Según algunos cálculos, hasta un 60% de las personas han sufrido alguna vez en su vida un extraño y angustioso episodio en el que, o bien justo al entrar en el sueño o bien al despertarse, han sentido que no podían mover ni los brazos ni el tronco ni el cuello ni las piernas, además de sentir una fuerte presión en el pecho. Por otro lado podían oír y ver, pero sin poder girar los ojos.
Es decir, es como si estuvieran muertos pero conscientes. De ahí que en algunos países de Latinoamérica se llame a este trastorno “la subida del muerto”, aunque técnicamente se lo denomine “parálisis del sueño”. Por otro lado, no pocos de los afectados por este trastorno tienen alucinaciones visuales o auditivas, muchas de ellas referente a la presencia de personas en su entorno, aunque no las puedan ver, o de objetos.
Incluso se tiene la sensación de que el colchón se hunde o bien que flotamos: de ahí la denominación de que “el muerto sube” y la vinculación de este trastorno tradicionalmente con la presencia de espíritus o viajes astrales. Los episodios duran entre unos pocos segundos y tres minutos, tras los que recuperamos el control de los movimientos y la consciencia. La mayoría de los afectados experimentan una profunda angustia y terror, en especial si es la primera vez que sufren el trastorno; para los que lo sufren de forma recurrente, de todos modos, no es más agradable.
Cómo se produce la parálisis del sueño
La parálisis del sueño es un trastorno del sueño o parasomnia que de modo aislado puede afectar a más de la mitad de la población, pero salvo en algunos casos, no debe ser motivo de preocupación y en sí mismo no comporta ninguna gravedad. En realidad lo que se produce es un desfase temporal entre la entrada en la fase REM, de mayor actividad cerebral, y la fase de relajación muscular total, que la precede y que termina cuando nos despertamos.
De este modo, puede suceder que justo cuando estamos entrando en la fase REM, con todo el cuerpo relajado, suframos un pequeño despertar de la conciencia, pero nuestro cuerpo no responde igual, sino que sigue relajado y no nos permite movernos hasta pasado un tiempo. Las eventuales alucinaciones son debidas a que estamos entrando en la fase REM, en la que el cerebro gestiona la limpieza y procesado de toda la información recibida durante el día mediante los sueños. En consecuencia, las alucinaciones son en realidad retazos de sueños.
Sin embargo, la parálisis del sueño también puede pasarnos al despertar, pero el fenómeno es el mismo: se desincroniza el final de la fase REM y la recuperación de la actividad muscular, de modo que nos despertamos pero no podemos movernos. También en estos casos pueden darse las alucinaciones, puesto que estamos terminando de salir de la fase de los sueños, con la consiguiente angustia y susto.
¿Cuáles son las causas?
Las causas de la parálisis del sueño pueden ser varias, desde congénitas a circunstanciales, es decir con una causa concreta y subsanable, a asociadas a otras enfermedades. Las congénitas responden a lo que se conoce como parálisis del sueño familiar, y es un fenómeno que se da en los individuos de una misma estirpe genética, por lo que se cree que está relacionado con algún gen. En estar personas la parálisis suele darse al final del sueño.
Las causas asociadas a hechos circunstanciales refieren a una mala gestión del sueño y los ritmos circadianos; por ejemplo, es un trastorno frecuente en personas que trabajan de noche o bien que viajan mucho en avión con cambios de horarios frecuentes y en consecuencia sufren jetlag. También se da más en gente que está muchas horas sin dormir, así como en la que suele dormir boca arriba. En la medida en que todas estas causas pueden ser corregidas, el trastorno desaparece. En estos casos se suele dar preferiblemente a la entrada en el sueño.
No obstante, la parálisis del sueño puede estar asociada en algunos casos a la narcolepsia, una enfermedad neurológica en la que la persona se duerme de día como respuesta a cambios emocionales. Se calcula que casi la mitad de los narcolépticos, que no llegan a ser el 0,50% de la población, padecen parálisis del sueño. No obstante, se calcula que este trastorno, en su forma más o menos recurrente, afecta a no menos del 0,3% de la población y no más del 4%.
Cómo disminuir los episodios de parálisis del sueño
Los expertos recomiendan las siguientes estrategias para minimizar los efectos de este trastorno:
- Ser muy regulares en nuestros horarios de sueño, ya que se ha comprobado que el trastorno aumenta cuando vamos a dormir a horas diferentes
- Hacer ejercicio durante la tarde y hasta tres horas antes de acostarse.
- Evitar dormir menos de ocho horas.
- Tomar medidas para no sufrir estrés.
- Tener buenos hábitos alimentarios con una dieta variada.
- Rehuir las bebidas excitantes antes de acostarse.