¿Qué es la apnea del sueño y porque se produce?
Se trata de un trastorno más que de una patología, y se la conoce como 'el síndrome de los no durmientes', porque los afectados, a pesar de dormir profundamente se levantan cansados y con la sensación de no haber dormido apenas.
Consiste en detenciones de la respiración repetidas con gran frecuencia durante el sueño, que se producen por obliteración de los conductos traqueales por el peso de los tejidos que rodean la garganta, que ceden debido a la relajación del tono muscular.
De este modo, la zona del cuello se relaja durante la noche en los afectados hasta que la tráquea de ve obliterada y se cierra, deteniendo momentáneamente la respiración. Inmediatamente el cuerpo reacciona con una pequeña sacudida inconsciente en la que recupera el tono y la posición para poder seguir respirando. Este proceso puede llegar a repetirse hasta 200 veces durante una noche.
La consecuencia es un mal descanso, con frecuentes pausas, incluso despertares de los que no nos acordamos por la mañana, y que nos deja con la sensación de estar más cansados que a la hora de acostarnos. Nos duele la cabeza y tenemos la boca seca y realmente notamos que nuestras energías están más disminuidas, paralelamente a nuestra libido y nuestro deseo sexual. Incluso tendemos a dormirnos de día.
Adicionalmente, otro problema es que estas interrupciones podrían alterar procesos metabólicos nocturnos esenciales; a la larga, si no se le pone remedio, puede llegar a desembocar en enfermedades como la diabetes de tipo 2, según la American Diabetes Asociation –algunos estudios relacionan estrechamente ambos problemas– o reflujo gastroesofágico y úlcera de estómago. Además, la apnea del sueño favorece el riesgo de infarto.
¿Quiénes son los candidatos a sufrir la apnea del sueño?
- Hombres: la apnea del sueño es un trastorno que afecta fundamentalmente a los hombres, en especial a partir de los 45 años, aunque también crece entre las mujeres menopáusicas.
- Fumadores: el tabaquismo es un factor que aumenta sensiblemente el riesgo de padecer apnea del sueño.
- Bebedores: la ingesta de alcohol por la noche también está entre las causas más frecuentes de la apnea del sueño.
- Personas obesas: la obesidad, ya sea por los trastornos en la asimilación de glucosa (diabetes) y otras alteraciones cardiovasculares, ya por el grosor de los tejidos adiposos, los obesos son casi sistemáticamente víctimas de la apnea del sueño.
- Personas que toman somníferos: al favorecer la relajación muscular, los somníferos contribuyen a la apnea del sueño.
- Personas con anomalías anatómicas: vegetaciones, amígdalas excesivamente grandes –en niños–, faringe estrecha y otras particularidades pueden favorecer este trastorno.
¿Cómo se detecta y qué remedios tiene?
El primer indicio a detectar son nuestros propios síntomas al despertarnos. Debemos preguntarnos si, habitualmente, a pesar de que tenemos la certeza de que hemos dormido profundamente, nos levantamos cansados y sin energías, con dolor de cabeza y la boca seca.
También si nos dormimos de día y nos cuesta concentrarnos. Si es así, no debemos pensar que nos quejamos de vicio y tendremos que considerar la posibilidad de haber entrado en un ciclo de apnea del sueño.
En segundo lugar deberemos ponderar si estamos entre los grupos de riesgo arriba especificados; si la coincidencia existe, deberemos acudir a un médico de cabecera para exponer nuestro problema.
Lo más seguro es que el médico nos dé hora para realizar un estudio polisomnográfico, que es un estudio de nuestro sueño durante una noche. Para ello puede que tengamos que desplazarnos a una clínica, aunque actualmente existen aparatos portátiles sencillos de manejar, de modo que podemos hacer nosotros mismos lo que se conoce como una poligrafía respiratoria.
En ambos caso se obtendrá un registro de las posibles alteraciones de nuestro sueño por las paradas respiratorias que los profesionales interpretarán. Si el resultado es una apnea temporal, se analizarán las causas, que pueden pasar por perder peso, dejar de fumar o limitar el alcohol o los tranquilizantes por las noches.
En caso de tratarse de una apnea más persistente, en personas de mayor edad, se puede aplicar un tratamiento conocido como CPAP o Presión Positiva Continua. Consiste en un aparato que a través de una mascarilla insufla aire al sistema respiratorio del durmiente, de modo que impide que se produzca la relajación muscular responsable de la apnea.
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