Usemos bien el diccionario. Más que españolizar, de lo que habló el ministro Wert si atendemos al contexto fue de españolear. Según la RAE: “Hacer propaganda exagerada de España”. Solo así, desde la propaganda (“acción o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos”) se pueden entender unas declaraciones tan oportunistas como al mismo tiempo torpes e irresponsables.
Oportunistas, porque españolear sale rentable en algunas urnas, donde rinde mucho este enfrentamiento tan crispante.
Torpes, porque si hay que “españolizar” a Cataluña, ¿es que acaso Cataluña no es España?
Y sobre todo irresponsables, porque el PP debería saber ya, a estas alturas del cuento, que el primer beneficiado de estos toques de corneta es precisamente ese independentismo al que se supone que estos patriotas combaten. Enhorabuena, señor Wert: ha hecho usted el mejor lema de campaña a CIU y a Esquerra Republicana.
El Ministerio de Educación –que no el de Propaganda– no está para españolear a nadie. ¿Cómo es posible que el mismo ministro que se cargó con mentiras la Educación para la Ciudadanía por “adoctrinante” pretenda recuperar en las escuelas la formación del espíritu nacional? ¿Qué clase de broma es ésta?
Usemos bien el diccionario. Más que españolizar, de lo que habló el ministro Wert si atendemos al contexto fue de españolear. Según la RAE: “Hacer propaganda exagerada de España”. Solo así, desde la propaganda (“acción o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos”) se pueden entender unas declaraciones tan oportunistas como al mismo tiempo torpes e irresponsables.
Oportunistas, porque españolear sale rentable en algunas urnas, donde rinde mucho este enfrentamiento tan crispante.