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Durante el verano es fácil abandonar las rutinas habituales que hemos mantenido durante el resto del año. Y esto incluye las de nuestro cuidado bucal. Un descanso en nuestras rutinas diarias es algo positivo y relajante. Pero también puede hacer que aparezcan problemas dentales si olvidamos ciertos hábitos de higiene.
No debemos olvidar que, aunque estemos de vacaciones, nuestros dientes y nuestra boca no lo están. Es innegable que muchas personas tienden a relajarse y cambiar sus hábitos de higiene bucal durante esta época del año, lo que provoca un aumento de problemas como la caries, la halitosis o la hipersensibilidad dental.
Principales problemas bucales durante el verano
En la cavidad oral tenemos millones de bacterias; predominan las “buenas”, que controlan las patógenas y que se relacionan con la aparición de caries, halitosis y enfermedad periodontal. Cuando se produce un desequilibrio, es decir, lo que se denomina disbiosis, aumenta el número de bacterias “malas”, algo que suele darse sobre todo durante el verano por varios motivos.
Durante estos meses, uno de los principales problemas es la sequedad. El deporte, el calor y una mayor exposición al sol hacen que nuestra boca se seque más de lo normal, lo que genera un cambio en la densidad de la saliva y reduce su capacidad lubricante. Esto acaba provocando la proliferación de bacterias orales.
Otro de los problemas para la salud bucodental es que, durante el verano, aumenta el consumo de bebidas alcohólicas, azucaradas y carbonatadas, así como helados y zumos. Estos productos exponen los dientes a una serie de ácidos que pueden llegar a desmineralizarlos y dañar el esmalte. En consecuencia, hace que sean más vulnerables al ataque de bacterias y se incrementa la hipersensibilidad cuando tomamos bebidas o alimentos muy fríos.
Además, y como pasamos más tiempo fuera de casa, nos cepillamos menos los dientes. Esta falta de higiene bucal provoca la acumulación de placa bacteriana.
También es habitual aumentar la práctica de actividades físico-deportivas, lo que lleva implícito también un mayor riesgo de que se produzcan traumatismos, pérdida de fragmentos o incluso de piezas enteras. En la práctica de ciertos deportes subacuáticos, como el snorkel, el uso de boquillas puede alterar la fisiología natural de la boca e interferir en una ortodoncia fija.
Otro problema común es la halitosis, favorecida sobre todo por el tabaco y el alcohol. También que otros elementos como el cloro de las piscinas puede alterar el pH y favorecer la desmineralización de los dientes.
Precisamente por estas razones es que nuestros dientes necesitan un cuidado especial durante el verano para evitar que se deterioren o que tengan sensibilidad.
Cómo cuidar de nuestros dientes durante el verano
Ahora que ya sabemos cuáles son los problemas más frecuentes en verano, podemos saber cómo protegernos. Porque no es necesario que nuestros planes de verano dejen marca en nuestra salud dental.
El Consejo General de Dentistas de España da una serie de consejos para cuidar de nuestra salud bucodental incluso cuando estamos de vacaciones:
- Cepillarse los dientes tres veces al día durante al menos tres minutos después de cada comida principal. El cepillado antes de acostarse debe ser prioritario, también durante el verano. Si no es posible, bien porque estamos fuera o de vacaciones, los expertos aconsejan, de forma excepcional, recurrir a los chicles sin azúcar y con xilitol después de comer porque así aumenta el pH bucal, lo que dificulta la acción agresiva de las bacterias.
- Cuidar la alimentación: en verano solemos relajar algunos de los hábitos de alimentación que hemos mantenido durante todo el año. Es importante seguir con una adecuada hidratación para permitir que la cantidad de saliva sea la adecuada, ya que se trata de un elemento protector de la boca. Beber dos litros de agua al día y tomar alimentos con alto contenido de agua, como verduras y frutas, nos ayudarán a conseguir el nivel de hidratación necesario.
- Evitar las bebidas carbonatadas: durante el verano su consumo suele dispararse, aunque debemos tomarlas con moderación porque el azúcar daña los dientes y el esmalte dental.
- Conservar el diente en suero salino (o agua, agua con sal o leche): en el caso de que se nos caiga algún diente a causa de un golpe, es importante actuar con rapidez y conservar el diente para que el especialista pueda aplicar el tratamiento más adecuado.
- Usar dentríficos y colutorios específicos que nos aconsejará el dentista para ayudar a proteger la boca y remineralizar los dientes si estamos muchas horas en la piscina.
- Tener precaución con el deporte: si vamos a practicar deporte de contacto, es importante usar un protector bucal.
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