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Ocho motivos para plantearnos una ortodoncia aunque ya no seamos adolescentes

Por ortodoncia entendemos toda la serie de técnicas ortopédicas destinadas a corregir y alinear la posición de las piezas bucales, tanto en la mandíbula superior como en la inferior. A los artilugios encargados de llevar a cabo esta tarea les llamamos brackets o más comúnmente 'hierros'. Los clásicos hierros son una especie de férulas de metal que se encajan en la dentadura y que tienen unas ligaduras que, al apretarlas, permiten regular la tensión que la férula ejerce sobre las piezas.

Aunque en la actualidad existen alternativas más estéticas y cómodas a las férulas de hierro, en esencia esta es la manera con la que se puede ir forzando progresivamente cada pieza dental hasta hacer que todas adquieran su posición correcta. De este modo, una vez se alcanza la armonización de toda la boca se consiguen una serie de beneficios que no solo tienen importancia estética, como en el caso de la corrección del llamado apiñamiento dental -donde unos dientes se montan sobre los otros dando un aspecto poco estético a la boca- , sino que pueden ser determinantes para nuestra salud presente y futura.

Aunque lo más común es ver adolescentes luciendo estas férulas un tanto aparatosas, lo cierto es que no solo ellas y ellos son los destinatarios de la ortodoncia y sus beneficios; también las personas de más edad pueden desear o necesitar una corrección de su estructura bucal, ya sea para eliminar el apiñamiento dental o bien para corregir defectos menos acentuados pero que si no se abordan a tiempo, pueden acabar derivando en superposiciones antinaturales.

A continuación te exponemos ocho motivos para que te plantees una ortodoncia aunque hayas dejado lejos la adolescencia.

1. Mejorarás tu oclusión

Por oclusión entendemos el encaje de los dientes cuando cerramos la boca. Resulta que tener una oclusión armónica y correcta es mucho más importante de lo que creemos. Un encaje exacto de la barra dental inferior y la superior se traduce en una contracción de los músculos maxilares sin excesos de fuerza ni sobrecargas y sin que se resienta el cartílago de la articulación que une las dos partes de la mandíbula.

Si la oclusión no es buena porque los dientes y muelas no coinciden, el músculo masetero se sobrecarga y deriva la tensión tanto al cartílago -que se desgasta produciendo dolor y dislocaciones- como al trapecio, cosa que provoca contracturas en la parte alta de la espalda. El uso de brackets puede conseguir una perfecta oclusión que reparta el esfuerzo del cierre entre todas las piezas y así lo minimice.

2. Evitarás el desgaste de la superficie de tu mordida

Otra consecuencia de la mala oclusión es que las piezas no coinciden en el cierre correctamente -lo que se conoce como 'acoplarse en meseta'- , por lo que chocan las partes sobresalientes al apretar los dientes. Con el tiempo este roce lima su superficie y acelera su rotura y agrietamiento, lo que da entrada a caries y otros problemas infecciosos.

3. Mejorarás en tu digestión

Más allá del cierre oclusivo, una ortodoncia a tiempo que evite el limado de las piezas molares nos dará una mordida más efectiva para masticar y triturar adecuadamente los alimentos, con lo que llegarán al estómago más desmenuzados y en condiciones más propicias para ser mejor digeridos y más aprovechados.

4. Te protegerás contra las caries

Además de prevenir roturas y agrietamientos al evitar el desgaste de las piezas, el hecho de que la ortodoncia deje una correcta estructura bucal evita que haya caras de dientes y muelas ocultas, donde el cepillo llegue con dificultad, que es lo que ocurre cuando hay apiñamiento. Si los dientes están colocados cada uno en su sitio, la higiene bucal será más fácil y el resultado será de nuevo un menor riesgo de caries.

5. Evitarás la periodontitis

Esta enfermedad inflamatoria de las encías puede tener consecuencias muy graves para la salud -tal como relatamos en este artículo- y, por lo tanto, es fundamental combatirla. Para mantener las encías sanas y libres de contaminaciones bacterianas es fundamental que no existan rincones donde el sarro y la placa bacteriana se puedan acumular. En este sentido, la ortodoncia ayuda a que los dientes se alineen perfectamente y sin dejar espacios ocultos.

6. Podrás sonreír sin miedo y sin complejos

Está demostrado que para tener una sonrisa bonita se necesita una posición armónica de las piezas bucales. También que las personas que son conscientes de tener apiñamiento muestran más inseguridad y sonríen menos y con menos sinceridad. Si conseguimos mediante una ortodoncia tener una boca bien alineada podremos sonreír sin complejos.

7. Tendrás más éxito en tus relaciones sociales

La sonrisa no es solo un gesto de manifestación de alegría. Diversos estudios han demostrado la correlación entre la capacidad de sonreír y la vida exitosa de las personas, tanto desde el punto de vista profesional como personal e incluso respecto a su salud. Las personas que tienen una bonita sonrisa caen mejor, satisfacen con más facilidad sus deseos y, por tanto, viven más.

8. Subirás considerablemente tu autoestima

La corrección de la estructura buco-dental es una importante mejora de tu aspecto estético que puede conllevar un aumento de tu seguridad en ti mismo o misma y tu autoestima. Estamos condenados a mirarnos al espejo, y si lo que vemos nos gusta puede que traslademos esta autoconfianza al resto de facetas de nuestra vida.

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No tienes por qué llevar hierros

Los hierros tienen la ventaja de que son comparativamente baratos respecto a los otros tipos de ortodoncia, pero salvo por esto, resultan menos estéticos y más lentos en la corrección. Se utilizan en niños y adolescentes porque son más sufridos y el componente estético no tiene tanto peso. Una variante más moderna son los backets de cristal zafiro, que son transparentes y por tanto se adaptan al color de los dientes de la persona, pasando más desapercibidos. El problema es que su precio aumenta.

En los últimos tiempos se ha lanzado el método invisalign, que consiste en realizar una simulación por ordenador de la evolución que tendrán las piezas desde el apiñamiento hasta su posición correcta y, en consecuencia, fabricar una serie de hormas evolutivas de plástico transparente que se colocan cada dos semanas y ejercen presión progresiva sobre las piezas.

Las hormas se van desechando al ser sustituidas por las nuevas, que van presionando hacia la posición correcta hasta que se logra una dentadura perfectamente colocada. Es un método caro -puede costar sobre los 4.000 euros y llevar cerca de dos años-, pero que en personas adultas resulta ideal porque las hormas pasan completamente desapercibidas a los demás.