Cómo proteger la piel en invierno

De lleno ya en el clima frío del invierno, puede ser que empecemos a notar algunos de sus efectos sobre nuestra piel. Aunque a menudo no se le da la importancia que requiere, la piel, uno de los órganos más grandes de nuestro cuerpo, necesita ser mimada y cuidada también durante los meses más fríos del año. Igual que cambiamos el armario cada temporada, debemos cambiar también nuestra rutina de cuidado de la piel.

Problemas de la piel en invierno

El frío del invierno puede hacer mella en nuestra piel, aunque no lo parezca. En muchos casos, las bajas temperaturas pueden eliminar la barrera protectora natural de la piel, permitiendo que el agua se “escape” (deshidratación) y entren amenazas irritantes (sensibilidad). Según la British Skin Foundation (BSF), los problemas de la piel son una de las razones más comunes por las que las personas visitan a su médico en otoño y en invierno.

Con un clima más frío, cae la humedad atmosférica y aumenta el ambiente seco. La falta de humedad del invierno puede ser el responsable de la sensación de picor que experimentamos durante estos meses. Y esto se produce porque la respuesta inflamatoria se activa y libera histaminas.

Otro problema asociado con el invierno, aunque no suele dársele mucha importancia, es el de los rayos solares. No solo es necesario protegernos durante el verano, cuando el sol brilla más intensamente; hacerlo también durante el invierno es fundamental.

Como admite la Fundación de Cáncer de Piel, incluso cuando hace frío o está nublado, “los rayos UV que causan el envejecimiento están llegando a la piel y pueden ser causa de melanoma”. Es más, también en las condiciones climáticas de invierno se pueden sufrir daños por el sol como en verano.

Los rayos UVB, aunque son más fuertes en verano, también pueden dañar la piel en invierno, sobre todo a grandes altitudes y en superficies reflectantes como la nieve o el hielo. La nieve puede llegar a reflejar hasta el 80% de la luz ultravioleta del sol porque los rayos “golpean” dos veces. Esto aumentaría el riesgo de cáncer de piel y envejecimiento prematuro.

¿Qué podemos hacer para aliviar estos síntomas?

1. Hidratar bien

El frío es uno de los principales responsables de la deshidratación, seguido del aire y el exceso de las calefacciones dentro de las casas. Cada zona demanda un tipo de hidratación distinta. Por ejemplo, para la cara es recomendable que la crema hidratante lleve siempre un factor de protección para el sol (sí, también en invierno).

En el caso del resto del cuerpo, la hidratación es fundamental sobre todo en zonas como las piernas y los pies, especialmente los tacones, con más tendencia a la sequedad, tal como reconoce la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV). Por su mayor exposición al frío, las manos y los labios son especialmente sensibles, de ahí que deban mantenerse bien hidratados.

2. Evitar baños y duchas muy calientes

Aunque no hay nada mejor que una ducha de agua caliente en un día frío, esta práctica es en realidad uno de los principales enemigos para nuestra piel. Demasiada agua caliente provoca una mayor evaporación de la hidratación de la piel.

Es preferible, en cambio, usar agua tibia en lugar de agua muy caliente, limitar el tiempo de cinco a diez minutos y secar suavemente con una toalla, con pequeños golpecitos, sin frotar fuerte para evitar dañar la piel. Inmediatamente después de secarla, y aunque quede un poco húmeda, debemos aplicar la crema hidratante. Esto ayudará a prevenir la piel seca.

3. Protección contra el sol

Es evidente que durante el invierno no estamos tan expuestos a los rayos solares porque nos cubrimos con ropa. Pero hay algunas zonas, como la cara y el cuello, que permanecen expuestos todo el año. Y aquí es, según la Fundación de Cáncer de Piel, donde pueden ocurrir la mayoría de cánceres de piel.

Es importante, además de usar gafas de sol para protegernos los ojos, aplicar un protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar de 15 o más, cada día, en toda la piel expuesta. Es fundamental, también, cubrir todas las zonas, como la parte superior de las orejas, alrededor de los ojos y cerca de la línea del cabello. Puede utilizarse un protector solar hidratante para combatir también la piel seca.

4. Usar productos suaves y sin perfume

Algunos productos para el cuidado de la piel son muy fuertes si se sufre sequedad y sensibilidad. Para evitar empeorar estos síntomas, la Academia Americana de Dermatología (AEDV) aconseja no usar productos que contengan alcohol o fragancias. Evitarlos ayudará a la piel a retener sus aceites naturales.

5. Elegir ropa no irritante

Para evitar que la ropa sea irritante para la piel es recomendable usarla de algodón y fibras naturales.

6. Humidificar

El calor que mantiene caliente el hogar también es muy seco y, debido a que las ventanas están casi siempre cerradas, queda atrapado dentro. Usar un humidificador agrega humedad al aire, por lo que nos ayuda a combatir la piel seca del invierno.

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