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Opinión - ¿Misiles para qué? Por José Enrique de Ayala

Aguirre, la liberal

En todas las hagiografías con la que la prensa está despidiendo a Esperanza Aguirre estomaga especialmente el abuso de un adjetivo –“liberal”– para cantar las virtudes de la lideresa que se va. Liberal: partidario de la libertad individual y social en lo político y de la iniciativa privada en lo económico. Al hilo de esta definición, ¿cómo de liberal fue la “gestapillo”? ¿O el tamayazo? ¿O la gestión de Bankia? ¿O Fundescam? ¿Cómo de liberales fueron los contratos otorgados a los donantes de esta fundación del PP de Madrid –como Arturo Fernández, como Díaz Ferrán–, unos filántropos que recuperaron con creces su inversión tras pagar su campaña electoral?

¿Cómo de liberal es regar de publicidad institucional a la prensa para engrasar su lealtad? ¿Cómo de liberal es que la Comunidad de Madrid gaste en anuncios tres veces más que Cataluña? ¿Es acaso liberal, o es como para sospechar, invertir cantidades indecentes en anunciar cosas que todo el mundo ya conoce, como que del grifo sale agua o que en Madrid tenemos un suburbano fenomenal? ¿Es normal que el Metro de Madrid (vuela) invierta diez veces más en publicidad que el de Barcelona? ¿Es liberal, o es libertinaje, despilfarrar 4,5 millones de euros en campañas publicitarias de las que nada se supo, salvo que ese zurrón de pasta se pagó sin rechistar?

¿Cómo de liberal fue despedir a Germán Yanke tras esta entrevista? ¿Y contratar tiempo después a Hermann Terstch en su mismo lugar (con un sueldo que nadie ha querido nunca explicar)? ¿Cómo de liberal fue presionar al ABC hasta forzar el despido de José Antonio Zarzalejos? ¿Cómo de liberal es Telemadrid?

¿Cómo de liberal es trocear contratos públicos para evitar sacarlos a concurso? ¿Cómo de liberal fue la Gürtel, ese ingente escándalo de corrupción que en Valencia solo tenía una filial; que tuvo el epicentro en su propio Gobierno y en su propio partido: en el PP de Madrid?

¿Cómo de liberal es subvencionar los toros? ¿O la visita del Papa? ¿O los colegios religiosos sexistas? ¿O la película de Garci? ¿O la exposición de Pérez Reverte? ¿Es liberal perdonar impuestos a los ricos o es un expolio sin más?

En todas las hagiografías con la que la prensa está despidiendo a Esperanza Aguirre estomaga especialmente el abuso de un adjetivo –“liberal”– para cantar las virtudes de la lideresa que se va. Liberal: partidario de la libertad individual y social en lo político y de la iniciativa privada en lo económico. Al hilo de esta definición, ¿cómo de liberal fue la “gestapillo”? ¿O el tamayazo? ¿O la gestión de Bankia? ¿O Fundescam? ¿Cómo de liberales fueron los contratos otorgados a los donantes de esta fundación del PP de Madrid –como Arturo Fernández, como Díaz Ferrán–, unos filántropos que recuperaron con creces su inversión tras pagar su campaña electoral?

¿Cómo de liberal es regar de publicidad institucional a la prensa para engrasar su lealtad? ¿Cómo de liberal es que la Comunidad de Madrid gaste en anuncios tres veces más que Cataluña? ¿Es acaso liberal, o es como para sospechar, invertir cantidades indecentes en anunciar cosas que todo el mundo ya conoce, como que del grifo sale agua o que en Madrid tenemos un suburbano fenomenal? ¿Es normal que el Metro de Madrid (vuela) invierta diez veces más en publicidad que el de Barcelona? ¿Es liberal, o es libertinaje, despilfarrar 4,5 millones de euros en campañas publicitarias de las que nada se supo, salvo que ese zurrón de pasta se pagó sin rechistar?