Entre las numerosas razones que explican nuestra pavorosa situación social, económica y política, hay una que sobresale sobre las demás: la falta de responsabilidad. La culpa, tan católica ella, aquí se perdona con facilidad o simplemente se olvida. Ni siquiera se reclama. En Alemania, ser sospechoso de plagiar una tesis doctoral es motivo suficiente como para dimitir. En España, estar imputado por robar fondos a enfermos de SIDA y niños violados no es lo bastante grave como para entregar el acta de diputado.
Por seguir con la comparación, ¿se imaginan que pasaría en Alemania si se descubriese que la actual responsable de elaborar los Presupuestos Generales del Estado falseó las cuentas públicas en su anterior trabajo, en un land alemán? Pues eso mismo ha pasado en España con Marta Fernández Currás, la secretaria de Estado de Presupuestos. Ahora trabaja con Cristóbal Montoro, antes lo hizo como consejera de Hacienda de Alberto Núñez Feijóo. Y allí, en Galicia, desplazó de forma irregular 411 millones de euros en facturas para que su señorito pudiese presumir en 2010 de cumplir con el déficit cuando no era verdad. Así lo ha dejado en evidencia un informe oficial del Consello de Contas sin que Fernández Currás ni mucho menos Feijóo hayan asumido alguna responsabilidad.
Pero lo peor no es que nadie dimita, sino que nadie lo exija. No creo que la diferencia entre Alemania y España esté en la ausencia de una moral individual, sino en la falta de una presión social que evite la impunidad. Siguiendo con Galicia, el mismo informe del Consello de Contas ha desvelado cómo se repartió ese año el dinero público entre la prensa gallega. Fueron 15 millones de euros y solo una pequeña fracción se entregó de forma transparente. La mayor parte de ese dinero se adjudicó según criterios que inducen a pensar mal (para acertar).
¿Puede una prensa subvencionada servir de contrapoder? No sé en Alemania. En España, seguro que no.
Entre las numerosas razones que explican nuestra pavorosa situación social, económica y política, hay una que sobresale sobre las demás: la falta de responsabilidad. La culpa, tan católica ella, aquí se perdona con facilidad o simplemente se olvida. Ni siquiera se reclama. En Alemania, ser sospechoso de plagiar una tesis doctoral es motivo suficiente como para dimitir. En España, estar imputado por robar fondos a enfermos de SIDA y niños violados no es lo bastante grave como para entregar el acta de diputado.
Por seguir con la comparación, ¿se imaginan que pasaría en Alemania si se descubriese que la actual responsable de elaborar los Presupuestos Generales del Estado falseó las cuentas públicas en su anterior trabajo, en un land alemán? Pues eso mismo ha pasado en España con Marta Fernández Currás, la secretaria de Estado de Presupuestos. Ahora trabaja con Cristóbal Montoro, antes lo hizo como consejera de Hacienda de Alberto Núñez Feijóo. Y allí, en Galicia, desplazó de forma irregular 411 millones de euros en facturas para que su señorito pudiese presumir en 2010 de cumplir con el déficit cuando no era verdad. Así lo ha dejado en evidencia un informe oficial del Consello de Contas sin que Fernández Currás ni mucho menos Feijóo hayan asumido alguna responsabilidad.