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Tengo miedo a ir al médico, ¿padezco un trastorno?

La mayoría de las personas no disfrutan especialmente cuando tienen que ir al médico. Desde largas esperas, el ambiente frío y la posibilidad de una prueba dolorosa, las visitas al médico pueden causar ansiedad en casi cualquier persona. Sin embargo, algunas pueden pasar de la ansiedad normal al pánico más absoluto.

Y no solo por problemas de salud graves o pruebas complejas; también puede suceder que una consulta de rutina, la administración de alguna vacuna o la realización de revisiones rutinarias como analíticas de sangre provoquen un miedo injustificado e irracional a ir al médico. Todo ello suele repercutir de forma directa en la vida de la persona y puede tener repercusiones graves en su estado de salud.

De la ansiedad a la fobia

Como hemos visto, el miedo extremo de acudir al médico puede estar provocado por una simple visita al dentista, la realización de un análisis de sangre, acudir a un hospital, etc. Las personas que sufren iatrofobia, que es el término asociado con este miedo irracional, exagerado y patológico, no solo le temen a la figura del médico. 

El hecho de entrar en el hospital, de percibir el olor o vivir el ambiente son aspectos que les provoca pánico. Por tanto, y como cualquier otra fobia social, el miedo suele despertarse ante un estímulo concreto (en este caso todo lo relacionado con el médico otras personas involucradas). Suelen aparecer reacciones de ansiedad desproporcionadas.

También ataques de pánico que no están justificados con los síntomas, además de una evitación injustificada para ir al médico y todo lo relacionado con esta figura. Estos síntomas suelen aparecer antes de la visita, al acercarse el día y hora de la cita o, en otros casos, cuando la persona se acerca físicamente al lugar en cuestión. 

Las razones por las cuales alguien puede temer al médico pueden ser:

  • Miedo a escuchar malas noticias u obtener resultados negativos de una prueba.
  • Ansiedad por contraer una enfermedad.
  • Un evento traumático durante la infancia. 
  • Miedo a la sangre o claustrofobia (durante una resonancia magnética, por ejemplo).
  • Miedo al dolor a someterse a una prueba y a las agujas. El miedo a las agujas es una fobia incluida en el manual de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), dentro de la categoría de fobia a las lesiones por inyección de sangre.

En tiempos de pandemia, este temor puede verse incrementado por el hecho de que “hay personas que sienten cierta inquietud por recibir un diagnóstico preocupante”, admite Raquel Huéscar, psicóloga sanitaria de adultos e infanto-juvenil. Para la experta, el miedo se convierte en algo más cuando “se dejan de hacer citas importantes con especialistas o la ansiedad percibida es demasiado desagradable”.

Quién tiene miedo a ir al médico

Que el miedo vaya a más o no dependerá de factores personales, de las propias vivencias y experiencias, que pueden influenciar más adelante. Por ejemplo, “cuando has vivido una experiencia desagradable en un entorno sanitario o has visto que otros lo han sufrido, en ocasiones pueden establecerse reacciones desproporcionadas”, admite Huéscar. 

Aspectos como las “propias capacidades personales, factores de resiliencia, estilos de personalidad y el momento personal” influirán en que la sensación sea más o menos incapacitante. Aunque este tipo de fobia se ha relacionado sobre todo con la infancia y los primeros años de juventud, esto no significa que no afecte también a adultos.

Y, aunque no hay un perfil claro a padecer miedo irracional al médico, sí podría hablarse de personas con “cierta necesidad de control o preocupación por el perfeccionismo”, reconoce Huéscar, porque las situaciones que “generan incertidumbre, como la espera de un diagnóstico, hacen que se dispare la angustia”. En cambio, en el lado opuesto estaría otro grupo de personas y personalidades, las que “amortiguan la angustia con el humor, la capacidad de autoapaciguarse o regularse emocionalmente”, admite la experta.

Cómo se supera la fobia a ir al médico

En muchos casos, las personas que tienen fobia a algo suelen encontrar, como mejor tratamiento, evitar aquello que les provoca el miedo; de esta manera controlan el problema. Sin embargo, en el caso del miedo a ir al médico esto no es posible porque, en algún momento u otro, la cita médica es imprescindible. 

En la mayoría de los casos, como ocurre con otras fobias, se trabaja con la psicoterapia la causa profunda del miedo. Con este “tratamiento hablado” se va un poco más allá de la autoayuda para que la persona pueda comprender y controlar su ansiedad. Se va más allá de la causa del miedo y se aportan maneras de vencerlo. 

“A veces, desplazamos asuntos conflictivos que nos inquietan a otras situaciones. Todo llevaría a poder afrontar la situación sobrellevando el miedo que genera hasta que poco a poco la situación no se hace tan complicada”, reconoce Huéscar. 

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