A muchas personas les puede parecer algo asqueroso. Sin embargo, orinar en la ducha es una práctica con muchos adeptos: no solo ofrece varios beneficios, sino que además carece de contraindicaciones. Esto se debe a que la orina es sobre todo agua (un 95 %) y las sustancias tóxicas que se eliminan con ella se pierden por la rejilla de la ducha con la misma facilidad que en la taza del váter. ¿Cuáles son los beneficios? Se enumeran a continuación.
1. Permite ahorrar agua
Este es, con diferencia, el beneficio más importante. Las cisternas de váter más eficientes permiten hacer descargas de tres litros, cantidad que suele ser suficiente para hacer correr la orina. Pues bien, suponiendo unas cinco micciones diarias por persona (suelen ser más), llegamos a la conclusión de que en España hacemos correr más de 600 millones de litros de agua por día solo cuando hacemos pis. Por eso, dado que el agua es un recurso escaso, el ahorro resulta fundamental. Si una de esas micciones se realiza en la ducha, evitaremos hacer circular unos 120 millones de litros de agua diarios.
En 2014, dos estudiantes de la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, lanzaron una iniciativa llamada Go with the flow (“sigue la corriente”), que pedía que todos los alumnos de esa institución orinaran al ducharse por la mañana en lugar de hacerlo en el inodoro. Chris Dobson y Debs Torr, los ideólogos de la propuesta, calcularon doce litros por cada descarga de cisterna. En función de esa cifra, el hecho de que los 15.000 alumnos de esa universidad orinaran en la ducha permitiría ahorrar cada año una cantidad de agua equivalente a la capacidad de 26 piscinas olímpicas.
Por supuesto, ahorrar agua también equivale a ahorrar dinero. Según el Instituto Nacional de Estadística, más del 30 % del gasto de los españoles se lo lleva la vivienda, categoría dentro de la cual se encuentra el consumo de agua. Y también hay que destacar que este ahorro de agua es valioso si no se derrocha de otras maneras: si uno quiere cuidar el medioambiente, no tiene mucho sentido orinar mientras se ducha si esa ducha dura media hora.
2. Permite ahorrar papel
Al estar en la ducha, está claro que no hace falta usar papel higiénico para limpiarse después de la micción. Este ahorro podría parecer poco relevante, ya que el papel utilizado después de orinar (por lo general, solo por las mujeres) no es demasiado. Sin embargo, el papel higiénico -tal como lo consumimos en España- es cada vez menos sostenible. Por año gastamos 690.000 toneladas de papel higiénico y sanitario, y cada vez más de tipo “premium”, cuya producción requiere el uso de madera virgen, algo que pone en riesgo los bosques y su biodiversidad. En función de todos estos datos, cualquier medida que implique un ahorro resulta bienvenida.
3. Ayuda a prevenir infecciones
Aunque haya personas a quienes orinar en la ducha les produce asco o les parece poco higiénico, lo que sucede es todo lo contrario: es más saludable, puesto que uno se lava los genitales inmediatamente después. Y es más higiénico sobre todo para las mujeres, quienes corren el riesgo, al limpiarse con papel desde atrás hacia adelante, de contaminar la uretra con alguna bacteria proveniente del ano o sus adyacencias y provocar uretritis, una infección que incluye inflamación, irritación y dolor.
Por otra parte, existe una creencia que indica que si las mujeres orinan de pie expelen una menor cantidad de líquido, y que la orina residual que, como consecuencia, queda dentro de su cuerpo podría tener efectos negativos sobre su organismo. Algo que podría pasar si orinan de pie en la ducha.
Sin embargo, un estudio de científicos taiwaneses, publicado en 2010, señaló que no existe una diferencia significativa. La investigación apuntaba a confirmar si, para las mujeres, orinar de pie en los baños públicos -con ayuda de unos dispositivos diseñados de manera específica para tal fin- era una posibilidad saludable. ¿La conclusión? Sí, lo es.
4. Evita tener que reprimir las ganas de orinar
Si bien muchos especialistas sostienen que aguantar las ganas de hacer pis puede ser causa de infección urinaria, otros señalan que no hay pruebas suficientes para asegurarlo. Más allá de esa falta de consenso, está claro que retener la orina cuando se sienten deseos de expulsarla no es una sensación agradable.
Y también sucede que a mucha gente le da ganas de orinar precisamente cuando está bajo la ducha, lo cual podría ser consecuencia de la relajación que produce el ruido y el contacto del agua cayendo sobre el cuerpo. En cualquier caso, es una oportunidad para no reprimirse y ejecutar una de las acciones más naturales que existen.
5. El inodoro se ensucia menos
Orinar en la ducha equivale a no usar la taza del váter y, aunque no haga demasiada diferencia, lo cierto es que contribuye a que el inodoro (y sus alrededores, en el caso de los hombres) se ensucie menos. Esto puede reducir la frecuencia con que sea necesario limpiarlo y, por ende, la cantidad de detergentes que se emplean, muchos de los cuales también afectan los ecosistemas.
Para qué no sirve orinar en la ducha
Más allá de esas ventajas, también existen creencias acerca de otros supuestos beneficios de orinar en la ducha. En particular, algunas que hablan de que la orina podría hacer bien a la piel o que podría tener un efecto positivo sobre las heridas y contra las infecciones. Expertos en etnomedicina de la Universidad de Extremadura publicaron en 2017 los resultados de una investigación a través de la cual identificaron 204 usos diferentes de la orina como “medicina tradicional” en España. La mayoría de esos usos (dos tercios del total) aprovechaban las supuestas propiedades de la orina para la salud de la piel.
Es cierto que el principal componente sólido de la orina es una sustancia llamada urea, la cual -según explica el libro Manual para padres quisquillosos, de Ken Jennings (Planeta, 2013)- “tiene propiedades antimicrobianas y ablanda y exfolia la piel”. Pero la urea representa alrededor del 2 % de la orina, mientras que en los fungicidas su presencia es de hasta el 40 %.
Una cantidad no pequeña como la que hay en nuestro pis no genera prácticamente ningún efecto al entrar en contacto con la piel. El Grupo de Investigación en Comunicación Científica (GRECC, por sus siglas en catalán), con sede en Barcelona, explica que la llamada orinoterapia, según la cual “la orina tiene propiedades curativas dado su alto nivel en urea y hormonas”, en realidad es una pseudociencia: “Su aplicación no resulta beneficiosa en ningún caso”.
Por el contrario, dado que “la orina también puede contener una cantidad importante de bacterias y virus en suspensión”, los expertos del GRECC especifican que su presunto uso terapéutico puede ocasionar “sobreinfecciones en sus aplicaciones cutáneas, problemas digestivos en su ingesta y hasta la muerte del paciente en sus administraciones por vía intravenosa”. Por ello, es importante especificar que orinar en la ducha es recomendable, pero no por los motivos enumerados más arriba y no porque pueda curar heridas ni ninguna enfermedad.
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