Tests de COVID-19, ¿qué son y a quién van dirigidos?

Llevamos pocos días con la “nueva normalidad” y el fin de la desescalada y van sucediéndose casi a diario pequeños brotes de Covid-19 en distintos lugares de España. Entre las últimas medidas adoptadas, ya se han abierto las fronteras y se han establecido controles en los aeropuertos en fase de pruebas para evitar que entren en el país casos importados de coronavirus. Uno de los factores clave para abordar la propagación de esta enfermedad en todo el mundo son las pruebas. Lo reconocía Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado mes de marzo: “Pruebas, pruebas, pruebas”.

El mandatario se refería a testear a todas las personas sospechosas para cortar las cadenas de transmisión del virus. Con los tests no solo es posible identificar y aislar rápidamente las personas enfermas sino que permiten calcular las tasas precisas de infección y supervivencia, datos clave para poder establecer medidas de seguridad pública adecuadas. 

Tipos de test para detectar la Covid-19

Hay tres tipos de herramientas de diagnóstico, cada una de ellas con particularidades y aplicaciones distintas. 

El test PCR (Reacción de la Polimerasa en Cadena) 

Es la prueba que nos dice si alguien está contagiado en ese preciso momento con el coronavirus. A través de la recogida de una muestra de la garganta, la prueba muestra la presencia del agente patógeno durante un periodo concreto, que suele ser desde el momento en el que se infecta hasta que desarrolla inmunidad para luchar contra él.

Test de anticuerpos 

Puede mostrar si hemos estado previamente expuestos o infectados con el virus y si nuestro cuerpo ha creado anticuerpos en un intento de defenderse. Son los denominados ensayos serológicos, de los cuales hay dos tipos: ELISA o CLIA, que se realiza en el laboratorio tras extraer una muestra de sangre del paciente. 

Se trata de un test rápido, que se puede realizar en cualquier sitio por un profesional sanitario. Estas pruebas ayudan a recopilar datos sobre cómo el sistema inmunitario combate la Covid-19 en pacientes recuperados. En todos los casos la presencia del virus se determina a partir de la aparición de los síntomas, porque es muy difícil saber con certeza el día exacto de contagio.

Si hablamos de los límites de estas pruebas debemos hacer referencia a que, normalmente, la presencia del virus es detectable mientras existen síntomas clínicos y que la presencia de anticuerpos solo se produce al final del curso clínico y permanece, hasta lo que se sabe hasta ahora, durante varios meses. 

¿Hay un sistema más eficaz que otro? 

“Cada uno tiene características y aplicaciones diferentes, no hay mejores ni peores”, admite Belén Barreiro, Directora General de Eurofins Ingenasa, compañía española de biotecnología que, bajo la coordinación de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio) y junto con diez empresas más, afirman que tienen la capacidad de producir hasta 745.500 test PCR a la semana y 690.000 test de anticuerpos. 

Según un documento de posicionamiento sobre el diagnóstico de Covid-19 de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), el PCR sería la herramienta más útil para el diagnóstico y, por tanto, debe ser considerada como el procedimiento de elección y de referencia. 

El test PCR permite diagnosticar la enfermedad cuando hay síntomas compatibles; con un test rápido de detección de anticuerpos, un resultado negativo no podría descartar un positivo después porque todavía no ha habido tiempo a desarrollar la inmunidad (falsos negativos). 

¿Quién debería hacerse estas pruebas?

España ha realizado, desde el inicio de la pandemia, más de 3,4 millones de pruebas PCR, según datos del Gobierno español. Las comunidades autónomas, hasta el 25 de junio, aumentaron en un 5% su capacidad para efectuar este tipo de pruebas diagnósticas. Sobre la idoneidad o no de realizar test masivos a toda la población, no se ha demostrado que hacerlo ayude mucho.

Sobre todo teniendo en cuenta que, debido a las particularidades de algunos de ellos, se tendrían que realizar cada día para tener una fotografía real y actualizada (recordemos que el test PCR nos dice si la persona tiene la infección, y esto vale para un día, no para siempre). 

De echo, el Ministerio de Sanidad no recomienda la realización de cribados mediante PCR o técnicas serológicas “por las dificultades de interpretación de los resultados en personas asintomáticas y de bajo riesgo”. 

Más que hablar de test masivos tendría que hablarse de muestreo inteligente, de determinadas situaciones y siempre bajo la recomendación de las autoridades de salud pública. Esto permitiría conocer la situación de la epidemia y focalizar los esfuerzos en aquellas personas que están en primera línea con el virus.

Esto es, trabajadores sanitarios y de residencias de mayores, y en personas que presentan sintomatología o aquellas que han estado en contacto directo con otros positivos. El objetivo sería disminuir la cantidad de posibles asintomáticos que puedan contagiar, y esto no incluye hacer el test a todo el mundo. 

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