Dos policías fueron ayer expedientados y suspendidos de empleo y sueldo porque, en España, el que la hace la paga. ¿Por las cargas en el andén Atocha? ¿Por no mostrar su número de identificación? ¿Por abuso de poder y uso desproporcionado de la fuerza contra ciudadanos pacíficos? No. Por grabar un vídeo de humor al volante parodiando a un trío de pop ruso.
Tendría su gracia, de no ser por lo que nos jugamos.
Una semana después, el Ministerio del Interior ha tenido a bien investigar qué pasó para que la Policía cargase contra ciudadanos indefensos que esperaban el tren en la estación de Atocha. Los hechos son conocidos, los vídeos son bastante claros. Los antidisturbios dispararon salvas dentro de la estación, golpearon a viajeros en los andenes y amenazaron a la prensa. Los manifestantes violentos –que los hubo– ni siquiera estaban allí. Solo hubo un detenido, y fue fuera de la estación.
No tengo grandes esperanzas puestas en esta “investigación interna” que Interior ya ha rebajado a la categoría de “rutinaria”. Después de que el ministro Jorge Fernández felicitase a los antidisturbios por realizar “extraordinariamente bien” su trabajo, después de condecorar con una medalla pensionada –es decir, con sueldo de por vida– al máximo responsable de estas cargas, es improbable que esta investigación saque algo en claro. Como de costumbre.
Incluso en el hipotético caso de que se llegase a juicio y algún policía resultase condenado, lo más probable es que tampoco pasase nada. El Gobierno –antes del PSOE, ahora del PP– suele indultar a muchos de los policías condenados por torturas o abusos con los detenidos. Así lo hizo Rajoy en febrero con cinco mossos torturadores con sentencia en firme. Así lo firmó también Zapatero en 2011, con otros tres mossos condenados por dar una paliza a un ciudadano. Así lo hicieron también Aznar, Felipe y Suárez durante los últimos treinta años con decenas de policías y guardias civiles, condenados en firme por torturas en el País Vasco. Obviamente, la culpa no es la policía en su conjunto. De verdad creo que la mayoría son buenos profesionales con vocación de servir al ciudadano. Pero sus jefes, los políticos, rara vez han actuado con contundencia ante los abusos policiales: al contrario, con su comportamiento los han tolerado.
Si en España la tortura se perdona, los condenados rara vez pisan la cárcel e incluso vuelven a vestir el uniforme, ¿qué tiene que hacer un policía para que sea sancionado?
Al parecer, grabar un videoclip al volante.
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P.D. Dice el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa, que están “estudiando desde el inicio de la legislatura la posibilidad de estudiar (sic) alguna fórmula” para identificar a los antidisturbios. Le recomiendo algo: que estudie menos y que copie lo que hacen en Alemania. No parece tan complicado.
Dos policías fueron ayer expedientados y suspendidos de empleo y sueldo porque, en España, el que la hace la paga. ¿Por las cargas en el andén Atocha? ¿Por no mostrar su número de identificación? ¿Por abuso de poder y uso desproporcionado de la fuerza contra ciudadanos pacíficos? No. Por grabar un vídeo de humor al volante parodiando a un trío de pop ruso.
Tendría su gracia, de no ser por lo que nos jugamos.