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Sexo durante el embarazo: ¿hay algún riesgo o son todo beneficios?

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Durante mucho tiempo, las relaciones sexuales durante el embarazo fueron consideradas una práctica de riesgo, capaz de producir múltiples riesgos para el feto. Debido a eso, muchos especialistas las desaconsejaban. Con el tiempo, sin embargo, la investigación y los estudios científicos dieron por tierra con la mayoría de estas ideas, que hoy en día se consideran entre los tantos mitos que existen acerca de la sexualidad femenina. 

Hoy se sabe que, si bien existen algunos riesgos relacionados con el sexo en el embarazo, son pocos y se pueden prevenir con relativa facilidad. “Está demostrado que no existe relación entre el coito y el aborto, por lo que debe tranquilizarse a la pareja si puede ser motivo de preocupación”, señala, por citar solo una fuente, el Manual de atención al embarazo, parto y puerperio, editado por la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía ya en 1994.

Cuidados en los embarazos de riesgo

Las que deben tener mayores cuidados son las mujeres que durante el embarazo registran sangrados. Tanto si estos se producen durante el coito como si ocurren en cualquier momento, de forma espontánea, las relaciones sexuales con penetración están contraindicadas. Así lo apunta Francisca Molero, directora del Instituto de Sexología de Barcelona y vicepresidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS).

Pero no solo la existencia de sangrados hace que una gestación se considere de riesgo. En muchos casos, los médicos indican a las mujeres embarazadas hacer reposo, estar relajadas, en ocasiones pedir la baja desde los primeros meses del proceso, e incluso permanecer en cama la mayor parte del día. En estas ocasiones, el especialista debe especificar a cada mujer -o a cada pareja- la conveniencia o no de mantener relaciones sexuales con penetración. 

Algunas otras precauciones

Una situación improbable, pero que resulta riesgosa y por lo tanto es bueno tener presente, es la de que ingrese aire por el conducto vaginal. El aire podría bloquear algún vaso sanguíneo y causar una embolia, un problema de consecuencias importantes tanto para el bebé como para la madre. Por ello, se recomienda que, si se practica sexo oral, la pareja de la mujer no sople en la vagina de la mujer embarazada y, en todo caso, tenga precaución de que eso no suceda tampoco de manera involuntaria.

Por lo demás, en los últimos meses del embarazo, cuando la tripa ya tiene un gran tamaño, hay que tener en cuenta dos cuestiones. La primera es casi de sentido común: evitar las posiciones que pudieran causar una presión excesiva sobre el vientre. De hecho, también se aconseja buscar posturas cómodas para la mujer; ella tumbada de lado, con su pareja detrás, es una de las más frecuentes durante el tercer trimestre de la gestación.

La segunda cuestión que se debe considerar es que las relaciones sexuales con penetración pueden convertirse en un factor desencadenante del parto. Por lo tanto, cuando existe el riesgo de un parto prematuro, se debe procurar evitarlas.

En el embarazo, un sexo más placentero

Con excepción de esas consideraciones, el sexo durante el embarazo no tiene más que beneficios, incluso más que antes o después de esa etapa. Uno de los más importantes, según Francisca Molero y la mayoría de expertos en sexología, es que el placer que se obtiene es mayor. Esto responde a varios motivos.

En las mujeres embarazadas, la razón principal es fisiológica: el embarazo provoca -escribió Molero en un artículo- “un aumento de lubricación y de sensibilidad, debido a la existencia de una mayor vascularización”, es decir, una mayor irrigación sanguínea a las zonas genitales. Esto es lo que hace que la sensación de goce sea mayor.

En sus parejas, el mayor placer puede provenir de la posibilidad de cumplir una fantasía recurrente: tener sexo con una embarazada. Las “nuevas” curvas de la mujer y el aumento de tamaño y firmeza de los pechos y algunas otras partes de su cuerpo resultan especialmente excitantes para muchas personas. 

Si el embarazo llegó después de una búsqueda larga y estresante, el sexo puede ser también un modo de relajarse y “celebrar” la consecución del objetivo. Y a eso se añade, en las parejas monógamas heterosexuales, la falta de preocupaciones ya no solo en cuanto a la búsqueda del embarazo, sino al motivo contrario: no hay necesidad de métodos anticonceptivos. Por ello, el embarazo se puede ver, entre tantas otras cosas, como una etapa para disfrutar del sexo con plenitud. 

Desde la actividad física hasta el buen humor

Francisca Molero apunta también que la mujer embarazada “debe acostumbrarse a su nueva estructura corporal” y, mientras lo hace, “se puede sentir insegura, con temor de que su pareja, al verla con unos kilos de más, la encuentre poco atractiva”. En este sentido, la clave radica en el diálogo y la comunicación en la pareja, pero no hay dudas de que el sexo sirven para afianzar el vínculo.

Las relaciones sexuales también tienen el efecto positivo que proporcionan en tanto que constituyen una actividad física. Fortalecen el suelo pélvico: los músculos, ligamentos y nervios que sostienen el útero (y por lo tanto también al bebé en formación), además de la vagina, la uretra, la vejiga y el recto. Cuanto más fuerte y elástica se encuentre esa zona, menores serán los riesgos de padecer desgarros y otras disfunciones durante el parto, y más rápida la recuperación posterior. El sexo es, junto con los llamados ejercicios de Kegel, el mejor entrenamiento para esta región del cuerpo. 

Por lo demás, no hay dudas de que el sexo también ayuda a estar de buen humor. Con ello tienen que ver la dopamina y la oxitocina que el cuerpo libera durante el orgasmo, sustancias que se relacionan respectivamente con la sensación de placer y la conexión afectiva con las otras personas. Como cualquier otra actividad física, asimismo, el sexo favorece el sueño y el descanso.

En última instancia, como ya se ha mencionado, las relaciones sexuales pueden convertirse en un factor desencadenante del parto. Y si esto puede ser un factor negativo en embarazos con riesgo de parto prematuro, es positivo en los casos en que el lapso de la gestación ya se ha cumplido -o está a punto de hacerlo- y, pese a ello, no hay aún señales de que el parto se aproxime. El sexo se convierte, en estos casos, en una buena forma de estimularlo.

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