Productos sin gluten: ¿en qué consisten?
Suponen el 1% de la población y en las últimas décadas se han movilizado muchísimo para concienciar de su gran problema, la alergia al gluten. Al ser una proteína muy presente en nuestra alimentación y en un sinfín de productos, les es realmente difícil llevar una vida normal. No es capricho, ya que la ingesta de esta proteína provoca graves síntomas a su dolencia: inflamación autoinmune del intestino delgado, mal estar y otras reacciones e indisposiciones. Es la dura historia de los celíacos.
Se pueden pasar años sufriéndolos antes de que uno mismo, o alguien de la familia, sospeche cuál es su problema, se vaya al médico adecuado y finalmente diagnostique la celiaquía. A partir de ese punto la vida empieza a mejorar enormemente al integrar en la dieta los productos sin gluten.
¿Qué productos tienen gluten? (en realidad la pregunta debería ser cuáles no.) Entre los que sí contienen esta proteína se encuentran las harinas de trigo, de cebada, de centeno o avena, y por tanto tooodos los productos derivados de estas, como son el pan -lo que incluye todo tipo de bocadillos, pero también rebozados o croquetas, (¡croquetas!)- Además, hay que incluir la pasta italiana: espaguetis, tallarines, fideos, raviolis o la mismísima pasta sopera. Ni una triste sopa pueden tomar.
Tampoco la pizza es manjar para los celíacos debido a su base de pan. Si aún no se te ha encogido el corazón debes saber que las privaciones no acaban aquí, también alcanzan a todo tipo de repostería. Es decir, magdalenas, croissants, churros, galletas, tartas, pasteles y cualquier elaborado industrial que contenga masa de harina. ¿Te lo imaginas? Seguro que tú te ves incapaz de prescindir de nada lo que hemos comentado. Por descontado, nada de cereales para el desayuno y de remate, incluso la vida social se puede ver afectada, ya que la cerveza, elaborada a base de cebada fermentada, lo contiene. Lo has leído bien, CER-VE-ZA. Si conoces a algún celíaco y acabas de entender la gravedad de su situación, por favor, cuando le vuelvas a ver, dale un abrazo.
Productos sin gluten, la solución
Piensa que, lo que para un niño es una deliciosa magdalena, para uno celíaco es una tarde de dolores de estómago. Esta dificultad para determinar qué productos podían contener gluten y cuáles no y el peligro que entrañaba equivocarse, generó un movimiento de consumidores presionando para que hubiera una oferta de productos en los que se especificara explícitamente si contenían o no gluten.
De este modo, los celíacos tomaron la calle y obligaron a las grandes corporaciones a crear líneas de productos Sin Gluten o Gluten Free, es decir, elaborados en base a harinas sin gluten. ¡Bien por ellos! A estas harinas se les elimina el gluten previamente por fermentación con bacterias lácticas, separación química de la fracción proteica respecto a los hidratos de carbono de la harina, o bien sustitución por harinas de cereales que presentan gluten, básicamente el maíz.
Una vez obtenidas las harinas sin gluten, con ellas se desarrollan desde repostería a panes, pizzas, cervezas y cualquier otro producto que comamos el resto de las personas y que esté hecho a base de harinas. Desde entonces, los alimentos sin gluten se han expandido permitiendo a los celíacos hacer por fin una vida normal y sin padecimientos. Celíacos contra Goliath.
¿Solo para celíacos?
Los productos sin gluten son tan buenos como los demás, pero para un no celíaco, es decir el 99% de la población, tiene poco sentido optar por ellos. Las modas están ahí y ya sabemos que hay gente para todo. Pero el caso es que aunque no le harán ningún mal, por descontado, nutricionalmente perdería algunos de los beneficios que aporta esta proteína. Por ejemplo, mejorar la calidad de grasa en sangre y, por tanto, reducir los triglicéridos, mejorar la hipertensión o reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Por tanto, si no hay justificación médica, no es necesario eliminar el gluten de la dieta. Si se hace porque se notan algunas mejoras, aunque no se haya diagnosticado la enfermedad, es mejor hacerlo bajo supervisión de un profesional nutricionista que ayude a compensar las deficiencias del gluten con otros alimentos.