La portada de mañana
Acceder
Sánchez rearma la mayoría de Gobierno el día que Feijóo pide una moción de censura
Miguel esprinta para reabrir su inmobiliaria en Catarroja, Nacho cierra su panadería
Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

¿Cómo puedo lavar bien una almohada?

Marta Chavarrías

13 de diciembre de 2023 22:23 h

0

Pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo, la mayoría de las veces con la cabeza apoyada sobre una almohada durante horas y horas. Mientras lo hacemos, este objeto de descanso suele acumular sudor, grasa y células muertas de nuestra piel. No importa si optamos por una de espuma, de viscoelástica o de plumón. Todas almacenan suciedad y deben lavarse con periodicidad, igual que lo hacemos con el resto de ropa de cama como las sábanas y el edredón.

Mantener la almohada limpia es una cuestión de higiene que nos ayuda no solo a reducir los olores y alérgenos sino también a alargar su vida útil y mantener un ambiente de sueño más higiénico. Y esto va más allá de solo lavar la funda de la almohada, como indica la National Sleep Foundation, según la cual hay razones de sobra para lavar bien la almohada.

Entre las que destacan los expertos está el hecho de eliminar los ácaros de polvo que se acumulan en este objeto y que, aunque son inofensivos, dejan excrementos que pueden causar síntomas de alergia, como picor de ojos, secreción nasal y estornudos, así como tos o sibilancias.

¿Pueden lavarse las almohadas en la lavadora? La mayoría sí, lo que hace que su limpieza sea fácil. Pero antes de hacerlo deberemos comprobar que realmente podemos hacerlo porque hay excepciones.

Tipos de limpieza para las distintas modalidades de almohadas

Antes de lavar una almohada deberemos asegurarnos de qué tipo de relleno tiene. De esta manera, sabremos los cuidados que necesita. No es lo mismo lavar una almohada de plumón que una de viscoelástica. Por tanto, una ojeada a la etiqueta nos ayudará a determinar qué tipo de almohada tenemos y qué cuidados necesita.

Las almohadas viscoelásticas y de látex son agradables para dormir pero requieren más atención a la hora de lavarlas porque no pueden ir a la lavadora ya que la espuma suele romperse fácilmente. Además, al absorber la humedad, no se secan bien.

Si nos fijamos en las indicaciones del fabricante, las recomendaciones generales para mantener este tipo de almohadas en buenas condiciones nos dicen que tendremos que usar un paño húmedo con jabón y agua templada, frotar con suavidad, enjuagar y escurrir para que el agua no penetre en el interior, secar con un paño y airearla.

Las almohadas de viscoelástica no toleran bien el uso de detergentes como lejía ni escurrirlas con fuerza. Lo que sí podemos poner en la lavadora con cierta periodicidad es la funda protectora.

En líneas generales, es seguro lavar almohadas de algodón, plumas o de fibra en la lavadora. Será de nuevo la etiqueta la que nos dirá que podemos hacerlo. En este caso, casi seguro que podremos ponerlas en la lavadora con un programa con un ciclo suave con agua fría –el agua caliente puede encoger la tela, sobre todo de las almohadas de plumón–.

Las almohadas de fibra y microfibra toleran bien la lavadora ya que tienen la particularidad de dejar circular muy bien el aire en el interior, por tanto, suelen secarse bien. Son almohadas fabricadas en la mayoría de los casos a partir de una mezcla de fibras de poliéster y nailon, lo que hace que sean muy cómodas, transpirables y eficaces para repeler la humedad, además de ser livianas.

La etiqueta nos indicará a qué temperatura podemos hacerlo, aunque la mayoría se lavan bien a 40ºC, algunos fabricantes incluso señalan que puede hacer a 60ºC. La OCU recomienda usar jabón líquido y un centrifugado suave para impedir que la almohada se dañe, pero no lejía ni la limpieza en seco.

También podemos quitar las manchas de la almohada de microfibra de forma parcial. Para ello nos ayudaremos de agua tibia y un poco de detergente suave y, con una toalla o un paño blanco y limpio empapados, frotamos suavemente las manchas. Podemos dejar que la almohada se seque al aire o usar un secador en modo frío.

Otro tipo de almohadas que podemos poner en la lavadora son las de plumas, de textura suave y esponjosa. Por su relleno delicado es recomendable escoger un programa para prendas delicadas. La OCU aconseja usar una pelota de tenis en el tambor para que el relleno no se apelmace. Podremos introducirla en la secadora si optamos por un programa de tejidos delicados.

En líneas generales, cuando se trata de poner la almohada en la lavadora, es aconsejable no cargarla mucho para que pueda lavarse con homogeneidad, así como seleccionar un ciclo de centrifugado alto para que elimine el exceso de agua. Aunque la periodicidad con la que tendremos que lavar la almohada depende del material y el uso que le demos, en general deberíamos hacerlo al menos cada seis meses. Pero si sudamos por la noche o tenemos síntomas de alergia de forma regular es mejor hacerlo con más frecuencia. Incluso si lavamos la funda protectora deberemos también lavar la almohada.

¿Podemos poner la almohada en la secadora? Algunos materiales la toleran bien –excepto las de viscoelástica- aunque deberemos asegurarnos consultando, de nuevo, las instrucciones del fabricante.

Consejos generales para cuidar las almohadas y cuándo debemos reemplazarlas

Al comprar una almohada lo primero que tenemos que hacer es cubrirla con una funda de algodón para protegerla de manchas y alargar así su vida útil. También podemos optar por el uso de fundas antiácaros si queremos darles una protección adicional efectiva. Otra práctica aconsejable es sacudir la almohada de manera enérgica cada día, facilitando así que gane volumen y evitando que acumule polvo.

¿Cuándo tenemos que cambiar la almohada? El momento llegará, aunque hayamos tenido el máximo cuidado. Los especialistas en la materia indican que, aunque no existen unos plazos concretos, lo más recomendable es hacerlo cada dos años porque pasado este tiempo se suelen deteriorar con más facilidad y los materiales se deforman. Este tiempo puede ser superior en el caso de las almohadas de viscoelástica –cada dos o tres años– porque son más resistentes.