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La cloaca policial no fue la única herramienta que el PP usó para callar a Bárcenas

Luis Bárcenas en la comisión del Congreso de los diputados sobre la financiación ilegal del PP, en 2017
10 de septiembre de 2020 23:41 h

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1. Así en el cielo como en la tierra. En la Justicia y en la cloaca policial. El Partido Popular empleó todo el poder de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy para intentar tapar su presunta corrupción. Estaban dispuestos a todo. A cualquier cosa. Aunque los datos que esta semana estamos conociendo del espionaje a Bárcenas cuentan una parte de la historia: lo que hicieron en el Ministerio Interior. Fue muy grave. No fue lo único que pasó.

2. La 'operación kitchen' –el espionaje a Bárcenas pagado con fondos reservados– tenía un objetivo principal: buscar armas para una negociación. El tesorero del PP sabía demasiado. Tenía demasiadas pruebas. Podía haber hundido al partido y a sus principales dirigentes, empezando por el presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Hizo lo que todos los corruptos hacen en esta situación: o me salváis, o conmigo caeréis los demás. 

3. Cuando la justicia encontró su cuenta oculta en Suiza, Luis Bárcenas se sintió abandonado por los suyos. Por eso inició esa presión sobre el PP y sobre Mariano Rajoy. El espionaje a Bárcenas –según explica el número dos de Interior, Francisco Martínez–, arrancó el 13 de julio de 2013: unas horas antes de que El Mundo publicase los SMS de Mariano Rajoy en apoyo de su tesorero. Ese famoso “Luis, sé fuerte” dejó claro en Génova que Bárcenas estaba fuera de control. Fue justo en ese momento cuando Martínez recibió “instrucciones muy concretas”, según su propia versión, para robar toda la documentación que Bárcenas guardaba contra el PP.

4. El espionaje a Bárcenas tenía una doble misión. Por un lado, encontrar puntos débiles del tesorero: información perjudicial para él que el PP pudiese usar en una negociación. Por el otro, encontrar las bombas de Bárcenas. Especialmente un disco duro donde el tesorero guardaba las pruebas más comprometidas contra la cúpula del PP. 

5. La 'operación kitchen' triunfó: el chófer de Bárcenas al que pagaban con fondos reservados logró robar ese disco duro, unos datos que tenían “muertos de miedo” a varios dirigentes del PP. Ese disco duro desapareció. La cloaca se hizo con él, y jamás lo llevó al juzgado. No se sabe dónde está.

6. ¿Qué había en ese disco duro? Villarejo lo explica con claridad: “Todas las grabaciones entre Bárcenas y el puto Rajoy hablando de toda la mierda”. Son unos audios que la cloaca ocultó y que aún no han visto la luz.

7. No fue el único éxito del espionaje a Bárcenas. También lograron algo de mucho valor para la negociación: información sobre otra parte del patrimonio oculto de Luis Bárcenas, escondido presuntamente “en las Antillas Neerlandesas y en Cracovia”. Unos datos muy comprometidos para Bárcenas, pero que los policías que le espiaban tampoco contaron al juzgado.

8. La 'operación kitchen' logró todos sus objetivos. Y por eso el chófer de Bárcenas, que era quien le espiaba, recibió su recompensa: un puesto en la Policía Nacional, donde aún sigue (además del dinero que cobró). Y probablemente por eso Luis Bárcenas acabó dando su brazo a torcer. 

9. “Si hablas, tu mujer irá a prisión”, le transmitió a Bárcenas un abogado cercano al PP en uno de los muchos momentos de máxima tensión. Una presión que al final funcionó. El tesorero cerró la boca y dejó de dar problemas a la cúpula del PP. No sabemos a cambio de qué ni por qué motivos concretos, pero es un hecho que Bárcenas se calló. La prueba más evidente de este giro llegó en septiembre de 2016: Luis Bárcenas cambió de abogado y retiró la acusación contra el PP por la destrucción de sus discos duros. Desde entonces, Bárcenas no ha vuelto a molestar a M. Rajoy.

10. Luis fue fuerte y el PP también hizo lo que pudo. En la Audiencia Nacional, a pesar de las presiones, la sentencia de la Gürtel condenó al tesorero a 33 años de prisión. También condenó a la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, a 15 años de cárcel. A pesar de esa sentencia, ella aún sigue en libertad.

11. “Si la mujer de Bárcenas entra en prisión se nos abre el suelo bajo los pies”, decían en aquel momento en el PP. Al rescate llegó el Consejo General del Poder Judicial; el mismo órgano que hoy sigue en funciones y que se nombró durante la mayoría absoluta de Mariano Rajoy. En una medida bastante cuestionable, el Consejo General del Poder Judicial decidió apartar a uno de los principales jueces de la Gürtel, José Ricardo de Prada, de la decisión que más preocupaba al PP: si la mujer de Bárcenas entraría en prisión tras la condena de la Audiencia Nacional o si podía esperar en libertad hasta que la sentencia fuera firme en el Tribunal Supremo.

12. Milagros del Poder Judicial, siempre tan fino. José Ricardo de Prada fue apartado de la decisión sobre la entrada de prisión de los condenados por la Gürtel. Fue una medida controvertida que logró el voto de calidad de Carlos Lesmes, el presidente del CGPJ nombrado por Mariano Rajoy –antes había sido alto cargo en el Gobierno de Aznar–. Y a pesar de que la Fiscalía pedía que la mujer de Bárcenas (15 años de condena, insisto) empezase a cumplir la sentencia de forma inmediata, el nuevo tribunal conformado por el veto a De Prada decidió que mejor no. Rosalía Iglesias quedó en libertad bajo fianza. Así sigue aún. 

13. La última palabra sobre la Gürtel, como en todos los casos de corrupción, la tendrá la Sala Segunda del Tribunal Supremo Español. Y esto explica muchas cosas. Tantas cosas. La más obvia: el interés del Partido Popular por controlar el Supremo y por no renovar el Consejo General del Poder Judicial. Quieren que sea el CGPJ que nombró Mariano Rajoy, con el mandato caducado, quien escoja a los tres nuevos jueces que irán al Supremo a la Sala de lo Penal. Si nada cambia pronto, en cuestión de semanas los van a nombrar.

14. Entre los candidatos al Supremo que la derecha quiere aupar está Concepción Espejel, la gran amiga de María Dolores de Cospedal (la misma política a la que Anticorrupción quiere imputar por el espionaje a Bárcenas). Y Ángel Hurtado: el único juez del tribunal de la Gürtel que pidió la absolución del PP en un voto particular. 

15. Hurtado también fue uno de los jueces que decidió que la mujer de Bárcenas no entrase en prisión. Qué casualidad.

16. Porque las presiones y el abuso del poder del PP para protegerse de los escándalos de corrupción no se limitaron a la cloaca policial. Fue un circo de dos pistas, y la más importante es y sigue siendo la judicial.

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