por qué provocarnos ningún daño.
No obstante, las dermatólogas advierten contra el uso frecuente de este tipo de esmaltes, ya que forman una película opaca sobre la uña que podría disimular síntomas de posibles enfermedades que tienen su reflejo en el tono y posibles manchas en la superficie. También previenen de que pueden favorecer infecciones fúngicas, o volver las uñas débiles y quebradizas al no permitir su correcta hidratación.
Además, un estudio de la OCU de 2015 sobre 16 muestras de lacas semipermanentes compradas por internet desveló que la mayoría de ellas contenían un compuesto llamado hidroquinona metiléter que puede tener efectos irritantes sobre la piel y las mucosas por contacto.
La presencia de este compuesto es aceptada siempre que esté por debajo de las 200 partes por millón (ppm). El estudio, sin embargo, reflejó que siete de las lacas superaban este límite y no lo especificaban en su etiquetado, por lo que deberían ser retiradas del circuito comercial en el entorno de la unión europea.
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