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Pável Dúrov y los “hombres de alto valor”: la nueva idea de éxito pasa por el culto al cuerpo y el ultraliberalismo

Pável Dúrov y los "hombres de alto valor".

África Gelardo Arrebola

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No hay nada mejor para empezar el día que darse un refrescante baño con hielo. Igual en verano no choca tanto la idea, pero en febrero lo mismo uno se lo piensa dos veces y vuelve al café con leche. No es así para un verdadero hombre de éxito, un alfa, alguien 'de alto valor', en definitiva, capaz de sacrificarse para alcanzar la perfección. Y tampoco es así, claro, para Pável Dúrov, el millonario cofundador de Telegram, adalid de la libertad —aunque esa libertad pueda acabar con los derechos fundamentales de algunas personas— y antisistema —especialmente si ese sistema amenaza su individualismo—.

En los últimos días, las miradas se han centrado en el empresario ruso por su imputación en Francia por hasta doce delitos, entre los que destacan la complicidad de la aplicación de mensajería para permitir el tráfico de drogas o la distribución de pornografía infantil.

Esta no es la primera vez que Dúrov ha tenido problemas con gobiernos e instituciones, aunque en las pocas entrevistas que ha ofrecido asegura que colabora con las autoridades, también defiende que la libertad personal y la privacidad se deben anteponer a las normas. “Para ser realmente libre, deberíais estar preparados para arriesgar cualquier cosa por la libertad. La privacidad, en última instancia, es más importante a que sucedan cosas malas, como el terrorismo”, compartía en su Instagram.

A pesar de que Dúrov intenta mantener su vida privada lejos del foco público, de sus publicaciones en redes sociales y sus canales de difusión se puede extraer una idea que subyace en ese mundo de dinero, cambios constantes de residencia y disciplina fitness: que podría considerarse un 'high-value man', 'hombre de alto valor' en español.

Ultraliberalismo y sexismo 'de alto valor'

Sirve una rápida búsqueda en Google para conocer las características comunes de este tipo de masculinidad, promulgada por pseudogurús multiplataforma, especialmente en los últimos años. Atributos que beben de lo ultraliberal —tener dinero, ser capaz de proveer, ser emprendedor— y de los estereotipos tradicionales sexistas —no dejarse llevar por las emociones, mostrarse siempre seguro, alcanzar el perfeccionamiento corporal, regresar a la idea de hombre cazador—, todo ello vestido de autocuidado y técnicas de mindfulness

Dúrov representa esa figura del nuevo hombre de éxito. Su fortuna está estimada en más de quince mil millones de dólares según Forbes, y un repaso por sus redes nos confirman esta idea, especialmente las publicaciones más recientes. En los últimos posts aparece vestido de negro, con el torso de gimnasio descubierto, todos ellos acompañados de citas y reflexiones generalmente de referentes cuya imagen —muchas veces distorsionada y alejada de la realidad histórica— también evoca esa “energía masculina”.

El polémico influencer Andrew Tate, detenido y acusado por tráfico de personas y violación, durante años ha sido una de las figuras en Internet que ha extendido estos mensajes misóginos, además de definir, en varias ocasiones, lo que significa este concepto de “hombre de alto valor”. En sus palabras: “Un hombre capaz de hacer dinero”, “listo”, “rico”, “fuerte”, “capaz de matar a alguien y coger un bebé en brazos el mismo día”. “Muchas mujeres no respetan lo difícil que es convertirse en un 'hombre de alto valor”, se quejaba Tate en un vídeo que acumula más de 22 millones de visualizaciones.

Fernando Herranz, especialista en estudios de género en la Universitat d'Alacant, explica que este tipo de ideas de masculinidad vuelven a “retomar características basadas en la dominación masculina” con la intención de regresar a un “pasado idílico de lo que era ser hombre”. El investigador precisa que estos influencers de la masculinidad “han sabido controlar el discurso” y proponen ahora una “solución fácil a problemas de gran complejidad” que puede sufrir una sociedad, como la precariedad o problemas psicológicos.

De esta manera, culpan al movimiento feminista o a “la dictadura de la Agenda 2030” de que se “haya perdido la esencia de lo que realmente es ser un hombre”, a su juicio. Y, en lugar de observar que la causa de esos problemas viene por un sistema económico y social, optan por una falsa sensación de control: volver a “ser hombres de acción en todos los sentidos”.

“Un hombre debe mantenerse erguido, no ser mantenido erguido por otros”, escribía Dúrov en una cita que atribuía a Marco Aurelio, acompañada de una fotografía del millonario sin camiseta sumergiéndose en su bañera de hielo. Una imagen que se repite en TikTok con cientos de vídeos de jóvenes compartiendo sus rutinas de baño helado.

“La autodisciplina es la clave” para ser un 'alfa'

En otra de sus publicaciones pide a sus seguidores unirse al #PutinShirtlessChallenge, un reto que anima a los rusos a subir fotos sin camiseta como lleva haciendo años el presidente Vladímir Putin. El dueño de Telegram pide seguir reglas como no usar Photoshop: “Si no, no eres un alfa”. ¿Y qué hace falta para ser un alfa? Dúrov responde a esta pregunta en otro mensaje, esta vez difundido a través de su canal personal de Telegram, en el que ofrece consejos para lucir más joven: nada de alcohol, dormir “mucho”, no comer “demasiado” (nada de snacks, claro), no comer carne, entre otros. “La autodisciplina es la clave para la salud, la riqueza y la felicidad”, asegura. Es decir, tener un cuerpo y vida perfectos está al alcance de cualquiera: solo necesitas disciplina.

Esta obsesión por el cuerpo perfecto, regada con ideas del estilo “mi cuerpo es mi templo”, es clave en la construcción del 'hombre de alto valor' y del varón que puede conseguir éxito en el mundo profesional, pero también en el personal y en sus relaciones. “El cuerpo es fundamental en toda construcción identitaria. Es la principal herramienta que tenemos para performar nuestra identidad”, resume Herranz en conversación con elDiario.es. “En la masculinidad, el cuerpo ha sido parte sustancial”, sigue, y precisamente una de las principales características de esta es la fuerza, la potencia física.

La autodisciplina es la clave para la salud, la riqueza y la felicidad

Pável Dúrov Cofundador de Telegram

“Hay que entender la masculinidad como un elemento adaptativo, como un ser vivo que se adapta al contexto”. Herranz indica que la construcción de la masculinidad ha pasado del 'hombre de pelo en pecho', incluso desaliñado, a un cambio de imagen en el que se valora más el cuidado del cuerpo y la apariencia. En los casos más extremos, esta filosofía de vida centrada en tener un cuerpo musculoso y seguir estrictas dietas ha acabado conectando con algunas burbujas de la extrema derecha, con ideas negacionistas e incluso teorías de la conspiración.

La escritora Naomi Klein habla sobre esto en su último libro Doppelganger: Un viaje al mundo del espejo (Paidós). En una entrevista con el diario británico The Guardian, Klein explica que de la misma manera que las primeras protestas contra el confinamiento en Estados Unidos fueron por poder ir a rezar, también lo fueron por ir al gimnasio con esa idea de “mi cuerpo es mi campo de fuerza contra lo que venga” o “estoy construyendo mi sistema inmunológico”. “Cuando se trabaja dentro de un sistema jerárquico de seres humanos y cuerpos, se entra en el territorio del fascismo”, dice Klein. Ese fascismo que entiende que hay seres humanos más 'puros' o 'perfectos' que otros, según atributos como su color de piel, pero también su tipo de cuerpo. Y eso es lo que los hace más merecedores del éxito que el resto, hacen que estén por encima y sean, en definitiva, personas 'de alto valor'.

Los otros pseudogurús de las finanzas y el wellness

El influencer ruso, que presume de sumar más de 100 hijos biológicos a través de donaciones de esperma, no es el único que cumple con estas reglas. Cada vez surgen más figuras públicas que imitan estos discursos y crean contenidos relacionados con estos roles: a través de vídeos verticales de Instagram o TikTok, pero también a través de podcast difundidos en diferentes canales. Todo ello empujado por el algoritmo de la manosfera de hombres que lanzan mensajes misóginos.

“Han crecido en un sistema de dominación masculina donde ellos tenían privilegios que hoy en día, gracias a los movimientos feministas, se están empezando a poner en cuestión. Ahora el ser machista vuelve a gozar de una legitimidad en el discurso”, argumenta Herranz. Este grupo de influencers y creadores de contenido ven “una pérdida de privilegios concebida como una pérdida de derechos”. Diferentes estudios en los últimos años han mostrado cómo ante los avances feministas, existe una reacción de una parte de la población —especialmente de los más jóvenes— contraria a los mismos. También lo muestra la última encuesta del CIS sobre la percepción de igualdad: el 44% de los hombres cree que las políticas de igualdad han ido demasiado lejos.

En España, uno de los máximos exponentes del 'éxito' en la manosfera es el pseudogurú financiero Amadeo Llados, que con millones de seguidores en redes sociales vende su fórmula para poder ser como él y tener la vida de lujo que parece llevar. Además de ofrecer masterclasses y organizar macroeventos en los que los asistentes se dejan cientos —a veces miles— de euros, también ofrece estos consejos al resto en sus redes y entrevistas.

Ahora el ser machista vuelve a gozar de una legitimidad en el discurso

Fernando Herranz Doctor en Estudios de género

“Todo en esta vida se atrae”, dice, en un vídeo en el que explica “cómo tener a una mujer de 'alto valor”. Es decir, si no ejerces esta 'atracción' solo vas a ser, en sus palabras, un “fucking mileurista” y vas a tener una “panza”. “¿Cuál es el sueño de todo hombre?”, se pregunta. “La matrix os ha mentido”. A su juicio es: “Estar en forma, tener confianza, tener la casa que quiere tener, el coche que quiere tener, una gran mujer a su lado, despampanante, preciosa y que le apoye”. De nuevo la clave del éxito, para él pero también para otros muchos con cada vez más presencia online, se resume en dinero, gimnasio, perfeccionamiento del cuerpo y adoptar comportamientos relacionados con lo 'masculino'.

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