Las hemorragias nasales o epistaxis pueden ser una molestia. En la mayoría de los casos, vienen de repente, sin previo aviso. Pueden asustar un poco por la presencia de sangre. Pero rara vez indican un problema médico grave. Aproximadamente el 60% de las personas sufre, alguna vez en su vida, una hemorragia nasal. De ellas, solo el 6% requiere tratamiento médico, según datos de la Academia Americana de Otorrinolaringología-Cirugía de Cabeza y Cuello.
¿Por qué sangra la nariz?
La sangre que sale por la nariz procede de los vasos sanguíneos de la mucosa nasal, la membrana que recubre el interior de la nariz. Puede salir por una o por las dos fosas. Suele durar de unos segundos a unos diez minutos. Aunque las hemorragias pueden afectar a cualquier persona, es más común que ocurra en niños de entre 2 y 10 años (a los que pueden sangrarles la nariz incluso cuando están dormidos) y en adultos de entre 50 y 80 años.
Por regla general, cesan de manera espontánea sin necesidad de aplicar ningún tipo de tratamiento. Cuando el sangrado se produce en la parte anterior de la nariz, generalmente en el tabique nasal, son suficientes medidas conservadoras que podemos aplicar nosotros mismos. El sangrado, en estos casos, no es grave. Por el contrario, cuando la epistaxis es posterior (menos comunes pero más graves), es decir, cuando se origina en una zona más profunda de la nariz, puede llegar a requerir atención médica.
Las hemorragias nasales pueden estar provocadas, según la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), por varios motivos:
- Los ambientes secos provocados por el aire acondicionado o la calefacción. Pueden secar e irritar la mucosa nasal, que llegan a formar costras que sangran si se rascan.
- Un catarro o un resfriado. Las infecciones del aparato respiratorio superior causan una inflamación en la nariz, y esto puede aumentar el riesgo de sangrado. Cuanto mayor es la congestión, más posibilidad de que los vasos sanguíneos se dilaten, lo que hace que la nariz sea más vulnerable a las lesiones.
- Las rinitis. El motivo de este tipo de sangrado es de carácter inflamatorio. La sinusitis en los niños pueden producir hemorragias leves.
- Traumatismos como un golpe fuerte.
- La introducción de objetos.
- En personas mayores, el uso de ciertos medicamentos o la presión arterial alta. En este caso, la hemorragia suele producirse también de forma espontánea.
- Uso excesivo de aerosoles decongestivos nasales esteroides.
- Trastornos de la coagulación de la sangre como leucemia.
- Abuso de drogas ilegales por vía nasal como cocaína.
Cinco medidas para contener la hemorragia
El sangrado nasal generalmente responde a medidas típicas de los primeros auxilios, como la compresión. Ante una hemorragia nasal debemos:
- Mantener la calma, sobre todo si se trata de un niño. Esto evitará que aumente la tensión arterial y, por tanto, la hemorragia sea más fuerte.
- Sentarse con el cuerpo y la cabeza un poco inclinados hacia delante para reducir la presión arterial en los vasos sanguíneos de la nariz.
- Limpiar la nariz para eliminar la sangre que se haya podido coagular.
- Presionar suavemente durante cinco minutos la parte blanda de la nariz con los dedos índice y pulgar, como si fuera una pinza, para que se cierren las fosas nasales, respirando por la boca. Si, pasados los cinco minutos, la sangre aún sale, volveremos a aplicar la operación. La mayoría de las hemorragias suelen ceder con esta medida.
- Aplicar frío por encima de los huesos también puede ayudar a controlar la hemorragia nasal.
- Qué no debemos hacer (contrariamente a lo que suele pensarse y hacer):
- No debemos echar la cabeza hacia atrás porque esto provocaría náuseas y vómitos. La sangre, en lugar de salir por la nariz, corre por la parte posterior de la garganta.
- No debemos obstruir el interior de la nariz con una gasa o algodón.
- Cuando la hemorragia ya está controlada, es importante en las 24 horas siguientes no hacer ejercicio ni esfuerzos físicos; tampoco es recomendable tomar medicamentos con efecto anticoagulante, como la aspirina, no estornudar con la boca cerrada ni sonarse fuerte.
Cuándo acudir al médico
Si bien el tratamiento es eficaz en la mayoría de los casos, en otros más severos es necesario buscar ayuda médica. ¿Cuándo lo haremos?:
- Si el sangrado persiste a los 20-30 minutos de aplicar las medidas conservadoras.
- Si la sangre es muy abundante y drena de manera persistente hacia la garganta.
- Si las hemorragias son periódicas y frecuentes (más de una vez a la semana).
- Si afecta a niños menores de dos años.
- Si la hemorragia va acompañada de otras molestias como dolor de cabeza, fiebre, mucosidad, vómitos o fiebre.
- Si se produce después de un golpe en la cabeza o en la cara. En algunos casos, lo que empieza con una nariz sangrando puede ser señal de emergencias médicas como una nariz rota o conmociones cerebrales.
Los casos más severos pueden necesitar otros tratamientos como el taponamiento posterior, la cauterización con nitrato de plata después de limpiar bien las fosas nasales, la intervención quirúrgica o embolización.
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