En 2015 se cumplieron 80 años de la aparición de la primera lata de bebida. En 1935 aparecía la primera lata de cerveza comercial de la mano de compañía Krueger, una antigua fábrica artesanal en la ciudad estadounidense de Newark, por entonces un importante centro industrial. Los primeros refrescos en lata no surgirían, sin embargo, hasta casi veinte años más tarde, en 1953, también en Estados Unidos. En España, la primera lata de cerveza aparece en los años 60.
Andreu, socio y lector de eldiario.es nos escribe el siguiente texto en un correo: “¿Por qué tanta preocupación y legislación referente a la higiene en los productos envasados y nadie arremete contra la insalubridad de las latas de refrescos que usamos aplicando la boca a una superficie quizás cargada de gérmenes?” Andreu refleja así la inseguridad que muchos consumidores tienen respecto a la procedencia y el trato que se pueda dar a las latas de refrescos -añadamos también la cerveza- en su manipulación.
Para reforzar estas inseguridades, han circulado además en los últimos años no pocas noticias en las redes en las que se asegura que la higiene de las latas es muy deficiente, que se almacenan en condiciones muy poco salubres y que circulan por su superficie ratas y ratones que incluso se orinan en ellas, dando lugar al riesgo de padecer leptospirosis, una enfermedad bacteriana que puede resultar mortal. El siguiente vídeo es muestra de ello:
Regulación de almacenamiento
Sin embargo, el almacenaje y transporte hasta el distribuidor final -el tendero, la gran superficie, etc.- de las latas sí está claramente regulado tanto por la legislación española como por la europea en general, y estipula que una vez llenadas y selladas, las latas pasarán un proceso de lavado industrial y una cobertura con un filme de plástico que las protegerá de la suciedad y posibles contaminaciones.
Otra cosa es que una vez llegadas al comerciante, este les de un trato adecuado o las tenga en condiciones indeseables. Aquí entran en juego las inspecciones de sanidad, que en un país como España son estrictas respecto a las condiciones en que se guardan los productos almacenados, con lo que es difícil creer la teoría de que la contaminación de las latas es frecuente.
De hecho, la OCU realizó en 2002 una investigación sobre la higiene bacteriana de las latas de refrescos de distintos comercios en la que se hicieron cultivos de los gérmenes de la superficie. El resultado, publicado en su revista Compra Maestra, en el número 260, de mayo de 2002, indicaba que aunque la higiene era mejorable, ninguna de las latas presentó contaminaciones por fecales ni ningún otro organismo peligroso.
Precauciones si no se está seguro
Por descontado, esto hace referencia a España, por lo que si viajamos a países más allá de la Unión Europea, o bien tropicales o del Tercer Mundo, sí es aconsejable prestar atención a la higiene de las latas y tomar precauciones. Y lo mismo ocurre si consumimos bebidas procedentes de vendedores ambulantes callejeros, algo habitual en algunas grandes ciudades respecto a las latas de cerveza.
Tal es el caso de Barcelona, donde el Ayuntamiento advierte cada verano a los turistas de que el consumo de este tipo de latas en la calle no es seguro desde el punto de vista microbiológico, pues los ambulantes las esconden en agujeros insalubres. De hecho el año, pasado un estudio encontró abundantes fecales en los vasos de los combinados que se venden en las playas sin control reglamentario.
En general, la norma ante cualquier atisbo de sospecha será:
- Limpiar la superficie de apertura con agua y jabón: no basta con pasar un paño; también puede valer algún tipo de líquido desinfectante y luego algo de agua para eliminar los restos de líquido.
- Aplicar el sistema de la pajita: prácticamente nadie en las zonas tropicales bebe directamente de la lata sino que introducen una cánula de modo que evitan el contacto de los labios con la superficie. Es importante asegurarse de que la cánula viene en un envoltorio plastificado y que no es reciclada.
- No beber de latas abolladas: podrían presentar oxidaciones en el interior o poros en zona de apertura por donde hubiesen entrado patógenos.
- No beber si la lata está inflada: las latas están hechas para contener el gas de la bebida, luego si presentan hinchazón es que hay una cantidad superior de gas, seguramente resultado de una actividad bacteriana indebida.
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