Gwyneth Paltrow deja el Paleolítico y vuelve a comer macarrones: el cuento de nunca acabar de las dietas

Gwyneth Paltrow vuelve a los carbohidratos.

Carmen López

8 de junio de 2025 22:22 h

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Gracias a su cultivada experiencia en la polémica, que Gwyneth Paltrow sea noticia casi no es noticia. Se libra de la irrelevancia gracias a su poder de captar la atención del público con el lanzamiento de algún nuevo producto estrafalario de su marca Goop, sus consejos sobre estilo de vida y, cómo no, sus hábitos alimentarios. La última novedad en este último aspecto es que, después de muchos años, ha decidido abandonar la dieta paleo [basada en lo que comían los humanos en el Paleolítico] y abrir un poco sus menús. Ahora se permite comer algo de pasta, pan de masa madre y hasta queso, según explicó en un episodio del podcast de Goop, que también conduce. Ella es la CEO de sí misma, un proyecto más que rentable.

En 2023, Paltrow había recibido un montón de críticas tras su participación en el programa The Art of Being Well (El arte de estar bien) de Will Cole –que se presenta como doctor, pero no está titulado sino que es ‘especialista’ en medicina funcional, un tipo de medicina alternativa sin evidencia científica– donde explicó que su rutina alimenticia consistía en ayuno intermitente al despertar, un café a mediodía, comida a base de sopa (generalmente caldo de huesos) y una cena paleo temprana, compuesta principalmente por verduras.

Tras el aluvión de comentarios sobre lo peligrosa que parecía su dieta –la nutricionista Sammi Haber declaró en BuzzFeed que “esto definitivamente es un claro ejemplo de un trastorno alimentario”–, Paltrow explicitó en sus redes sociales que ese régimen, que estaba llevando junto a su marido Brad Falchuk, estaba elaborado junto a un médico con el objetivo de desintoxicar su cuerpo tras sufrir COVID-19. Fue una manera de responder a quienes la acusaban de incauta al promover hábitos alimentarios peligrosos, una especie de ‘no intenten hacerlo en su casa [no me hago responsable]’.

Sin embargo, la influencia de sus palabras es innegable: por algo su empresa está valorada en más de 200 millones de dólares (al igual que su propia fortuna). Como analizaron las periodistas Begoña Gómez Urzáiz y Noelia Ramírez en su podcast Amiga Date Cuenta (RPS), todo el mundo necesita un gurú y la sociedad está llena de “pijas que te ordenan la vida”, dos conceptos que sientan como un guante a Gwyneth Paltrow. Puede explicar cómo romper un matrimonio con un ‘divorcio consciente’, cómo ejercitar los músculos vaginales con los huevos de jade y cuarzo de Goop, cómo vestirse para ganar un juicio o cómo llevar una alimentación en la que prácticamente no hace falta masticar. Todo ello sin perder los nervios y con una sonrisa.

Ahora, muestra en Internet cómo la familia se pone las botas con pizzas, asados e incluso tortilla de patata con chorizo, una receta que aprendió de su “mamá española” (sic) Julia Ruiz Blanco. La actriz pasó una temporada en Talavera de la Reina para aprender español cuando era adolescente y aún mantiene el vínculo con la familia que la acogió. Quizá en algún momento incluya la fórmula en la carta de The Goop Kitchen, el ‘restaurante fantasma’ que puso en marcha en 2021 y de momento solo funciona en Los Angeles, que ofrece ensaladas, pollos asados, pasta o pizza. Según la compañía, su comida está ‘limpia’ de azúcares refinados, alimentos procesados, gluten, lácteos, maíz, cacahuetes y conservantes, aunque si la dueña se abrió al queso ¿por qué no iba a hacerlo su empresa?

Hamburguesa sin pan ni queso

Como se decía al inicio, la dieta paleo se basa en la alimentación que se cree que llevaban los seres humanos en la prehistoria. Es decir, se pueden consumir ingredientes que procedan de la caza o la recolección como carne, pescado, huevos, fruta, semillas o frutos secos pero nada de alimentos que provengan de la agricultura como legumbres o granos. Tampoco están permitidos los lácteos. No existen suficientes estudios como para afirmar con rotundidad si esta planificación alimenticia es nociva o beneficiosa (o más o menos que otras) para todo el mundo, pero lo que sí parece bastante claro es que lo que come una celebrity no debería tomarse como una recomendación sanitaria así como así.

El poder del alcance de algunos influencers o famosos es tal que en cuestión de días puede hacerse viral una dieta, creencia o idea solamente con el hecho de que la compartan o la validen

Anna Díaz García psicóloga sanitaria especializada en trastornos alimentarios

¿Por qué tienen tanta influencia los hábitos de los famosos o los influencers de las redes sociales? Para el dietista-nutricionista y divulgador Juan Revenga, se debe a la idea de triunfo que reina en la sociedad. “Se establecen relaciones irreales entre el éxito que ha alcanzado una persona y lo que te dice que le va bien. Piensas que teniendo éxito en una determinada área, pues va a hacerlo bien en cualquier otra. Eso lo explotan tanto las monjas como los influencers o las personalidades”, señala. Es decir: si sabe cómo progresar en los negocios, también conocerá la mejor fórmula para alimentarse (sin engordar, claro).

Anna Díaz García, psicóloga sanitaria especializada en trastornos alimentarios, opina en la misma línea que Revenga. “El poder del alcance de algunos influencers o famosos es tal que en cuestión de días puede hacerse viral una dieta, creencia o idea solamente con el hecho de que la compartan o la validen”, sostiene. La necesidad de pertenencia a un grupo a la par que la de crear o buscar una identidad propia –en la adolescencia pero también en la edad adulta– hacen que seguir las dietas, en este caso, satisfagan esas aspiraciones de sus seguidores.

Se manipulan titulares o montajes visuales para vender productos con el gancho de una cara conocida, aunque esa persona jamás haya probado el método en cuestión

Júlia Farré dietista-nutricionista

Aunque no es algo nuevo, ahora más que nunca entra en juego el factor de la información falsa, según apunta la dietista-nutricionista Júlia Farré. Para ella, hay que tener en cuenta que: “Se manipulan titulares o montajes visuales para vender productos con el gancho de una cara conocida, aunque esa persona jamás haya probado el método en cuestión”. Algunos medios, que explotan el tirón del gancho que tiene la combinación del nombre de un famoso y dieta para conseguir visitas a su página web (o vender ejemplares en el caso, sobre todo, de revistas de estilo de vida), también son responsables de la popularización de pautas alimentarias cuestionables.

En ocasiones, los mismos personajes públicos son víctimas de su propia trampa. “Realizar dieta es algo tan arraigado y extendido en nuestra sociedad que, tanto para los influencers como para sus seguidores, el hecho de promocionarlo se concibe como algo muy normal e, incluso, beneficioso”, comenta Díaz García. Por su parte, Júlia Farré coincide en que algunos de los que promueven las dietas o productos relacionados con el adelgazamiento no tienen más interés que el de perder kilos como sus propios seguidores, pero eso no les exime de culpa.

La rueda de la dieta

Revenga es tajante en sus consideraciones al respecto y afirma con contundencia que “hacer dieta engorda”. Esto se debe a algo de sobra conocido por aquellas personas que han intentado adelgazar en algún momento de su vida siguiendo un régimen que prohíbe alimentos, algunos de ellos esenciales, con el único propósito de bajar cifras en la báscula. “Te pones una fecha de caducidad: ‘cuando pierda 12 kilos, lo dejo’, por ejemplo. Entonces, estás sometido a un proceso dietético absolutamente restrictivo que sigues contra viento y marea para la consecución de una meta ponderal sin atender a unos correctos hábitos dietéticos. Así que, cuando lo logras, vuelves al principio”, explica.

El ser humano quiere creer que las propuestas milagrosas son ciertas y compra todo lo que le interesa para conseguir su objetivo

Juan Revenga dietista-nutricionista y divulgador

Sin embargo, pese a que muchas de las personas vuelven a su peso inicial o incluso ganan más kilos –el conocido como ‘efecto rebote’– de los que tenían antes de la dieta, muchas personas siguen recurriendo a ellos. Aunque el término ‘operación bikini’ se haya quedado obsoleto y ahora se hable de summer glow up, el momento de guardar la ropa de invierno y probarse las prendas de verano continúa siendo traumático. La percepción sobre la gordura o la delgadez aún sigue presente y las ventas de los medicamentos para la diabetes tipo 2 que permiten adelgazar a toda velocidad son una buena prueba de ello.

“El ser humano quiere creer que las propuestas milagrosas son ciertas y compra todo lo que le interesa para conseguir su objetivo”, desgrana Revenga. “Pero si lo pensásemos fríamente, veríamos la cruda realidad de que existen, y no es broma, cerca de 750 métodos adelgazantes milagrosos. Y si solamente uno funcionase, el resto no serviría –continúa– pero es un negocio muy rentable”.

Mientras tanto, el alto porcentaje de obesidad en la sociedad es un problema de salud pública a nivel mundial. “En el año 2015, The Lancet publicó un artículo monográfico sobre este tema en el que indicó que en 40 años ninguna administración pública había conseguido revertir de forma convincente y mantenida la obesidad de una población”, detalla el especialista, que añade: “Programas como la estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) como el que promueve el Ministerio de Sanidad en España no funcionan porque implica cambiar de hábitos y eso no nos gusta”.

¿Del paleo a la anorexia?

Una de las alarmas que saltan cuando se detallan las restricciones de una dieta no pautada por un especialista es la de la posibilidad de desarrollar un trastorno alimentario como la anorexia o la bulimia, por ejemplo. Da igual que sea para adelgazar o para conseguir un objetivo ‘saludable’ como la desintoxicación de la que hablaba Paltrow. Sin embargo, ¿está justificado ese temor? ¿Son un sinónimo automático de problema?

En consulta vemos con frecuencia cómo estas modas alimentarias generan mucha ansiedad, distorsión corporal y miedo a comer ciertos alimentos, lo cual es una señal de alarma

Anna Díaz García psicóloga sanitaria especializada en trastornos alimentarios

“No es que una dieta por sí sola cause un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), porque estos son siempre multifactoriales”, declara Farré, “pero sí pueden ser un factor desencadenante o un vehículo que perpetúe un TCA ya existente”. Los planes nutricionales como el paleo, el ayuno intermitente o la cetogénesis quizá tengan una base científica que le dé sentido a su aplicación en contextos concretos, pero si se siguen sin supervisión profesional podrían tener efectos negativos tanto en la salud física como emocional. Los regímenes muy restrictivos que categorizan los alimentos en buenos y malos “pueden generar culpa, obsesión y aislamiento social, sobre todo en personas vulnerables. En consulta vemos con frecuencia cómo estas modas alimentarias generan mucha ansiedad, distorsión corporal y miedo a comer ciertos alimentos, lo cual es una señal de alarma”, dice la nutricionista.

Anna Díaz también reseña que la persona que desarrolla un TCA tiene factores a nivel social, familiar, cultural o psicológico que la predisposicionan a ello. En determinado momento de su vida, surge algún acontecimiento o circunstancia que la llevan al problema. Sin embargo, “el hecho de iniciar una dieta, sea del tipo que sea, es el factor precipitante más común”, afirma. En lo relacionado con la salud mental, seguir una pauta alimentaria porque la hace alguna celebridad o influencer de Internet puede provocar frustración si no se consigue el aspecto físico del referente. “Es común también que se refuerce la insatisfacción corporal, la baja autoestima, bajo estado anímico, aumento de la obsesión y restricción de los alimentos, etcétera”, concluye Díaz. Gwyneth, date cuenta.

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