La pesadilla del anticonceptivo Essure no termina con su prohibición
La Plataforma Libres de Essure, una de las principales asociaciones de mujeres afectadas por los fallos de este sistema anticonceptivo actualmente prohibido en Europa, ha reclamado al ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, su presencia en la elaboración de un protocolo de retirada de dicho implante en los casos en que haya dado efectos adversos.
A la vez, denuncian que el mismo se está elaborando a espaldas de las enfermas, que son las que mejor conocen y padecen los efectos del Essure. “Las afectadas somos silenciadas dentro y fuera de los canales de atención médica, sabemos lo que Essure provoca en nuestros cuerpos, contamos con la experiencia de ser portadoras y nadie mejor que nosotras para relatarlo”, aseguran en un comunicado.
La elaboración de dicho protocolo está siendo actualmente estudiada por Sanidad, ante el aumento de demandas judiciales por parte de las afectadas. Las mismas denuncian ante los tribunales tanto los efectos secundarios del Essure como las operaciones de retirada, que muchas veces derivan en intervenciones traumáticas que llegan a incluir la pérdida total de sus órganos reproductores.
Libres de Essure denuncia que existe un gran desconocimiento médico voluntario tanto en torno a los efectos del Essure como al modo de retirar el implante: “en la mayoría de los casos de retirada no hay un estudio previo, y la retirada o se niega o se realiza de forma improvisada y basada en el 'miedo' y en la falta de información”
Un método llamado a ser revolucionario
El Essure es un dispositivo anticonceptivo que hace quince años estaba llamado a revolucionar el control de la natalidad en el mundo por tres motivos: su precio asequible, su facilidad de implantación, nada agresiva, y finalmente por no provocar alteraciones químicas hormonales que pudieran perjudicar la calidad de vida de las mujeres.
Fue aprobado en España en 2003 y entró entre los tratamientos proporcionados por la Seguridad Social, siendo el ginecólogo José Eduardo Arjona su más entusiasta evangelizador. Se trataba de un sencillo muelle de metal -titanio, níquel y acero inoxidable- con pelos de fibra textil -fibras de poliéster-, que se colocaba con una pistola especial en las trompas de falopio, de modo que provocaba una reacción inflamatoria en la trompa por la que esta desarrollaba un quiste perenne.
Dicho quiste bloqueaba la trompa para siempre, impidiendo a partir de la implantación del Essure que los óvulos pudieran superar el conducto y exponer se a la fecundación. Así de sencillo: en tres semanas la persona quedaba estéril sin más problemas. Se recomendaba entre mujeres con varios hijos que no querían volver a quedarse embarazadas pero querían estilizarse con discreción y sin pasar por el quirófano.
Essure: un éxito con demasiados fracasos
El Essure se fue implantando en España a partir de 2003 con un notable éxito, pero no rotundo: en un porcentaje significativo de casos -algunos cálculos aventuran que podría alcanzar el 12,5%- el Essure provoca reacciones alérgicas y autoinmunes a las implantadas, cuando no perforaciones de la trompa y otros órganos por que el implante coge mala posición. La casuística de los fracasos es amplia.
A partir de 2015, y a raíz del apoyo que les da la legendaria activista Erin Brokovich, las víctimas del fracaso del Essure comienzan a ser visibles en los grandes medios y se tiene una idea de la dimensión del problema. Esto sucede en Estados Unidos, pero también en España, donde las afectadas se organizan en torno a diversas asociaciones, una de ellas la Plataforma Libres de Essure.
Su primera reclamación será la denuncia de que aun sabiendo de los riesgos y existiendo un protocolo informativo, diseñado por la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia), los médicos y médicas de la seguridad Social no les informan adecuadamente de los peligros antes de instalarles el Essure.
Antes al contrario, denuncian que se les aseguró en el momento de la implantación que carecía de efectos secundarios, algo que con el tiempo algunas de las implantadas han comprobado que no siempre es así. Esta y otras plataformas han relatado desde 2015 a los medios de comunicación los padecimientos más frecuentes de las afectadas, que no terminan hasta que se les retira el dispositivo: dolores abdominales, lumbares, inflamaciones, cefaléas, vómitos frecuentes, infecciones, etc.
Tras la prohibición, la pesadilla de la retirada
Con la creciente presión mundial contra el Essure, por considerar que no es lo bastante seguro porcentualmente, en Estados Unidos la FDA, agencia federal que regula los medicamentos, le dio la categoría Black Box, por la cual en la caja del producto debe informarse explícita y claramente de que el Essure entraña riesgos y efectos secundarios no controlados.
También obliga al facultativo o facultativa que lo prescribe -en este caso lo implanta- a advertir verbalmente de los mismos. Muchas veces la categoría Black Box se traduce en la muerte comercial de un producto. Al mismo tiempo, Essure fue cautelarmente prohibido en Brasil.
Estos hechos ocurrían en marzo de 2017 y en agosto, el anticonceptivo era cautelarmente suspendido en la Unión Europea para pasar inmediatamente a su prohibición comercial definitiva.
No obstante, la pesadilla para aquellas mujeres afectadas por el Essure -a una importante mayoría el método les ha funcionado adecuadamente y sin ningún problema- no termina con los dolores de las reacciones autoinmunes, las alergias al níquel o las perforaciones que provoca un dispositivo mal colocado, sino que se extiende en la retirada del implante.
Tal como denuncia Libres de Essure, parece haber mucha improvisación y desconocimiento en torno a la misma, y las afectadas ya relataron en su día a este medio los casos en los que con el implante se arrastraban las trompas enteras. Por no citar que muchas veces permanecen restos de fibras o partes del Essure rotas, que siguen provocando reacciones. A consecuencia de estas, la única forma de atajar las mismas es, finalmente, quitar todo el aparato reproductor.
De hecho, las intenciones del ministerio, y la postura oficial del PP, partido en el Gobierno, que aboga por la elaboración de un protocolo único, parecen dar la razón a Libres de Essure sobre la necesitad de contar con las afectadas a la hora de abordar la adecuada forma de retirar el implante, de modo que la pesadilla del Essure no tenga para sus víctimas una segunda temporada.