Solo hay un ganador entre los principales líderes españoles. Solo uno y se llama Mariano Rajoy Brey, que ha demostrado otra vez que “la vida es resistir”, como le decía por SMS a la mujer de Luis Bárcenas. Rajoy ha resistido. Es el gran ganador de la noche electoral más sorprendente de toda la historia democrática: aquella donde toda las encuestas se han estrellado.
El PP mejora ampliamente sus resultados tanto en votos como escaños. Crece a costa de Ciudadanos y de la abstención de todos demás. No solo queda primero con gran distancia sobre los demás sino que, con Ciudadanos, supera en votos y en escaños a la suma de PSOE y Unidos Podemos. No parece que quede otro gobierno posible que no pase por el PP y parece también probable que Mariano Rajoy podrá resistir como presidente, simplemente porque no hay otro candidato alternativo. No hay gobierno posible para ese acuerdo que proponía Podemos con el PSOE y el apoyo o la abstención de los nacionalistas, ni parece viable ese gobierno transversal entre PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos que naufragó hace tres meses y que hoy es aún más díficil por los vetos mutuos.
El PSOE resiste el golpe y pasa el trago muy por encima de las expectativas, a pesar de que es derrotado hasta en Andalucía. Mejora mínimamente el porcentaje de votos del 20D –que no la cifra absoluta–, pero retrocede otros cinco escaños en el peor resultado de su historia, un nuevo récord. Sigue siendo la llave para cualquier investidura, pero está por ver que tenga la fuerza suficiente como para sacar a Mariano Rajoy de La Moncloa. Solo logra una victoria no menor: mantenerse como segunda fuerza política y evitar el sorpasso que daban por segura todas las encuestas. Un sorpasso que ha fracasado en la estrategia y en la táctica, y que deja al PP en el poder, más fuerte de lo que estaba hace tres meses.
Unidos Podemos mantiene los escaños que ya tenía, pero pierde uno de cada cinco votos: más de un millón en total. 71 escaños son un resultado excepcional para una coalición liderada por un partido con apenas dos años de historia, pero pésimo frente a las expectativas y frente a sus propios votos de diciembre por separado. La misma ley electoral que antes penalizó a IU hoy sirve para salvar los muebles y los escaños.
El rechazo que provoca entre gran parte de los electores las maneras de Pablo Iglesias –un líder peor valorado que sus siglas, según las encuestas– ha pasado factura. La táctica del poli bueno y el poli malo funcionan mejor cuando ambos papeles no los interpreta la misma persona; el traje de moderación de Iglesias durante la campaña no ha bastado para hacer olvidar sus modos más agresivos de estos anteriores meses. También han influido mucho las fallidas encuestas, que, en su error, han podido condicionar el resultado. Todos estos factores han consolidado el voto útil al PP entre los sectores conservadores que temían a Unidos Podemos y también han servido para movilizar a una parte del votante socialista que el 20D votó a Podemos y que ahora ha preferido salvar al PSOE del desastre histórico que para este partido habría supuesto el sorpasso.
El PP seguirá en el Gobierno y muy probablemente Mariano Rajoy aguantará en La Moncloa. El presidente del Gobierno tendrá que lidiar con el parlamento más difícil de la historia y sin duda se llevará revolcones parlamentarios cada día.
El PP gobernará porque no hay alternativa de Gobierno, pero tendrá en frente a una mayoría incapaz de entenderse entre sí –PSOE, Unidos Podemos, Ciudadanos y nacionalistas– pero opuesta a la manera de Rajoy de entender la política. Con otro presidente, esa minoría parlamentaria dejaría una vida política más rica y plural. Con Rajoy, muy probablemente nos espera un gobierno a base de decretos leyes.
En cuanto a Ciudadanos, pagan el pato de la ley electoral, de la llamada al voto útil del PP y de su pacto con el PSOE, que no gustó a esa gran parte de sus votantes que vienen de la derecha. Pierden, tal vez para siempre, la oportunidad histórica de construir una alternativa para el PP de la corrupción; a medio plazo probablemente corran la misma fortuna que el CDS o que UPyD. Tampoco tendrán mucho margen de maniobra en la inevitable negociación que abordarán con el PP. A Rajoy ese acuerdo no le saldrá gratis, pero parece dudoso que Ciudadanos, con 32 escaños, tenga capacidad para sacar del PP grandes cesiones.
“No ha sido esta, como sabéis, una etapa fácil, dicho de otra forma, ha sido una etapa muy difícil”, dice el ganador de la noche en una intervención caótica y trastabillada que ha dado vergüenza ajena. Es un fracaso colectivo: el fracaso de la izquierda, incapaz de ponerse de acuerdo hace tres meses y que ahora deja a este PP en La Moncloa.
Solo hay un ganador entre los principales líderes españoles. Solo uno y se llama Mariano Rajoy Brey, que ha demostrado otra vez que “la vida es resistir”, como le decía por SMS a la mujer de Luis Bárcenas. Rajoy ha resistido. Es el gran ganador de la noche electoral más sorprendente de toda la historia democrática: aquella donde toda las encuestas se han estrellado.
El PP mejora ampliamente sus resultados tanto en votos como escaños. Crece a costa de Ciudadanos y de la abstención de todos demás. No solo queda primero con gran distancia sobre los demás sino que, con Ciudadanos, supera en votos y en escaños a la suma de PSOE y Unidos Podemos. No parece que quede otro gobierno posible que no pase por el PP y parece también probable que Mariano Rajoy podrá resistir como presidente, simplemente porque no hay otro candidato alternativo. No hay gobierno posible para ese acuerdo que proponía Podemos con el PSOE y el apoyo o la abstención de los nacionalistas, ni parece viable ese gobierno transversal entre PSOE, Ciudadanos y Unidos Podemos que naufragó hace tres meses y que hoy es aún más díficil por los vetos mutuos.