Mariano Rajoy: “Conocimos la existencia de 22 millones de euros en una cuenta particular de un banco suizo. No tiene nada que ver con el Partido Popular, pero se atribuyoÌ intencionadamente al Partido Popular. ¿Por queÌ?”
Yo le respondo, presidente. Los 22 millones de euros estaban en una cuenta en Suiza que operaba Luis Bárcenas: un hombre que durante casi veinte años trabajó en la administración del Partido Popular, primero como gerente y después como tesorero. La cifra hallada es obscena: un trabajador con el salario medio en España tardaría en cobrar esa cantidad 975 años. Y el dueño de tamaño botín era el primer responsable de la contabilidad de su partido.
Fue usted, señor Rajoy, quien le ascendió hasta un puesto que compatibilizó con esa millonaria cuenta en Suiza. Era su hombre de máxima confianza y aún no nos ha explicado por qué le nombró. ¿De verdad es un asunto que no tiene nada que ver con el PP? ¿Por qué razón entonces no hay en su contundente discurso siquiera una leve crítica a Luis Bárcenas? ¿Por qué en lugar de ofenderse porque la prensa relacione al extesorero del PP con el PP –mira que somos maldicentes– no ofrece al menos unas disculpas a los ciudadanos por haber nombrado a Bárcenas para ese puesto? ¿Es que acaso no entiende la indignación popular de tantos ciudadanos que han descubierto que el primer beneficado de su amnistía fiscal es, precisamente, el hombre que le llevaba las cuentas a su partido?
“Repito aquiÌ lo que os dije el otro diÌa, el Partido Popular ni tiene ni ha tenido cuentas en un paiÌs extranjero. Y nunca ha dado oÌrdenes de abrir cuentas en un paiÌs extranjero.”
Es falso. El Partido Popular tuvo durante varios años una cuenta en Luxemburgo a nombre de una de sus fundaciones.
“Nunca he recibido dinero negro, ni en este partido, ni en ninguna parte.”
¿Y dinero blanco en las fechas que aparecen en esa supuesta contabilidad de Luis Bárcenas? ¿Cobró usted, señor presidente, dinero del Partido Popular durante sus años en el Gobierno de José María Aznar? Le pregunto – siempre retóricamente, ya que no es posible hacerlo en rueda de prensa– porque aunque no fuese en negro, aunque lo hubiese declarado, habría sido ilegal: la ley de incompatibilidades prohíbe expresamente a cualquier miembro del Gobierno tener otras remuneraciones.
Irónicamente era usted, entonces ministro de Administraciones Públicas, quien debía vigilar para que nadie del Gobierno cobrase sobresueldos.
“Quiero recordaros tambieÌn que cuando este partido ha detectado alguna irregularidad, ha actuado, y lo ha hecho con un alto nivel de exigencia que nadie ha igualado. Y esto es un motivo de tranquilidad para todos.”
Yo le recuerdo a usted, señor presidente, algunos ejemplos de su inigualable contundencia ante las “irregularidades”. Luis Bárcenas: un imputado por corrupción que tuvo despacho, secretaria y chófer en Génova 13 hasta hace tres telediarios. Ana Mato: a la que la Policía acusa de aceptar varias decenas de miles de euros de la Gürtel en regalos y que se sienta en su Consejo de Ministros. Su exmarido, Jesús Sepúlveda: imputado por corrupción y que aún trabaja en el PP. El grupo Gúrtel en las Cortes Valencianas: esos diez diputados autonómicos del PP que siguen sentaditos en el escaño. Carlos Fabra: imputado por varios casos de corrupción al que usted piropeó como un “político ejemplar”...
“La sombra de la sombra de un indicio manipulado no puede servir para que cualquier espanÌol pierda la presuncioÌn de inocencia”
Lo que está sobre la mesa no es una “sombra de la sombra de un indicio manipulado”: son unos documentos veraces. Nada menos que la supuesta contabilidad B de su partido, escrita de su puño y letra –según confirman incluso desde el PP– por la persona a la que usted mismo nombró como tesorero del partido.
Esta “sombra de la sombra de un indicio”, como usted denomina a lo que otros llamaríamos simplementes “pruebas”, es verosímil. Los papeles están corroborados por varios estudios caligráficos. Algunas de sus anotaciones coinciden con otros documentos judiciales de la contabilidad negra de la Gürtel y del PP de Galicia. Incluso hay dirigentes de su partido que admiten las fechas y algunas de las cantidades como operaciones reales.
Lo de la “sompra de la sombra” habría valido cuando toda la acusación se basaba en lo que decían esas cinco fuentes anónimas que citaba el diario El Mundo cuando publicó por primera vez esta noticia. Pero ahora estamos ante serias evidencias documentales que no son sombras: que están a plena luz del día, a la vista de todos los ciudadanos. Ya no vale con decir que todos mienten, incluidos nuestros propios ojos.
Las frases son de Mariano Rajoy y salen de su dircurso de este sábado.