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Ostras, almejas, mejillones, vieiras, langostas o gambas son alimentos que no suelen mencionarse tanto como otro tipo de alimentos en la contribución de la salud. Pero es que, además de sabrosos, los mariscos tienen mucho más que ofrecernos.
Siempre que no haya problemas como alergias, la oportunidad de abastecernos de vitaminas, minerales y oligoelementos procedentes del mar es interesante, sobre todo porque cada uno de los distintos tipos de marisco tiene su punto fuerte. Los más populares en nuestra cocina son los moluscos y crustáceos como mejillones, almejas o berberechos.
Por qué deberíamos añadir los mariscos a nuestra alimentación
Además de sorprendernos por su gran riqueza de sabores, el marisco si por algo también destaca es por aportar importantes bondades para nuestra salud porque son una excelente fuente de:
- Proteína: los mariscos se encuentran entre las mejores fuentes dietéticas de proteínas, con un contenido que varía de 9 a 20 gramos por cada 100 gramos, equivalente al del pescado y la carne. Por ejemplo, 100 gramos de carne de almeja aportan unos 15,5 gramos de proteína al organismo. Y estas proteínas son especialmente digeribles. Gracias a este contenido en proteínas, los mariscos son un alimento saciante, es decir, nos permiten aguantar varias horas sin pasar hambre.
- Ácidos grasos omega 3: los mariscos son muy bajos en grasas saturadas y relativamente altos en omega 3, en concreto, ácido eicosapentaenoico (EPA) y ácido decosahexaenoico (DHA), involucrados en la función de las células nerviosas y la regulación de la inflamación.
- Ricos en nutrientes, sales minerales y oligoelementos: los mariscos son una importante fuente de minerales como el magnesio, hierro, fósforo, calcio, selenio (100 gramos de mejillón son suficientes para cubrir el 100% de selenio), yodo, cobre, zinc, etc. Los berberechos, las ostras y los mejillones también contienen hierro, y el pulpo, el calamar, la langosta, las gambas y los mejillones contienen selenio. La mayoría de los mariscos además también contienen el 10% de la cantidad diaria recomendada de potasio por cada 100 gramos.
- Un importante cóctel de vitaminas: los mariscos, crustáceos y moluscos tienen una alta densidad nutricional en forma de vitaminas B3, B6 o B12. Las ostras contienen vitamina A; las gambas, vitamina E. Los mariscos en general son una buena fuente de vitaminas del compuesto B: las almejas, además de ligeras, son fuentes de vitaminas B2 y B12 (cobalamina), involucrada esta última en la síntesis de glóbulos rojos, por lo que ayuda a combatir la anemia. Una investigación demuestra que tomar marisco como ostras, almejas o mejillones con regularidad puede mejorar nuestro nivel de zinc y nuestra función inmunológica en general. Es importante alternar los distintos tipos de marisco para aprovechar todas sus ventajas.
Además de todos estos beneficios, un estudio publicado en British Medical Journal le suma otro: el marisco permite envejecer con buena salud. Tras evaluar más de 2.600 personas durante 23 años, los expertos concluyeron que las personas mayores que han consumido marisco de forma regular tienen, en promedio, un 24% menos de riesgo de envejecer mal, es decir, de sufrir una enfermedad crónica como trastornos cardiovasculares o deterioro cognitivo.
Tabla de calorías del marisco
Además de todos estos beneficios, y de su importante aporte en proteínas, vitaminas y minerales, si de algo presume el marisco es de su bajo contenido calórico y de grasas. El marisco contiene una concentración muy baja de lípidos (grasas) y carbohidratos (azúcares). Por tanto, son bajos en calorías, lo que los convierte en perfectos aliados en una alimentación equilibrada.
En líneas generales, los distintos tipos de mariscos aportan, por cada 100 gramos, un promedio de:
- Navajas: 60 kcal
- Ostras: 66 kcal
- Vieiras crudas: 82 kcal
- Cigala: 85 kcal
- Almejas: 77 kcal
- Berberechos: 83 kcal
- Langostinos: 90 kcal
- Langosta: 83 kcal
- Gambas: 94 kcal
- Mejillones: 72 kcal
Por tanto, por su interesante aporte de proteínas de fácil digestión y su bajo contenido en calorías, los mariscos pueden convertirse en un gran aliado si estamos intentando perder peso o simplemente si queremos mantenerlo, siempre y cuando apostemos por la variedad y el equilibrio.
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