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Un año de Rajoy en cinco claves

¿Los mayores hitos en este primer año de mandato? Al menos cinco imposibles que Rajoy ha hecho viables.

1. La palabra. No cumplir ni una sola de sus promesas electorales, pero ni una. Rajoy y su equipo no solo mintieron sobre la subida del IVA, del IRPF o de las tasas judiciales; sobre la amnistía fiscal, el rescate a la banca, el abaratamiento del despido, los sueldos de los funcionarios o el copago; sobre los recortes en pensiones, en sanidad o educación... Es que ni siquiera dijeron la verdad con sus compromisos más triviales, como no quejarse de la “herencia recibida”, aprobar una ley de Transparencia y una ley de Emprendedores en los primeros tres meses de Gobierno o permitir a los autónomos no pagar el IVA hasta que lo hayan cobrado. “Voy a ser un presidente previsible”, prometió también el presidente. Pues ni eso. Ha sido incapaz de cumplir su palabra con apenas dos días de distancia entre prometer una cosa y hacer justamente la contraria. Donde dije Rajoy digo Mariano. Tal vez lo previsible era esto.

2. El diálogo. Llegar a La Moncloa defendiendo en su discurso de investidura que iba a gobernar “desde el diálogo y la trasparencia”, que iba “decir siempre la verdad, aunque duela”, que iba a liderar el país “con un diálogo abierto a todos”, y después batir el récord nacional de decretos leyes de la democracia (28 en un año), el récord de permanencia de un presidente sin pisar el pleno del Congreso (tres semanas) o el de opacidad parlamentaria. En el colmo de los colmos, el rescate financiero español se ha discutido en el Bundestag alemán, pero aún está por debatir en el infrautilizado Congreso de los Diputados.

3. El consenso. Poner de acuerdo a todas las organizaciones de la educación –incluso a las asociaciones de padres y madres– en contra de los recortes. Movilizar a los médicos y a sus organizaciones, también en contra. Unir por primera vez en la historia a todos los rectores en una decisión: plantar al ministro Wert. Conseguir que absolutamente todas las organizaciones de jueces y fiscales –las de izquierda, las de centro, las de derecha y hasta las del Opus– se pongan a escribir manifiestos conjuntos en contra del ministro Gallardón, del Gobierno y de sus ocurrencias. Que hasta el mismísimo fiscal general del Estado, al que nombró, critique las tasas judiciales. Lograr, en resumen, que organizaciones y personalidades enemistadas durante décadas de roces y rivalidades al fin estén de acuerdo en algo: un insólito consenso, en su contra.

4. La patria. Tener muchos números del bombo para pasar a la historia como Mariano Rajoy, último de España y primero de Alemania: como el posible último presidente de una España unida, como el probable primer presidente de un país con la soberanía rendida a la troika. Que tal naufragio nacional esté sucediendo con un líder conservador que hacía vídeos gonzo por el día del orgullo patrio tiene su especial sarcasmo. Sería divertido de no ser trágico.

5. El futuro. Que con este primer año triunfal, que a pesar de lo alto que el presidente ha dejado el listón del desengaño, sea una repetida obviedad decir que el 2013 será incluso peor que estos tristes doce meses que dejamos. Perded toda esperanza. Bienvenidos al segundo año Mariano.

¿Los mayores hitos en este primer año de mandato? Al menos cinco imposibles que Rajoy ha hecho viables.