How to be demure and modest and respectful at the work place (en español: cómo ser recatada, modesta y respetuosa en el trabajo), es el título del vídeo con el que, a comienzos de agosto, Jools Lebron revolucionó las tendencias en TikTok. En el vídeo, la creadora de contenido daba —desde el interior de su coche y en un tono irónico y humorístico— consejos sobre cómo presentarse en el trabajo de una forma “demure”. “Si vas a la entrevista luciendo como Marge Simpson, no puedes aparecer en el trabajo como Patty y Selma. ¿Ves mi camiseta? [haciendo referencia a su escote], solo un poco de chichi (carne) fuera, nada de chocho”.
A partir de ese momento, y debido a la viralidad que adquirió, Lebron comenzó a subir vídeos sobre cómo ser demure en diferentes situaciones, desde moverse por un aeropuerto, salir de un avión o visitar un espectáculo drag. Creaba así un trend (como se denomina a la microtendencias de esta red social) al que se han ido sumando personalidades como Olivia Rodrigo, Lily Collins, Khloé Kardashian o numerosas creadoras de contenido de diferentes países, España incluido. Pero, ¿qué significa exactamente “demure” —un adjetivo que hasta hace poco estaba casi en desuso en inglés— y qué está ocurriendo con su viralización?
En castellano podríamos traducir actuar de una forma “demure… very mindful and modest” como ser recatada, hacer las cosas de forma consciente y modesta, es decir, sin llamar demasiado la atención. Todos estos atributos tienen una marca importante de género, ya que tradicionalmente el recato y la modestia han sido características propias de una feminidad aceptable. Para que una mujer fuera considerada una 'buena mujer', una 'señorita', debía comportarse de una forma determinada, siempre en un segundo plano, siendo correcta, pero sin llamar demasiado la atención.
En castellano podríamos traducir actuar de una forma 'demure… very mindful and modest' como ser recatada, hacer las cosas de forma consciente y modesta, es decir, sin llamar demasiado la atención
Si ponemos atención a la serie Gilmore Girls, hay un capítulo en el que Emily Gilmore, la madre de Lorelai y abuela de Rori (las protagonistas), utiliza este adjetivo para referirse a su nieta cuando esta pide una “club soda” —lo que en España conocemos como gaseosa— y su novio pide un whisky solo. Mientras que la bebida de él da signos de masculinidad, confianza y seguridad, la de ella es un signo de refinamiento, de ser modesta, de ser demure.
En los numerosos vídeos y artículos que están surgiendo en redes sociales en torno a este trend, hay algunas personas que están ironizando con qué significa para una mujer ser demure, como la tiktoker Lara Cros, que enseña en un vídeo la forma más demure de comer las patatas fritas. Esta es coger unas pocas patatas, echarlas en un cuenco de aperitivo y comerlas con tranquilidad, frente a la actitud poco demure —la que en realidad tenemos la mayoría— de comer las patatas de tres en tres directamente de la bolsa hasta prácticamente acabar con ellas.
Sin embargo, frente a este tipo de vídeos que cuestionan el recato asociado a la feminidad en clave de humor, hay quienes están manteniendo y reproduciendo el significado original del término. Por ejemplo, dentro del ámbito de la moda, demure se está considerando como una extensión de tendencias como el clean girl (chica limpia) o el quiet luxury (lujo silencioso), es decir, un tipo de estilismo que se aleja de la ostentación y busca ser minimalista, discreto, que no llame demasiado la atención, con escotes poco pronunciados y con una longitud adecuada de faldas y pantalones.
Frente a este tipo de vídeos que cuestionan el recato asociado a la feminidad en clave de humor, hay quienes están manteniendo y reproduciendo el significado original del término
La mayor parte de creadoras de contenido, medios y marcas que estos días están referenciando el término demure, ya sea a través del humor o desde esa mirada más tradicional, lo están haciendo desde un lugar hegemónico y de blanquitud, alineado con los cánones normativos en torno al cuerpo y la feminidad; y parecen estar obviando e ignorando —y aquí está el problema— el motivo del resurgimiento del término. Y este no es otro que Jools Lebron. Lebron es una mujer trans, racializada y gorda, rasgos que, bajo la mirada de la sociedad patriarcal y colonial en la que vivimos, nunca irían asociados a la idea de feminidad que está asociada a lo demure en su sentido más tradicional. Sin embargo, esto puede ser transgredido, y así lo ejemplifica Lebron.
En su ensayo Cuerpos que importan (publicado en España por Paidós), Judith Butler dice que “una ocupación o reterritorialización de un término que fue empleado para excluir a un sector de la población puede llegar a convertirse en un sitio de resistencia, en la posibilidad de una resignificación social y política capacitadora”. Es decir, cuando Lebron, una mujer trans, gorda y racializada, habla de una existencia demure, habla de una existencia que le han denegado por no ser considerada lo suficientemente mujer, lo suficientemente blanca y lo suficientemente delgada. Y, sin embargo, la hace suya, y con ella muestra que demure es una construcción que puede ser interpretada, subvertida, e, incluso, ridiculizada. A través de sus vídeos, por lo tanto, realiza un acto performativo que desafía las expectativas normativas sobre cómo debe verse y comportarse una mujer 'recatada', y muestra cómo ser demure no solo es una forma de autoexpresión, sino una declaración política que cuestiona la arbitrariedad y las limitaciones de esas normas.
Una ocupación o reterritorialización de un término que fue empleado para excluir a un sector de la población puede llegar a convertirse en un sitio de resistencia, en la posibilidad de una resignificación social y política capacitadora
Genealogía demure diva
En un vídeo en el que Lebron es preguntada por el origen de demure y el significado que ella le atribuye, alude a una genealogía queer de demure divas trans, entre las que menciona a Devin (Halval), Selyna (Brillare) o la artista Venus Xtravaganza, quien fue conocida a través del documental Paris is Burning (Jennie Livingston, 1990), y que fue estrenado solo dos años después de que esta fuera asesinada.
Venus Xtravaganza utilizó la feminidad como una forma de expresión y supervivencia en un entorno que le era hostil —se cree que fue asesinada por un cliente tránsfobo que descubrió que tenía genitales masculinos—, pero, al mismo tiempo, esa feminidad —denegada, pero escogida— y esa existencia demure le sirvieron de refugio dentro de las comunidades y familias alternativas que surgieron alrededor de la cultura ballroom de los años 80 en Estados Unidos, que unió a otrxs jóvenes afroestadounidenses y latinxs como ella.
Por lo tanto, para Lebron, demure no es solo una forma de ocupar un espacio legítimo y vivir una existencia trans bajo unos parámetros que la sociedad insiste en recordarle que no le pertenecen, sino que es “pensar en la gente que ha venido antes que tú, mientras tú allanas el camino para las personas que vendrán después de ti”. Esta es una de las principales ideas que subyacen en el pensamiento de Butler cuando analiza ese mismo documental en su ensayo y habla de la reivindicación del carácter colectivo del sujeto político. Lebron abraza el legado y la genealogía demure diva de mujeres trans como Venus Xtravaganza y traza nuevos lazos y caminos con muchas personas como ella que estos días la han conocido a través de las redes sociales.
Sin embargo, para respetar esta genealogía y este legado hay que (re)conocer su origen, y lo que estamos encontrando en muchas ocasiones son personas cishetero blancas reproduciendo el mensaje —como decía al inicio del artículo—, pero vaciándolo de todo contenido político. Lo verdaderamente demure y mindful sería dar crédito a las personas queer como Lebron sobre las resignificaciones del lenguaje que se están llevando a cabo desde las comunidades queer en los distintos territorios, así como entender su significado, en lugar de sumarnos a otro trend viral por imitación que mañana habremos olvidado.