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El jengibre, un pariente cercano y estrechamente relacionado con la cúrcuma y el cardamomo, posee un aroma picante muy particular. Es su carta de presentación. Y esto se debe sobre todo al gingerol, un compuesto clave de esta planta que tiene poderosos beneficios antiinflamatorios y antioxidantes. No es difícil distinguir el jengibre porque tiene una apariencia muy particular: tubérculos gruesos, con formas asimétricas.
Y el gusto tampoco pasa por alto: picante, ligeramente dulce, con un aroma fuerte. Puede utilizarse en la cocina en varias formas: fresco, seco, en escabeche, en conserva, confitado y molido, esta última una de las maneras que más se encuentra en las estanterías de especias de los supermercados.
El jengibre no solo se usa para condimentar alimentos, sino que lleva miles de años usándose como hierba medicinal para tratar una variedad de dolencias. Esto es gracias a su interesante contenido en cientos de compuestos y metabolitos.
Los nueve beneficios del jengibre
El jengibre contiene más de 400 compuestos distintos, entre los que destacan los carbohidratos, los lípidos y los compuestos fenólicos. También es interesante su contenido en aminoácidos, fibra, proteínas, fitoesteroles, vitaminas y minerales, así como la presencia de constituyentes aromáticos, como gingeroles y shogaoles, aceites esenciales volátiles que son los que le dan su olor y sabor característicos.
Como otras muchas hierbas medicinales, gran parte de la información que se tiene del jengibre se ha transmitido de boca en boca, hasta hace poco con poca evidencia científica que explicara y respaldara todas estas afirmaciones. Pero en los últimos años la actividad científica alrededor de esta planta ha ido en aumento, hasta llegar a tener actualmente información concreta sobre el jengibre y sus distintos componentes.
Beneficios que cuentan con apoyo científico
- Antioxidante: la raíz del jengibre contiene niveles altos de antioxidantes, solo superados por otros alimentos como la granada y algunos tipos de bayas. Ayuda a reducir la actividad de los radicales libres, por tanto, reduce el daño celular y ayuda al envejecimiento saludable.
- Antiinflamatorio: al jengibre también se le atribuye capacidad para disminuir la inflamación, la hinchazón y el dolor. Se han realizado algunos estudios que avalan la eficacia del jengibre para reducir el dolor y la rigidez en pacientes que sufren osteoartritis. Se relaciona el jengibre crudo con propiedades antiinflamatorias e inhibidoras de la producción de citocinas proinflamatorias.
- Alivio de náuseas y vómitos leves: uno de los usos más comunes es para aliviar los vómitos y las náuseas relacionados con el embarazo, la quimioterapia y algunos tipos de cirugía.
- Propiedades antibacterianas: el extracto de jengibre puede inhibir el crecimiento de algunos tipos de bacterias como E.coli, estafilococos, estreptococos y Salmonella. También se le asocia efectividad contra las bacterias bucales que causan enfermedades inflamatorias en las encías, como gingivitis y periodontitis.
- Alivio del dolor: el tubérculo es rico en aceites volátiles que contienen el componente activo gingerol. Se cree que este compuesto antiinflamatorio es el responsable de por qué las personas con artritis reumatoide sienten un cierto alivio en sus niveles de dolor y mejoran su movilidad con el consumo regular de jengibre.
- Ayuda al malestar gastrointestinal: el uso medicinal más popular del jengibre es tratar el estómago en apuros gracias a que mejora el vaciado gástrico que, a su vez, ayuda a controlar el dolor de estómago, la hinchazón y los gases.
- Mejora la resistencia a la insulina y acelera el metabolismo: la ingesta regular puede reducir los niveles de azúcar en sangre, aunque se necesitan más estudios en humanos que confirmen estos resultados.
- Actividad anticancerígena: el jengibre ha suscitado un gran interés por las posibles aplicaciones terapéuticas de esta raíz y sus componentes para la prevención del cáncer. Esta capacidad estaría relacionada con la presencia de numerosas sustancias fitoquímicas dietéticas y medicinales. Se ha estudiado, por ejemplo, la eficacia del jengibre para prevenir el crecimiento de varios tipos de cáncer, como linfoma, colorrectal, de mama, de piel, hígado y vejiga.
- Función cardiovascular: el jengibre ha ganado interés también por su potencial para tratar varios aspectos de las enfermedades cardiovasculares. Se han demostrado, en datos in vitro y en animales, los efectos antiinflamatorios, antioxidantes, antiplaquetarios e hipotensores de este condimento. Pero los ensayos en humanos aún no son concluyentes.
Mejor fresco que seco
El compuesto bioactivo, el gingerdiol (similar al de los pimientos picantes, la capsaicina), es el más abundante en el jengibre en su forma fresca. Aunque no se ha demostrado que este compuesto no se ve afectado por el calor de la cocción, sí es recomendable usarlo fresco para obtener más beneficios.
A la hora de comprar jengibre fresco, la mejor opción es elegir el que tiene una piel suave, sin arrugas. En casa, es preferible almacenarlo en una bolsa de plástico en la nevera o el congelador. Es importante pelar el jengibre fresco antes de consumir. Otra opción de obtener jengibre fresco es comprarlo molido.
Bibliografía consultada
- The Amazing and Mighty Ginger; una revisión que incluye los principales estudios en las últimas décadas sobre el jengibre y sus propiedades.
- Enhanced maze performance and reduced oxidative stress by combined extracts of zingiber officinale and ginkgo biloba in the aged rat: ensayo sobre las propiedades antiedad del jengibre en ratones, comparado con el ginkgo biloba.
- Analgesic and anti-inflammatory activities of [6]-gingerol: publicación científica sobre las propiedades antiinflamatorias del gingerol.
- Review article: herbal treatment in gastrointestinal and liver disease--benefits and dangers: revisión sobre estudios referidos a las propiedades gastro-reguladoras del jengibre.
- Options for the prevention and management of acute chemotherapy-induced nausea and vomiting in children: estudio sobre el uso del jengibre por sus propiedades antieméticas en casos de quimioterapia.
- Effects of a ginger extract on knee pain in patients with osteoarthritis: estudio sobre el uso del jengibre en el alivio del dolor de rodilla en paciente con osteoartritis.
- Cancer preventive properties of ginger: a brief review: revisión sobre las propiedades anticancerígenas del jengibre.
- Ginger (Zingiber officinale Roscoe): a hot remedy for cardiovascular disease?: artículo sobre los beneficios del jegibre para la salud cardiovascular.
- Ginger, fat and fibrinolysis: sobre el uso de jengibre como quemagrasa.
- Comparative effects of dietary ginger (Zingiber officinale) and garlic (Allium sativum) investigated in a type 2 diabetes model of rats: aplicaciones del jengibre como antidiabético en ratones de laboratorio.
- Beneficial effects of Zingiber officinale Roscoe on fructose induced hyperlipidemia and hyperinsulinemia in rats: estudio sobre el papel del jengibre como regulador de la insulina en sangre.
Cómo cultivarte tu propio jengibre en casa
Multiplicar un trozo de jengibre en tu piso es más fácil de lo que puedas creer. Y ahora resulta tan buen momento como otro para intentarlo. Lo primero: escoger un trozo (raíz o rizoma) lo más fresco y grande que puedas. Un truco es fijarse en que tenga “ojos”, esto es, pequeñas protuberancias puntiagudas que asoman y que es de donde surgirán los tallos.
Cuantos más “ojos” tenga tu jengibre, mejor; porque crecerá más rápido, obtendrás más tallos y más hojas (que decorarán antes tu piso y de un modo más exuberante); y, lo que nos interesa ahora, antes tendrás tu jengibre listo para hincarle el diente. [Si te gusta la cocina árabe, prueba a obtener tus propios limones fermentados, un modo sabroso de alargar su vida].
Planta cada trozo en una maceta (puedes hacerlas en casa con objetos que te sobran), con una tierra de jardinería apropiada, y grava o piedras redondeadas en el fondo para que no se encharque. El tamaño de la maceta también importa: puesto que crece en horizontal, cuanto más ancha sea tu maceta, más jengibre comerás. Pero no la entierres demasiado, le bastan unos centímetros. Y riégala muy bien con agua caliente.
Otro truco: para mantener la humedad de la tierra (ten en cuenta que es una especie tropical), al principio puedes cubrir la maceta con una bolsa de plástico transparente. Tendrás un pequeño invernadero casero; también gratuito. Y recuerda regarla a menudo durante su época de crecimiento.
Si todo va bien, en unas semanas, asomarán los primeros tallos. Si la dejas en un lugar luminoso y una habitación calurosa, en cuestión de meses, tu jengibre se convertirá en una bonita planta frondosa y siempre verde que puede alcanzar entre medio metro y casi uno. Hay más: sus hojas esparcirán una fragancia fresca por tu apartamento.
Entre seis y ocho meses después, puedes recoger los primeros trozos de jengibre fresco. Para ello, extrae la planta de la maceta, sacude la tierra, y limpia las raíces, que es lo que quieres comerte. No olvides cortar y guardar un trozo de entre cinco y siete centímetros para empezar otra planta. [Aquí te contamos los trucos para empezar un pequeño huerto en la cocina de tu apartamento.]
Para conservar la raíz de jengibre fresca, puedes congelarla o bien métela en una tartera hermética dentro de la nevera. O puedes secarla y proveerte de una especia seca para usar todo el año. Para ello, limpia bien tu trozo, córtalo en rodajas finas, y mételas en una deshidratadora para que seque bien.
Lo sabrás cuando las rodajas se retuerzan. Una vez que las tengas, puedes meterlas en un molinillo de café para machacarla. Plantar, comer y plantar. Tendrás jengibre eternamente, fresco o en polvo en tu cocina, y verde en tu salón. Y, todo ello, gratis.
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