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Seis curiosidades sobre el orgasmo que tal vez nunca te hayas planteado

1. El orgasmo femenino optimiza la fecundación

Según la investigadora Elisabeth Lloyd, autora de 'The case of female orgasm', “se sabe que el orgasmo masculino es necesario para el éxito reproductor de los hombres, pero no ocurre lo mismo con las mujeres”. Es decir, que la mujer puede quedarse embarazada aunque no se entere siquiera de que el hombre ya ha eyaculado. Sin embargo, los autores de 'La ciencia del orgasmo' (Paidós) han llegado a conclusiones bastante diferentes.

Parece ser que el orgasmo femenino tiene una función importante en la procreación de la especie, ya que “durante el orgasmo femenino, el útero se contrae de una manera rítmica gracias a la oxitocina”, creando un “efecto de succión que atrae el semen hacia el útero, desde donde pasa a las trompas de Falopio para encontrarse con el óvulo”. Este sería el motivo de que en ocasiones un preservativo se pierda vagina adentro, con el riesgo de embarazo que tal percance conlleva.

2. El nivel orgásmico cuenta mucho cuando elegimos una pareja para procrear

Los autores del mismo libro también opinan que “aunque no sea esencial para la fecundación, el grado de excitación y de placer orgásmico durante el coito con una persona en comparación con otra sí es un factor determinante para elegir pareja”. Es decir, que elegimos como pareja estable a aquellos con los que más compatibilidad sexual tenemos, y eso nos va a abocar a repetir los encuentros una y otra vez, aumentando estadísticamente las probabilidades de procrear.

Según estudios como los del Profesor Dr. Wedekind de la Universidad de Berna y los del Instituto Suizo de Genética Conductual, las mujeres se sienten atraídas por el olor de los hombres que mejor complementan su variedad de genes HLA, ya que, al combinarlos, sus hijos podrían generar más respuestas inmunes.

3. Las mujeres somos adictas al placer orgásmico

La actividad sexual femenina es independiente de la carga hormonal, en buena medida gracias al orgasmo. El placer obtenido durante el orgasmo es la principal motivación para que las mujeres reincidamos una y otra vez, independientemente del período del mes en el que estemos. Da igual que sea durante la ovulación, antes o después de la menstruación, o incluso durante la misma.

La recompensa orgásmica es gancho suficiente para que la actividad sexual no dependa del ciclo menstrual, ni siquiera de nuestros vaivenes hormonales. En ese sentido, argumentaba el sexólogo Alfonso Antona en mi libro 'Sexmentiras' (Aguilar) que, “como no distinguimos tan instintivamente como los animales cuándo estamos en celo -para las humanas se denomina estro-, debemos probar muchas veces a lo largo de todo el mes, para ver si alguna hay suerte”.

“Por eso la naturaleza”, prosigue Antona, “nos pone como aliciente la obtención del placer”. Las especies con una alta tasa de reproducción no gozan de la cópula precisamente para evitar la superpoblación. En cambio, a las que tenemos menos papeletas para engendrar, nos han 'regalado' el orgasmo para que nos apetezca hacerlo con cierta periodicidad y mantengamos mínimamente la especie humana.

4. El orgasmo tiene propiedades analgésicas

El dolor y el placer se rozan durante el orgasmo. Alfonso Antona explica que, como en toda situación de estrés, desciende mucho el umbral del dolor, o la sensación del mismo. Por ello los autores de 'La Ciencia del Orgasmo' resaltan que “una actividad muscular intensa durante el orgasmo puede causar magulladuras o rasguños sin que haya conciencia del dolor pero, al mismo tiempo, un solo pelo en la lengua puede resultar especialmente molesto”.

Sin embargo, lo más paradójico es que el placer funciona como analgésico contra el dolor, dado que en el proceso orgásmico se sueltan endorfinas, que son un analgésico natural, así como serotonina y oxitocina, que también contribuyen al alivio de las jaquecas y las cefaleas. Así lo revelan estudios realizados por la Universidad de Rutgers, radicada en Estados Unidos.

5. El orgasmo afecta de diferente manera el cerebro de hombres y mujeres

A nivel fisiológico, en cualquier respuesta sexual humana ante algún estímulo, existe una primera fase de deseo en la que aumenta la tensión, mediada por complejísimos sistemas hormonales, experienciales y culturales. Esa excitación produce, entre otros fenómenos, una vasocongestión genital. Cuando la tensión se libera con el orgasmo, puede aparecer una reacción a nivel de médula ósea y a nivel sacro-lumbar. Luego ya, en el período de resolución, los cambios fisiológicos van volviendo a su ser, tanto en el hombre como en la mujer.

Pero tras el orgasmo las actitudes entre ambos sexos difieren y mientras en el hombre se produce un efecto relajante, en las mujeres se mantiene o incrementa la excitación. El investigador Barry Komisaruk detectó con escáneres cerebrales que ciertas regiones específicas del cerebro masculino no responden a la estimulación inmediatamente después del orgasmo, en tanto que el cerebro de las mujeres continúa activo.

6. Los orgasmos al unísono solo existen en el cine

Según las investigaciones de la doctora Elisabeth Lloyd y publicadas en el artículo 'Female sexual arousal: Genital anatomy and orgasm in intercourse', los hombres alcanzan el clímax en el 85,1% de sus encuentros sexuales, pero las mujeres sólo en el 62,9% de sus coitos. Por su parte, en el libro 'Sexmentiras', Alfonso Antona me aseguró que es “muy poco probable que dos personas estallen en un orgasmo sideral al unísono”.

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