¿Qué medicamentos se están investigando contra el coronavirus?

El nuevo coronavirus, que ha recibido el nombre de SARS-COV-2, fue observado por primera vez en Wuhan, China, en diciembre de 2019, y es el responsable de la enfermedad infecciosa conocida como COVID-19, que provoca infecciones respiratorias. Actualmente no existe un tratamiento específico para este coronavirus, solo tratamiento de apoyo.

Sí se están realizando ensayos clínicos para encontrar un tratamiento farmacológico específico para prevenir o tratar la COVID-19 y se está trabajando en el desarrollo de una vacuna. Pero no hay todavía evidencia de que los ensayos clínicos que se están haciendo puedan convertirse aún en un tratamiento específico para COVID-19 y la vacuna puede tardar aún tiempo en estar a punto.

¿Dónde está la vacuna?

No hay todavía una vacuna para el coronavirus SARS-Cov-2 porque todavía hay dudas sobre la inmunidad de esta enfermedad y, hasta que no se resuelvan, no se sabrá si una hipotética vacuna será eficaz. Preguntas sobre cómo nuestro sistema inmune combate el virus y cómo desencadenar de manera segura una respuesta inmune similar con una vacuna siguen sin respuestas.

Pero, a diferencia de otros coronavirus como el del resfriado, el nuevo tiene una estructura distinta y puede infectar a cualquier persona porque aún nadie ha tenido tiempo de inmunizarse ni protegerse. En el caso del nuevo coronavirus, los expertos no parten de cero porque cuentan con experiencia con otros coronavirus como el que provocó el SARS (Síndrome Respiratorio Agudo y Grave) y el MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio).

Nuestro sistema inmunológico puede detectar y destruir invasores externos como bacterias, gérmenes, etc. Pero no ha podido con el nuevo virus. Y aquí es donde juega un papel importante la vacuna, que no deja de ser un engaño a nuestro cuerpo, que le hace pensar que está infectado y estimula la respuesta inmunológica. La vacuna, por tanto, ayuda a las personas a generar una respuesta inmune contra una infección sin exponerse al patógeno.

Pero antes los expertos deben dar con el antígeno, la parte de la vacuna que el cuerpo reconoce como un elemento extraño (pueden ser moléculas de un virus, una cadena de ADN o una proteína). El otro ingrediente importante es el adyuvante, que es el que trabaja para aumentar la respuesta inmunológica frente a un antígeno.

Cuando se consigue averiguar cuál es la mejor forma de atacar al virus, se inicia una fase de ensayos preclínicos para establecer que ni el antígeno ni la vacuna sean perjudiciales para los animales de experimentación y que inducen una reacción inmunológica. Una vez superadas las pruebas con animales, se inicia quizás la más costosa: la fase de experimentación en humanos.

Si la vacuna produce la respuesta se da luz verde a la producción masiva. Todo esto puede tardar meses en llegar. Lo más probable es que no se disponga de vacuna para la pandemia actual. En la mejor de las previsiones, se tardará entre 12-18 meses a tener una vacuna, según las estimaciones de la OMS.

En qué otros tratamientos está trabajando

Una combinación de fármacos que se usan con el VIH, un tratamiento contra la malaria probado durante la Segunda Guerra Mundial, un nuevo antiviral que fracasó contra el Ébola el año pasado... La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció, el pasado 20 de marzo, el lanzamiento de un ensayo clínico internacional, denominado Solidarity, para determinar si alguno de estos tratamientos puede tratar infecciones como COVID-19.

El objetivo es generar datos sólidos para encontrar los tratamientos más efectivos. De momento, se han unido al ensayo países como Canadá, Francia, Irán, Noruega, España, Suiza, Argentina y Tailandia. Algunas de las estrategias terapéuticasque se están siguiendo son, según la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS):

  • Remdesivir. En un inicio se desarrolló para tratar el virus del Ébola, y se ha demostrado que podría tener actividad in vitro frente al coronavirus. Según los expertos, se ha usado con buenos resultados en el primer caso de infección respiratoria COVID-19 en Estados Unidos. En España hay dos ensayos clínicos en marcha.
  • Lopinavir/ritonavir. Es un inhibidor de la proteasa del VIH que, combinado con otros agentes antirretrovirales, se usa para el tratamiento del VIH en adultos. Ha sido, según informa la AEMPS, el tratamiento recomendado por las autoridades sanitarias chinas durante la crisis en ese país.
  • Clororquina e hidroxicloroquina. Se trata de medicamentos usados inicialmente como antimaláricos que después se han usado en distintas enfermedades autoinmunes. Se han incluido como una de las alternativas de tratamiento en pacientes con COVID-19, aunque se considera que el nivel de evidencia todavía es bajo y basado en datos preclínicos. Los resultados se han observado en un número limitado de personas, de ahí que sea necesario generar más evidencia. La clororquina parece ser efectiva para limitar la replicación del virus in vitro.

Hay otros tratamientos en investigación para los que no existe ningún tipo de evidencia por el momento. Los antibióticos no son eficaces contra los virus, por tanto, no deben usarse como prevención o tratamiento de la COVID-19.

Qué tratamientos se están siguiendo hasta el momento

Para los casos más leves, como demuestran que son en el 80% de los casos, el tratamiento es sintomático. Es decir, lo que se hace es tratar de minimizar los síntomas como fiebre o malestar general. Se usan antitérmicos, analgésicos o antiinflamatorios. Es similar a lo que se haría en caso de gripe. Por tanto, también sirven las recomendaciones generales en este caso:

  • Guardar reposo
  • Beber agua en abundancia
  • Lavarse las manos frecuentemente
  • Tomar antitérmicos o los medicamentos recomendados por los profesionales sanitarios para el tratamiento sintomático de la fiebre.

¿Qué ocurre con el ibuprofeno?

Hace unos días, y a raíz de un tweet del ministro francés de Salud, se generalizó la idea de que no es aconsejable usar ibuprofeno ni otros antiinflamatorios similares en el tratamiento de la infección por COVID-19. La recomendación parte de otra de ámbito general que hizo la Agencia Francesa de Seguridad de los Medicamentos (ANSM), en abril de 2019, en la que aseguraba que el ibuprofeno podía empeorar ciertas infecciones.

Sin embargo, y según la AEMPS, no hay ningún dato que indique que el ibuprofeno u otros antiinflamatorios no esteroides agraven los síntomas del coronavirus. En los casos más graves en los que hay afectación pulmonar, el tratamiento, además de ser sintomático, se suele hacer a nivel hospitalario y suele consistir en oxigenoterapia para mejorar la función pulmonar y algún fármaco de la familia de los broncodilatadores. En los casos más graves es posible que se requiera ingreso en las Unidades de Curas Intensivas (UCI) de los hospitales.

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