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Mosquito tigre; por qué sigue siendo un peligro aunque estemos en otoño

La reciente detección de dos casos de dengue en España ha creado una alerta sobre el posible auge epidémico de esta enfermedad que, como otras de origen tropical, ha sido importada en nuestro país por los movimientos migratorios producto de la globalización. Sin embargo en los actuales se da la circunstancia de que son autóctonos, es decir que muy probablemente la cepa de virus que infecta a los afectados ya está asentada en el país y no procede de otra persona venida del extranjero.

Según la cepa, el dengue, que puede tener una manifestación más suave y similar a una gripe fuerte, y otra grave y menos frecuente que incluye hemorragias y posible muerte de la persona infectada, puede ser transmitido principalmente en nuestro clima por dos mosquitos: el mosquito de la fiebre amarilla (Aedes aegypti) y el mosquito tigre (Aedes albopictus). El mosquito de la fiebre amarilla se considera erradicado en la península y en casi toda Europa, al menos en la zona mediterránea, por lo que los expertos concluyen que el responsable de los recientes casos es el mosquito tigre.

Por lo tanto, se considera que un mosquito tigre debió picar a una persona local que incubaba el virus, absorbiendo su sangre infectada, y después picó a otras personas, entre ellas a las afectadas. A este respecto no en todos los huéspedes se desarrolla el virus con la misma virulencia y muchas personas pueden desconocer que padecen el dengue hasta que su organismo lo elimina completamente.

Mediterráneo, un clima ideal para el mosquito tigre

Por otro lado, a diferencia del mosquito de la fiebre amarilla, el tigre es un huésped reciente de nuestro clima, asentado en la última década probablemente por vía de barcos y contenedores procedentes del Extremo Oriente, especialmente del sudesteasiático y las zonas subtropicales de China, Japón y Corea. Se trata de una especie que precisa de calor y humedad para acelerar su ciclo reproductivo y expandirse por el territorio.

Y calor y humedad es lo que encuentra en el mediterráneo al final de la primavera y el principio del otoño. Especialmente en esta última estación que, con el cambio climático, cada vez alarga más el verano, con medias nocturnas cercanas a los 20ºC, donde está el límite para que el mosquito tigre mantenga su actividad. En este sentido, las lluvias torrenciales, normales en la cuenca mediterránea en otoño y primavera, le son de una gran ayuda.

El motivo es que suelen conllevar destrozos, inundaciones y acumulaciones de materia orgánica, las condiciones perfectas para la consolidación de las ya numerosas colonias de mosquito tigre, no solo en esta zona sino ya en otras regiones del litoral peninsular. La globalización lo trajo y esta especie originaria de Asia ha encontrado la pista de aterrizaje perfecta en nuestro país, apoyada en el cambio climático.

Las recientes trombas de agua aumentan el peligro

En nuestro país el mosquito tigre, dada nuestra distribución demográfica, se comporta más como una especie urbana que rural, ligada a la parte trasera de las casas, los balcones y los terrados y azoteas donde acumulamos resíduos y puede haber agua encharcada; es el sitio donde las hembras -las que pican- ponen sus huevos.

Según se puede leer en la página Mosquito AlertMosquito Alert, el mosquito tigre:

Es diurno y también durante el crepúsculo, que es la hora de máxima actividad.

Está muy ligado al exterior y se siente muy atraído por la vegetación, que es donde se esconde.

Tienen un hábitat perfecto es la parte trasera de las casas, con humedad, sombra y focos de cría.

Se mete dentro de las casas.

No se alejará nada del lugar donde ha nacido si tiene lo que necesita (agua, refugio, sombra y sangre).

Se desplaza a un radio de 500 m desde su lugar de cría.

Vuela bajo, no suele subir más de un metro y medio, por eso la mayoría de picaduras son en las piernas.

Puede extender su ciclo reproductivo y vital hasta noviembre si las condiciones de calor y humedad le son propicias.

Es decir que el típico ambiente urbano de las ciudades y pueblos mediterráneos tras un periodo de lluvias torrenciales, con charcos, objetos con agua estancada, materia organica quizas arrastrada por las riadas, etc., le es propicio. Si la temperatura aguanta alta, como está sucediendo en los últimos otoños, especialemente en la mitad sur, mantendrá un buen ritmo reproductivo y en pocos días puede la colonia puede recuperar el vigor perdido al final del verano.

En consecuencia es de esperar que tras las recientes trombas de agua en Cataluña, Baleares y la provincia de Málaga, así como en otro puntos de la cuenta, que han provocado daños, inundaciones y acumulación de restos, la presencia del mosquito aumente puntualmente en las próximas semanas, más teniendo en cuenta la acumulación de personas en estas zonas, tal como advierte la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA). Este hecho provoca que la probabilidad de que una persona portadora de un virus del dengue autóctono sea picada aumente exponencialmente y, por tanto, el mosquito pueda extender la enfermedad, incluso en forma epidémica por un corto periodo de tiempo. 

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